La gobernabilidad, la política y la equidad muestran un progresivo deterioro en América Latina y el Caribe, mientras se acentúa la brecha tecnológica dentro de los países de la región, advirtieron 10 ex presidentes y otras personalidades reunidos en la capital de Chile.
La pérdida de dinamismo de la economía empeora las condiciones de vida de la población y afecta a la democracia, en tanto la desigual distribución del ingreso se agudiza en el mundo global, señala la Declaración de Santiago, firmada por los ex gobernantes en la noche de este martes, al término de dos días de reunión.
En el ámbito de la globalización será imposible avanzar en el desarrollo social si los objetivos sociales no se ponen en el centro de la política económica, subrayó el secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Antonio Ocampo, anfitrión de la cita.
Este fue el Segundo Encuentro de ex Presidentes Latinoamericanos, que se concentró en La agenda social en la globalización. El primero, Un encuentro con vocación de futuro, se celebró en marzo de 2001 en Cartagena de Indias, Colombia, y tuvo como eje el problema de la gobernabilidad.
La tercera cita de ex mandatarios está programada para 2003 en México.
En la reunión de Santiago participaron los ex presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle, de Chile, Ernesto Samper, de Colombia, Rodrigo Borja, de Ecuador, Armando Calderón Sol, de El Salvador, y Miguel de la Madrid, de México.
También asistieron Carlos Roberto Reina, de Honduras, Ernesto Pérez Valladares, de Panamá, Leonel Fernández, de República Dominicana, y Luis Alberto Lacalle, de Uruguay, así como Carlos Lemos, ex vicepresidente colombiano.
Las entidades organizadoras de esta reunión fueron, además de Cepal, la Corporación Andina de Fomento y la Fundación Ortega y Gasset de España, representadas por sus presidentes, Enrique García y Antonio Garrigues, respectivamente.
En América Latina, 170 millones de personas viven solo con dos dólares al día, y por lo tanto es prioritario mejorar la distribución del ingreso, dijo el presidente chileno Ricardo Lagos, quien inauguró el encuentro el lunes.
Lagos impugnó soluciones basadas en fórmulas populistas y postuló que es esencial definir las políticas públicas a partir de los derechos de los ciudadanos, que por definición son todos iguales, en lugar de hacerlo a partir de los consumidores.
Si definimos una sociedad a partir de los consumidores tendemos a reproducir los niveles de desigualdad que tenemos en el mercado, sentenció el líder socialista chileno.
La reunión en Santiago fue una suerte de preámbulo del 29 periodo de sesiones de Cepal, que se realizará del 6 al 10 de mayo en Brasilia, y en el cual la agencia regional de la Organización de las Naciones Unidas presentará como eje de las deliberaciones el informe titulado Globalización y desarrollo.
Sobre la base de ese texto, Ocampo señaló a los ex presidentes que la reciente fase de globalización ha vuelto más evidentes los rezagos sociales que persisten en la región, en particular en lo que respecta a educación, empleo y protección social.
El secretario ejecutivo de Cepal reiteró que la educación es el eje del presente y el futuro para corregir nuevos desafíos que profundizan las desigualdades, como la volatilidad de las relaciones laborales a causa de los cambios tecnológicos.
Sin embargo, el acceso a la educación muestra (en América Latina y el Caribe) un alto grado de estratificación que reproduce, más que corrige, las desigualdades de ingreso, señaló Ocampo.
El rezago en la distribución del ingreso se refleja en el acceso a las redes informáticas y los medios audiovisuales, que constituyen hoy canales de renovación de la producción de conocimientos y, en buena medida, de la cultura.
Los esfuerzos para proveer a las escuelas de soportes informáticos son insuficientes, y así se percibe una importante brecha digital entre los niños y jóvenes habituados al manejo interactivo de redes y lenguajes informáticos y los de ingresos bajos y medios-bajos, cuyo acceso a esos ámbitos es mucho más restringido, dijo el secretario ejecutivo de Cepal.
En el escenario globalizado la región debe identificar un nuevo paradigma productivo que le permita crecer seis por ciento anual y superar la cifra de 15 por ciento del producto interno bruto en inversión social.
Se trata de los objetivos marcados por la ONU, cuya superación es necesaria para romper el círculo vicioso de desigualdad y desarrollo, dijo Samper.
Redoblemos nuestros esfuerzos para buscar fórmulas imaginativas que nos permitan conciliar la gobernabilidad democrática con mayor justicia social y competitividad en el concierto mundial, sostuvo, a su vez, Frei.
En un informe especial para esta reunión, el ex ministro chileno José Joaquín Brunner recordó que la región tiene un magro registro de competitividad internacional, con solo dos países ubicados en la mitad superior en la lista, que incluye a 75 naciones.
Brunner recordó que la región aporta apenas 1,8 por ciento del gasto mundial en investigación y desarrollo, participa con 1,5 por ciento de las publicaciones científicas registradas internacionalmente y contribuye únicamente con 0,2 por ciento de las patentes registradas en Estados Unidos.
La Declaración de Santiago incluye entre sus conclusiones que es fundamental mejorar la calidad de la educación y garantizar el acceso masivo a las nuevas tecnologías, así como aumentar el gasto social en la región, como mínimo, a 15 por ciento del producto interno bruto.
Es prioritario que la región sea capaz de definir su propia agenda social, teniendo como prioridades la aceleración y calidad del crecimiento y la solución de los problemas de pobreza y desigualdad, atendiendo tanto las antiguas como las nuevas necesidades, señala el documento.
A la luz de los casos de Argentina y Venezuela, los ex presidentes advirtieron el negativo efecto de la desaceleración económica sobre la estabilidad de las democracias y enfatizaron en la cooperación internacional como uno de los instrumentos para corregir las desigualdades de la globalización.
A ese respecto, Garrigues sostuvo que aunque sólo sea por asegurar hegemonía y su permanencia en el poder, los países desarrollados tendrán que comportarse respetando unas mínimas reglas de justicia y ética.
La Cumbre sobre Financiamiento para el Desarrollo, celebrada el mes pasado en Monterrey, Mëxico, ha puesto de manifiesto los increíbles niveles de insolidaridad que aún persisten en el mundo rico y su patética prepotencia, agregó el presidente de la Fundación Ortega y Gasset. (FIN/IPS/ggr/mj/dv/02