El hasta ahora anodino vicepresidente de China, Hu Jintao, enfrenta esta semana una difícil prueba diplomática durante su gira por países del sudeste asiático.
Hu, quien según todas las previsiones se transformará en el próximo líder del gobernante Partido Comunista en octubre y en el nuevo presidente de China en marzo, debe conquistar a sus anfitriones en Malasia y Singapur sin hacerle sombra a su jefe, el actual presidente Jiang Zemin.
La parte más delicada de la misión de Hu será sin duda disipar fuentes de desconfianza del pasado, desde el histórico apoyo de Beijing a los partidos comunistas de la región hasta las disputas territoriales, en especial sobre las islas Spratly, ricas en petróleo.
Mucho más difícil será convencer a los países del sudeste asiático de que la transformación de China en una potencia económica no representa una amenaza para la región.
Hu abordó ese problema este miércoles, un día después de su llegada a Kuala Lumpur. La prioridad para nuestros países asiáticos es fortalecer la solidaridad y la cooperación y asegurar un desarrollo constante y sostenido, declaró.
El desarrollo de China sería imposible sin Asia, y la prosperidad de Asia sería imposible sin China, agregó el vicepresidente.
El ingreso de China en diciembre en la Organización Mundial del Comercio, que aumenta enormemente su interés como origen y destino de productos, hace temer al sudeste asiático el desvío de la inversión extranjera y el comercio desde la región hacia el mercado chino.
Con 1.300 millones de consumidores potenciales, China es a la vez una base de producción de exportaciones de bajo costo y un gigantesco mercado doméstico.
Es por esa razón que China obtiene cerca de 80 por ciento de la inversión extranjera directa en Asia oriental, frente a 20 por ciento de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), al contrario de lo que ocurría hace una década.
ASEAN nuclea a Brunei, Birmania, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.
Beijing lanzó el año pasado la idea de un área de libre comercio China-ASEAN, que proveería al bloque regional acceso preferencial al creciente mercado chino, como estrategia para apaciguar las inquietudes económicas del sudeste asiático a corto plazo.
La incorporación de China a la OMC significará un mercado mucho más amplio y oportunidades comerciales mucho más abundantes para el resto de Asia, destacó Hu en un foro en Kuala Lumpur.
Hu estimó en el equivalente a 1.500 billones (millones de millones) de dólares las oportunidades comerciales que China presentará en los próximos cinco años.
A medida que China acelere la implementación de su estrategia de globalización, aumentarán sus inversiones en otros países asiáticos, aseguró.
El primer ministro chino, Zhu Rongji, también destacó este mes la importancia de los vínculos con el sudeste asiático en el foro Boao para Asia, organizado por Beijing en la isla de Hainan.
Al igual que Hu en Malasia, Zhu afirmó que la emergente economía China no representa amenaza alguna para la región y que su gobierno está dispuesto a trabajar con los vecinos para construir una nueva y próspera Asia.
Deberíamos convertir la cooperación económica en el centro del desarrollo regional, exhortó Zhu en un discurso al foro, que fue una iniciativa no gubernamental para promover la cooperación asiática.
Este cortejo al sudeste asiático se enmarca en los esfuerzos de Beijing por contrarrestar la creciente presencia de Estados Unidos en Asia a partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre.
Mientras las prioridades inmediatas de la guerra contra el terrorismo dan paso a objetivos estratégicos más amplios del presidente estadounidense George W. Bush, Washington trata de fortalecer sus alianzas tradicionales en Asia luego de años de abandono durante el gobierno de Bill Clinton (1993-2001).
Ahora hay tropas estadounidenses en Afganistán y Filipinas, y Washington no ha ocultado sus deseos de ampliar su influencia en el mar de China Meridional. Incluso podría hacer escalas portuarias en la bahía Cam Ranh, de Vietnam, una vez que Rusia se retire de su base de la era soviética en ese lugar.
El área de libre comercio entre China y ASEAN debilitaría la influencia de Estados Unidos en la región y aumentaría la de China, opinó Pang Zhongying, analista del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Qinghua, en declaraciones al semanario oficial chino Business Weekly.
No será fácil para Hu Jintao, un tecnócrata con escasa experiencia diplomática en el exterior, equilibrar la prosperidad económica en la región con el objetivo declarado de su gobierno de crear un mundo multipolar, libre de la hegemonía de Estados Unidos.
Luego de visitar Malasia y Singapur, Hu realizará la semana próxima su primera visita a Estados Unidos, donde se reunirá con el presidente Bush.
Se prevé que Hu pondrá énfasis en el deseo de su gobierno de mantener estables los vínculos bilaterales y desaprobará el apoyo explícito de Estados Unidos a Taiwan, la provincia rebelde que Beijing quiere recuperar. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/mlm/ip/02