AMBIENTE-INDIA: Política del agua margina a comunidades locales

La nueva Política Nacional del Agua presentada en India privilegia el control gubernamental de los recursos hídricos, cada vez más escasos, y deja en un papel marginal a las comunidades locales.

La medida adoptada la semana pasada disgustó a los expertos y organizaciones ambientalistas que intentaron lograr la participación comunitaria para superar la crisis del agua.

”Sucesivas sequías y la creciente falta de agua son resultado de los programas impuestos por el gobierno, y esta nueva política sólo perpetuará los desastres del pasado”, advirtió Sunita Narain, director del Centro para la Ciencia y el Ambiente (CSE), que ha realizado varias campañas a favor de la gestión colectiva de los recursos hídricos.

Narain lamentó que la nueva política ignore el potencial de la recolección de agua de lluvia en cámaras subterráneas.

El CSE y otras organizaciones no gubernamentales y activistas ambientalistas sostienen que la insuficiencia de agua se debe al abandono de métodos tradicionales de almacenamiento y uso de las lluvias por la explotación de los ríos, mediante embalses y costosos sistemas centralizados de irrigación y potabilización.

LC Jain, ex miembro de la Comisión de Planeamiento de India, dijo que durante los últimos 50 años el país destinó 50.000 millones de dólares a proyectos de recursos hídricos, y otros 7.500 millones a obras para producir agua para el consumo humano, aunque hay pocos resultados que justifiquen el gasto, gran parte del cual se perdió en un sistema corrupto de contrataciones.

Además de los embalses y los sistemas de irrigación, el gobierno promovió la excavación de millones de pozos con bombas a combustible diesel. Este sistema cubre en la actualidad la mitad de las necesidades de irrigación del país, de 3.287 millones de kilómetros cuadrados y más de 1.000 millones de habitantes.

El bombeo desde napas subterráneas redujo aceleradamente la disponibilidad del agua. A la vez, en los estados que se sumaron a llamada Revolución Verde de los años 70 en la agricultura, el agua se volvió salobre, y suele transportar fluoruros o arsénico.

El Banco Mundial condujo en 1991 una revisión de las obras de irrigación, a las que se destinó una de las mayores inversiones del mundo.

El estudio reveló que la infraestructura funcionaba irregularmente y por debajo de su potencial, mientras el gobierno continuaba poniendo el énfasis en la construcción de nuevos proyectos y no en la buena gestión de los existentes.

”Más temprano que tarde, la carga será financieramente insustentable y la infraestructura físicamente insostenible debido a la decadencia de las normas de construcción y mantenimiento. En algunas áreas, la situación se complica por la degradación ambiental”, indicó el informe hace más de una década.

Según expertos, el patrón distorsionado de inversión en la irrigación también produjo grandes disparidades en la producción de alimentos.

Según Jain, que fue vicepresidente de la Comisión Mundial de Embalses, el único remedio disponible es que el Ministerio de Recursos Hídricos se renueve totalmente y se otorgen potestades a organismos locales para iniciar un programa masivo de recolección de agua de lluvia.

El principal argumento a favor de esa estrategia es el simple hecho de que India recibe precipitaciones anuales de lluvias y nieve de unos 4.000 kilómetros cúbicos, mientras el flujo potencial de los ríos, incluyendo los subterráneos, es de 1.869 kilómetros cúbicos.

Pero activistas como Jain y Narain se oponen a la burocracia estancada en el paradigma de las represas, los canales de irrigación, los pozos de extracción y las bombas.

Rajendra Singh, que en 2001 ganó el premio Ramon Magsaysay, la versión asiática de los premios Nobel, por haber convertido en un área verde y cultivada un área del árido distrito de Alwar, en el noroccidental estado de Rajastán, enfrentó la resistencia de la burocracia, que declaró ilegales sus esfuerzos.

Singh organizó un sistema de aljibes para almacenar el agua de lluvia.

Los intereses creados son tan poderosos que podrían ignorar la declaración del primer ministro Atal Bihari Vajpayee, quien dijo que la Política Nacional del Agua debe estar centrada en la gente, y reconoció a las comunidades como ”los custodios legítimos” del recurso.

Vajpayee subrayó la necesidad de reducir ”el control exclusivo de la maquinaria gubernamental” sobre los recursos hídricos, de modo que ”podamos hacer un cambio de paradigma a la gestión participativa, esencialmente local de la gestión”.

Sin embargo, la Política Nacional del Agua no hizo ese cambio y sólo se refiere a las comunidades en segundo lugar. La palabra ”comunidad” es utilizada sólo una vez en su conclusión, en la que se afirma que ”los intereses de la comunidad deben ser tenidos en cuenta para el desarrollo de los recursos hídricos”. (FIN/IPS/tra-en/rdr/js/lp/mlm/dv en/02

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