(Arte y Cultura) TEATRO-KENIA: Dramaturgo desafía censura oficial

El dramaturgo, novelista y actor Wahome Mutahi, víctima de la represión política en Kenia en los años 80, advirtió que está dispuesto a resistir los intentos del gobierno para prohibir su última obra de teatro.

La policía evitó días atrás la presentación de ”El torbellino” en el White Rhino Hotel de la ciudad de Nyeri, 100 kilómetros al norte de Nairobi, y expulsó del edificio a todos los actores.

Las razones de la medida no están claras y las autoridades policiales dieron declaraciones contradictorias.

”El jefe de la policía de Nyeri, Elijah Shamallah, afirmó que la obra era inmoral, pero otras autoridades dijeron que fue prohibida por 'razones de seguridad' y otras más aseguraron que los actores no tenían licencia para trabajar”, señaló el diario independiente Daily Nation.

Nadie necesita licencia para actuar en Kenia desde la aprobación de la Ley de Obras Teatrales y Cine durante la tendencia liberalizadora de los años 90.

”No tengo idea de qué seguridad fue la amenazada, si la de la nación, la mía o la del pueblo”, afirmó Mutahi.

”El torbellino” es una sátira sobre la vida familiar y no su carácter polémico ni se compara con el de sus cinco obras anteriores. ”Esta es la más inofenisva de todas. Es sólo para reirse. Se trata de una obra sin esa clase de humor punzante que generalmente hago”, explicó el dramaturgo.

La cadena estatal Kenya Broadcasting Corporation, a través de su emisora radial Coro, había anunciado en varias oportunidades que la obra había sido declarada ilegal ”debido a la creciente demanda del público” en tal sentido.

Pero esto no impidió una gran concurrencia el día de su estreno ni que el teatro estuviera casi lleno cuando la policía ingresó. ”La gente estaba furiosa. Muchos habían venido desde muy lejos”, dijo Mutahi.

El dramaturgo cree saber cuál fue la verdadera razón de la prohibición: el jefe de policía ”Shamallah le dijo a uno de los periodistas que mi última obra había arruinado la mente de la gente. No me iban a dar una nueva oportunidad”, explicó.

La última obra de Mutahi fue ”Llorarán en el baño”, y contaba la historia de un jefe de Estado y tres de sus ministros que se lamentaban tras ser derrocados por una revuelta popular.

”Se escondían en un baño público y su único contacto con el mundo era una chica de la calle que hacía su vida muy difícil y dejaba que fueran constantemente humillados”, contó el escritor.

Pero ni Mutahi ni sus actores fueron amedrentados por la censura del gobierno, y anunciaron que continuarán haciendo giras por Kenia por un mes más.

”Tengo previsto ir de nuevo y actuar. Quiero ir a un tribunal y pedir a la justicia que intervenga para que me proteja de cualquier interferencia en mis obras”, dijo Mutahi.

Además, prevé comenzar a escribir en junio una nueva obra teatral. ”Esta vez tiene que ser de temática política, pues nos acercamos a las elecciones. Ya existe mucho drama en la vida política que puede proveer de buen drama al escenario”, dijo.

El escritor dijo que temía que el gobierno planifique una nueva campaña contra la libertad de expresión, como hace dos décadas. ”Me preocupo cuando veo este tipo de intentos de impedirme actuar. Esto podría inspirar abusos similares en otros lados”, afirmó.

”Una vez que se sienta un precedente y se repite, no hay forma de detenerlo, en particular ahora que la Unión Nacional Africana de Kenia (KANU) se siente cada vez más fuerte”, afirmó.

La gobernante KANU acaba de unirse con el Partido Nacional para el Desarrollo, fortaleciendo su poder en el parlamento y sus posibilidades de triunfo en las elecciones previstas para este año.

”Debemos pelear contra cualquier intento a hacernos volver al lugar donde estábamos, a aquellos malos tiempos”, añadió Mutahi, aludiendo a la represión política en Kenia de mediados de los años 80 por el gobierno Daniel Arap Moi, de la que él fue víctima y que inspiró su primera novela, ”Tres días en la cruz”.

”La gente era detenida por sedición y subversión. Me di cuenta de que, luego de desaparecer por un mes, de pronto aparecían en un tribunal y se confesaban culpables. Me pregunté qué era lo que sucedía entre la detención y la sentencia, y entonces me senté y escribí una historia para llenar ese vacío”, explicó el autor.

Tan pronto como terminó el libro, Mutahi fue detenido, acusado de los mismos cargos que las demás personas y sometido a torturas durante un mes, hasta que fue llevado a un tribunal, donde también se declaró culpable.

Luego de esta dura experiencia, Mutahi escribió su segunda novela, titulada ”Bichos de la celda”.

”Sinceramente creo que como autor tengo un papel social y político importante. Mis sátiras tienen una temática política y todo lo que he hecho ha tenido un efecto en la mentalidad del pueblo”, afirmó.

”Una de las cosas que he hecho es desmitificar la autoridad y desmitificar la presidencia. Una vez que las personas comienzan a ver el poder en toda su desnudez, son capaces de desafiarlo”, sostuvo.

Mutahi considera que uno de sus más grandes éxitos ha sido contribuir a sacar el miedo a la autoridad en la mente popular. ”Cuando hicimos nuestra primera obra, titulada 'Su excelencia el alucinador', había más drama en el auditorio que en el escenario”, contó.

”Cada vez que se abría la puerta (del teatro), los espectadores se asustaban. Pensaban que era la policía que venía por ellos”, indicó.

La gente se fue adaptando a su estilo, y, cuando estaba por presentar su tercera obra teatral, le sugerían libretos más fuertes. ”Creo que ganamos mucho en cuanto a nuestra libertad para escribr sobre asuntos que eran tabú hace seis o siete años”, se ufanó. (FIN/IPS/tra-eng/ks/mn/rp/mj/cr/02

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