El gobierno angoleño y la Unión Nacional por la Independencia Total de Angola (UNITA) firmaron este jueves un acuerdo para poner fin a su guerra civil, seis semanas después de la muerte en combate del líder histórico de la UNITA, Jonas Savimbi.
El conflicto comenzó hace 26 años, tras la independencia del dominio colonial portugués, y ha devastado al país, rico en petróleo y diamantes.
El jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Armando da Cruz Neto, y el jefe militar de la UNITA, Abreu Muengo Ukwachitembo, llamado Kamorteiro, firmaron el acuerdo en el parlamento, ante el presidente José Eduardo dos Santos, el líder político interino de los insurgentes, Paulo Gato Lukamba.
El sustituto previsto de Savimbi era Antonio Dembo, vicepresidente de la UNITA, quien murió pocos días después que el líder histórico insurgente. La versión oficial es que Dembo falleció de diabetes, pero las circunstancias de su muerte no están claras.
Asistieron a la ceremonia más de 4.000 altos funcionarios, entre ellos jefes de Estado y delegados de gobiernos de países vecinos y de Estados Unidos, Rusia y Portugal, entre otros, así como representantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La ONU había actuado como mediadora de un acuerdo de paz firmado en noviembre de 1994 en Lusaka, cuya accidentada implementación fue supervisada por Washington, Moscú y Lisboa hasta la reanudación de hostilidades en 1998.
Los mismos países y el foro mundial fueron mediadores de otro acuerdo anterior, firmado en mayo de 1991 por Savimbi y Dos Santos en la sudoccidental ciudad portuguesa de Bicesse, pero el líder insurgente ordenó reanudar el combate en septiembre del año siguiente, tras perder en elecciones cuyo resultado no reconoció.
Hace cinco días, Kamorteiro y el subcomandante militar Geraldo Sachipengo Nunda acordaron un cese del fuego preliminar en la centrooriental ciudad de Luena.
A comienzos de esta semana el parlamento aprobó una amnistía para todos los civiles o combatientes, angoleños o extranjeros, que cometieron crímenes contra la seguridad del Estado, y para todas las personas aprisionadas durante la guerra.
Hay fuertes indicios de que la UNITA perdió capacidad de coordinación tras el impacto causado por la muerte de Savimbi, y sufrió importantes bajas en las últimas semanas.
Representantes de los insurgentes en otros países, como Carlos Morgado en Portugal, Isaias Samakuva en Francia y Jardo Muekalia en Estados Unidos, emitieron varios comunicados en ese periodo, pero tuvieron dificultades para comunicarse con Lukamba, Kamoteiro y otros líderes en el país.
Sin embargo, Lukamba enfatizó que la UNITA no se ha rendido. El acuerdo no era nuestra única alternativa, y no llegamos a él con un cuchillo en la espalda, dijo a periodistas en Luanda.
Los insurgentes cuentan con unos 50.000 combatientes, y habían advirtido el mes pasado que la organización no aceptaría un acuerdo de paz firmado por comandantes prisioneros del gobierno.
Tras la muerte de Savimbi, Luando llamó a la UNITA a deponer las armas, y Dos Santos destacó su disposición al diálogo en visitas a Lisboa y Washington, previstas antes del deceso del líder insurgente.
El 13 de marzo, el gobierno anunció un cese unilateral de todas sus acciones militares ofensivas, para facilitar contactos con dirigentes de la UNITA, y planteó tres condiciones para la paz.
Esas condiciones fueron la incorporación de los combatientes de la UNITA al Ejército, el establecimiento de la autoridad de Luanda en todo el territorio del país, y la culminación del proceso electoral interrumpido en 1992.
El gobierno también destacó la necesidad de que la UNITA resolviera con claridad la sucesión de Savimbi y problemas internos, para que la validez de un acuerdo no fuera impugnada.
Eugenio Manuvakola, líder de una facción de UNITA que rompió con Savimbi en la segunda mitad de los años 90, declaró que el movimiento debía reunificarse, y construir un nuevo liderazgo.
Ibrahim Gambari, asesor especial sobre Africa del secretario general de la ONU, Kofi Annan, está en Luanda para promover el diálogo y la implementación de paz estable, sobre la base del acuerdo de Lusaka. (FIN/IPS/tra-eng/cs/mn/mp/ip/02