El número de protestas contra el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en países del Sur en desarrollo aumentó mucho el año pasado, indicó en un estudio el Movimiento Mundial por el Desarrollo (WDM, por sus siglas en inglés).
Esa organización no gubernamental presentó el informe el viernes, en la víspera de la reunión de primavera (boreal) en Washington de ambas instituciones financieras internacionales.
Setenta y seis personas murieron y cientos fueron heridas por policías antidisturbios que reprimieron 18 de 77 grandes manifestaciones en 23 países pobres en 2001, organizadas contra el impacto económico y político de las pautas fijadas por el FMI y el Banco Mundial.
En 10 meses de 2000, hubo 50 actos de repudio en 13 países según el estudio, titulado Estados de conflicto: Resistencia a las políticas del FMI y el Banco Mundial en los países pobres en 2001.
Las políticas impulsadas por ambas instituciones, antes llamadas programas de ajuste estructural, han sido rebautizadas con el nombre de políticas de reducción de la pobreza y barnizadas con la retórica del desarrollo, pero su contenido no cambió, afirmó el WDM.
En Argentina, decenas de miles de trabajadores salieron a las calles para protestar contra la demanda del FMI de un recorte de 13 por ciento del gasto público, incluyendo salarios, a cambio de asistencia de 21.000 millones de dólares.
Ecuador fue escenario de actos masivos contra medidas de austeridad acordadas entre el gobierno y el FMI, entre ellas un aumento de 60 por ciento del precio del gas. Un adolescente de 14 años fue una de las víctimas mortales de la acción policial.
El estudio cita también el caso de Turquía, donde miles marcharon en rechazo de planes de reestructuración económica y privatización aconsejados por el FMI.
En todos los países, los organizadores de protestas sostuvieron que los programas del Fondo y el Banco socavan a los gobiernos con un talle único de modelo de desarrollo económico, indicó el investigador de WDM y autor del informe, Mark Ellis-Jones.
El FMI asegura que reducir la pobreza es el centro de sus políticas, pero debemos preguntarnos hasta dónde llega su compromiso cuando sus peores críticos son los pobres del mundo, o sea los más cercanos al efecto de esas políticas, destacó.
Alrededor de un tercio de las protestas de 2001 se dirigieron en forma específica contra el Banco Mundial y el FMI. En el resto de los casos, los actos de repudio tuvieron como blanco instituciones nacionales responsables de aplicar planes acordados con esos organismos.
Los manifestantes no fueron sólo pobres, sino también integrantes de las clases medias, maestros, funcionarios públicos, sacerdotes, doctores, sindicalistas y pequeños empresarios, apuntó.
Estos sectores no aceptan las privatización y la liberalización de mercados, que producen pérdida de empleo y problemas sociales, según el WDM.
Muchos gobiernos, enfrentados a la opción de adoptar políticas inapropiadas para sus países o arriesgarse al aislamiento económico internacional, eligen al FMI dejando atrás a su pueblo, alegó.
Los planes de promoción del desarrollo económico y reducción de la pobreza en las economías frágiles y emergentes de los países en desarrollo fracasan y conducen al estancamiento económico, que se hace sentir en todo el espectro social, añadió. (FIN/IPS/tra- en/ss/aa/lp-mp/dv if/02