La destitución por presiones de Estados Unidos del brasileño José Bustani a la dirección general de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), golpea el multilateralismo, a la propia ONU y a la lucha por el desarme.
Esa es la evaluación del coordinador del Nucleo de Estudios Estratégicos de la brasileña Universidad Estadual de Campinas, el coronel retirado del ejército Geraldo Cavagnari.
La forma mafiosa con que Washington impuso su poder en la OPAQ le quita credibilidad a esta y otras organizaciones internacionales, con repercusiones en todo el sistema multilateral, sostuvo Cavagnari.
También pone en tela de juicio los esfuerzos por el control de armas, sean químicas o de otra naturaleza, al quedar claro que la OPAQ y otros organismos no podrán actuar con independencia, sino sólo responder a los intereses de Estados Unidos, acotó el militar retirado.
Sin embargo, Cavagnari aclaró que ese cuadro de situación no es permanente sino que se debe al estilo del actual gobierno republicano de Estados Unidos, distinto del antecesor que también ejercía sus prerrogativas de superpotencia, pero por medios más sutiles.
Bustani, al frente de OPAQ desde su creación en 1997, fue destituido el lunes en una conferencia extraordinaria del organismo, en una decisión adoptada por 48 votos a favor, siete en contra y 43 abstenciones.
El representante de Estados Unidos presentó la propuesta de destitución argumentando mala gerencia y problemas financieros que el delegado brasileño habría provocado.
Pero en medios diplomáticos y periodísticos se atribuye la iniciativa de Washington a las actitudes independientes de Bustani, en especial a sus esfuerzos por convencer a Iraq para que permitiera una inspección de la OPAQ.
El eventual éxito de sus gestiones le hubiera quitado al gobierno estadounidense de George W. Bush argumentos para nuevos ataques militares contra Iraq.
Los únicos representantes de América Latina que votaron por la permanencia de Bustani fueron Cuba y México. El proceso de destitución violó las normas de la organización, según la delegación mexicana.
Además de Cuba, México y por supuesto Brasil, sólo Belarus, China, Irán y Rusia votaron contra la moción de censura propuesta por Estados Unidos.
La abstención de socios de Brasil en el Mercosur, como Argentina y Uruguay, y de Venezuela sorprendió y provocó especulaciones sobre el uso de fuertes instrumentos de presión por parte de Washington o de la omisión del gobierno brasileño en la defensa de su diplomático.
El canciller brasileño, Celso Lafer, rechazó las insinuaciones de que Brasilia prefirió preservar las relaciones con Estados Unidos, dejando de buscar votos en favor de Bustani entre los países latinoamericanos y aliados de otras regiones.
Pero ya había reconocido la semana pasada que la suerte del embajador licenciado brasileño estaba prácticamente sellada, pues era muy difícil mantenerlo en el cargo ante la fuerza de Washington.
Lafer, aunque más diplomático que Cavagnari y el mismo Bustani, reconoció también que la OPAQ sufriría una crisis de credibilidad cualquiera fuese el desenlace de la disputa. Pero eso puede ser superado en el futuro, como ya ocurrió con otras organizaciones internacionales en el pasado, matizó el canciller.
Bustani dijo haber sido víctima de un linchamiento, con votos de países pequeños, que nunca antes habían participado en una conferencia de la OPAQ y otros indicios de presiones estadounidenses.
Es un golpe al multilateralismo y un precedente peligroso, que amenaza las demás organizaciones multilaterales, coincidieron Bustani y Cavagnari. Es el primer caso de una destitución en esas condiciones, señaló el Bustani.
El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y su cancillería lamentaron el desenlace de este caso, señalando que el funcionario podrá volver cuando quiera a las funciones diplomáticas de las que estaba licenciado hace cinco años.
Bustani dirigió la OPAQ desde su creación en 1997. Su buen desempeño fue reconocido en mayo de 2000, al ser reelegido por unanimidad para otro periodo de cuatro años, hasta 2005.
El año pasado el mismo secretario de Estado estadounidense, Collin Powell, lo felicitó por sus éxitos en el trabajo, que habría eliminado un quinto de las armas químicas existentes en el mundo, con la ejecución de más de 1.200 inspecciones en 50 países.
El repentino cambio de posición, manifestado esde enero, indica que fueron razones políticas y no las administrativas las que llevaron a Washington a sacar Bustani de la OPAQ, según David Fleicher, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Brasilia.
La decision adoptada por la OPAQ, que tiene sede en La Haya, no afecta las relaciones entre los dos países, aseguró la nueva embajadora de Estados Unidos en Brasil, Donna Hrinak, que presentó sus acreditaciones justamente este martes al presidente Cardoso.
Pero se suceden los hechos en que Brasil y Estados Unidos adoptan posiciones opuestas, como ocurrió con en el fracasado golpe de Estado del 12 de este mes en Venezuela y en la resolución crítica contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas.
También en relación a Colombia, Brasil se opone a la presencia militar estadounidense. (FIN/IPS/mo/dm/ip/02