El proceso de reinserción de Cuba a su entorno geográfico natural de América Latina parece severamente afectado tras la decisión de Uruguay de romper sus relaciones diplomáticas con la isla y las tensiones que persisten con México y otros gobiernos de la región.
Sin embargo, el presidente cubano Fidel Castro no pareció sorprenderse al recibir el martes de noche la información de la ruptura de vínculos resuelta por su par uruguayo, Jorge Batlle, a quien había calificado de lacayo de Estados Unidos.
Castro acusó así a Uruguay por presentar la resolución crítica respecto de la situación humanitaria en Cuba aprobada el 19 de este mes en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con sede en Ginebra.
Ha tomado (Batlle) una heroica determinación dijo Castro con ironía, luego de leer ante las cámaras de televisión un despacho cablegráfico con la noticia.
Empero, el gobernante reiteró que están garantizadas las 800.000 vacunas contra la meningitis tipo B donadas a Uruguay para detener un rebrote de esa enfermedad que afecta a niños, niñas y adolescentes, parte de las cuales ya fueron enviadas.
No ayudamos a los gobiernos, sino a los pueblos. Jamás sentiremos desprecio por el pueblo de Uruguay, sentenció Castro en una intervención en televisión de casi cuatro horas, que en su mayor parte estuvieron dedicadas, por segundo día consecutivo, a una controversia con el gobierno mexicano de Vicente Fox.
El gobierno de Batlle se consideró agraviado por las expresiones de Castro, que el lunes lo había calificado de trasnochado y abyecto Judas.
La iniciativa contra Cuba presentada por Uruguay con el patrocinio de Canadá y varios países de América Latina en Ginebra fue aprobada por 23 votos a favor, 21 en contra y nueve abstenciones.
Castro también ha criticado con severidad a los gobiernos de Argentina, Chile, Costa Rica, Guatemala, México y Perú por apoyar la moción, que recomienda la visita a Cuba de un enviado de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, a fin de evaluar la situación de los derechos civiles y políticos.
Pero el caso que mayor irritación le causó al gobernante cubano es el de México, que esta vez rompió su ya casi tradicional voto de abstención y optó por apoyar el texto de Uruguay, que las autoridades cubanas atribuyen la autoría a Estados Unidos.
El mandatario dejó claro que no aceptará la visita de un relator y desafió a quien sea a presentar pruebas de algún desaparecido, torturado o de ejecución extrajudicial en Cuba, asunto en el cual destacó la historia de la isla en esa materia desde la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, en la segunda mitad de los años 50.
En su opinión, las democracias representativas que tanto recomiendan a Cuba son una ficción, con sus millones de analfabetos, pobreza, marginalidad, desempleo, violencia y publicidad banal, entre otras lacras.
Al respecto, puso el ejemplo de México que, según dijo Castro, posee 47 veces más analfabetos, 82 veces más escolares que no asisten a las escuelas y 4,5 veces más mortalidad infantil que Cuba.
En México hay un millón de indígenas que no saben leer ni escribir y 58 por ciento de los niños de esas comunidades sufren desnutrición, mientras sólo 37 por ciento de la población económicamente activa tiene un empleo firme, apuntó.
Nuestro sistema (socialista) es incomparablemente superior, y lo que ellos creen que es una maravilla no resiste la menor comparación. Derechos humanos y sociales, no hay un solo ángulo en que nosotros no le saquemos cuatro pistas, aseguró.
Las otrora estrechas y complacientes relaciones diplomáticas cubano-mexicanas devinieron tormentosas desde el año pasado, cuando La Habana acusó al canciller de México, Jorge Castañeda, de promover una condena de Cuba en Ginebra.
En febrero, tanto Fox como Castañeda habrían asegurado que México no patrocinaría moción alguna contra Cuba en Ginebra y su voto sería similar al del pasado año.
La comparecencia de Castro siguió a la difusión el lunes de una conversación mantenida con Fox el 19 de marzo, en la cual el mandatario mexicano intenta abreviar la estancia en México de su par cubano para asistir a la Conferencia sobre Financiación del Desarrollo, convocada por la ONU.
Una conversación entre dos jefes de estado no es una carta de amor, es una conversación política. De privado tiene muy poco, no es un secreto de confesión, afirmó el líder cubano, en respuesta al malestar de la administración de Fox por la divulgación de la plática, que además fue grabada.
México consideró una ofensa las revelaciones de Castro, aunque aseguró que se mantendrán las relaciones diplomática, independientemente de anécdotas y episodios como éste.
El gobierno de México no graba ni divulga el contenido de conversaciones, mucho menos las previamente pactadas como privadas, añadió una declaración oficial mexicana.
En su defensa, Castro alegó que todos los gobiernos graban las conversaciones, aunque aclaró que ésta era la primera ocasión en que lamentablemente se veía obligado a difundir una conversación con otro jefe de estado.
No existiría la diplomacia siquiera si usted no deja constancia del intercambio que ha tenido. No existiría la Historia… No habría nada, se lo lleva el tiempo y se ha olvidado al otro día. Los gobiernos tienen necesidad (de hacerlo) y el negarlo es una hipocresía y el que no lo haga es que no funciona, afirmó.
En América Latina, sólo El Salvador se mantenía hasta ahora ajeno a todo vínculo con Cuba, luego que Honduras restableció sus lazos diplomáticos el 16 de enero.
En los años 60, México fue el único país de la región que se negó a seguir el mandato de la Organización de Estados Americanos (OEA) de romper con La Habana.
Cuba, al perder sus privilegiadas relaciones políticas y económicas con la hoy desparecida Unión Soviética y el campo socialista europeo, incrementó su acercamiento tanto a América Latina como el área del Caribe, incluidos sus mecanismos de integración. (FIN/IPS/pg/dm/ip/02
