El gobierno de Pakistán puso en aislamiento a más de cien personas que podrían estar infectadas con la mortal fiebre del Congo, que ya se cobró la vida de dos personas, mientras aparecen nuevos brotes epidémicos.
Varios casos de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo se registraron el jueves en la zona de Wah Cantt, a unos 50 kilómetros de la capital, Islamabad, y en la septentrional localidad de Pulandari, en la Cachemira bajo control pakistaní.
La médica Farzana Altaf, de 25 años, murió esta semana en el hospital del Instituto de Ciencias Médicas de Rawalpindi, ciudad gemela de Islamabad, luego de contraer el virus de una paciente, procedente de una pequeña aldea de Cachemira. Una niña de siete años también falleció en el mismo hospital.
«Se encuentran bajo observación al menos 110 personas que estuvieron en contacto con las víctimas, incluyendo sus familiares, 27 médicos y personal de enfermería que trató a los fallecidos», informó una fuente del Ministerio de Salud.
«La mayoría están en buenas condiciones, pero se han suministrado medicamentos antivirales a unas 20 personas como precaución», agregó la fuente.
Las autoridades sanitarias cerraron las salas donde fueron tratadas las personas infectadas e incineraron todo el equipo descartable utilizado para su tratamiento, explicó el director del Instituto de Ciencias Médicas, Azhar Qureshi.
«Esta enfermedad extremadamente contagiosa se transmite por contacto con sangre u otros fluidos corporales de personas o animales enfermos, o por la mordida de garrapatas», agentes trasmisores del virus, explicó el director ejecutivo del Instituto Nacional de Salud, Athar Saeed Dil, que se ocupa de supervisar el control de la epidemia.
La mortalidad de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es de 30 por ciento, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su agente pertenece al grupo Nairovirus. Descripta por primera vez en 1944 en Crimea, en 1969 se descubrió en el Congo el agente viral que la causaba.
Los científicos la colocan en la misma familia que el ébola, pues los síntomas iniciales son en ambos casos fiebre alta, dolores de cabeza y vómitos. Aparecen luego fotofobia, taquicardia, insuficiencia renal y pulmonar y hemorragias internas generalizadas.
En estadios avanzados, la sangre aparece en los vómitos y las heces, en el tracto urinario, a través de la piel, las encías y la nariz del enfermo.
En la mayoría de los casos, la infección comienza a ceder a partir del noveno día, mientras que en los cuadros fatales, los pacientes mueren en un plazo de dos semanas.
El tratamiento con la medicina antiviral Ribavirin es efectivo, pero debe indicarse a tiempo y requiere un correcto diagnóstico, para el cual no están capacitados la mayoría de los médicos pakistaníes, que deben diferenciar entre una simple gripe y la fiebre del Congo con un examen clínico.
En marzo del año pasado, dos personas murieron de fiebre del Congo en la occidental ciudad de Peshawar, y otras 15 habían fallecido en septiembre de 2000 en una apartada aldea de la meridional provincia de Balochistán. Pakistán también registró brotes epidémicos en 1975, 1986, 1996, 1998 y 1999.
Los últimos casos provocaron pánico en los residentes de Islamabad y Rawalpindi, que no conocen los síntomas y formas de trasmisión de la infección.
Aunque el primer caso en Pakistán se registró hace 25 años en Balochistán, el gobierno guardó silencio sobre su existencia y el número de personas afectadas, manteniendo lo que algunos funcionarios describen como «una política de ocultar y administrar».
Pero cuando la infección llegó a Islamabad, las autoridades comenzaron a referirse abiertamente a la información disponible.
El personal médico de los hospitales locales recibe llamadas de personas aterrorizadas. «El temor es porque se cree que todo el que contrae el virus muere, lo cual no es cierto», explicó el médico Shoiab Khan, oficial sanitario de Rawalpindi.
El gobierno debe lanzar una campaña educativa y capacitar al personal médico para el diagnóstico, sobre todo en las zonas donde el virus es endémico, afirmaron expertos.
Las autoridades sanitarias están preocupadas porque el brote actual parece proceder de Bagh, en el valle de Cachemira, lo cual indicaría una propagación de la enfermedad hacia el norte del país.
Excepto los casos de 2001, la fiebre del Congo se mantuvo localizada en zonas aisladas de la meridional Balochistán, y coincidió con casos similares en el vecino Afganistán-
«La zona endémica es el noreste de Balochistán, donde hay áreas de pastores casi nómades», afirma un documento redactado por el Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas, con sede en Rawalpindi.
Un equipo de investigadores del gobierno y la OMS partió a Cachemira, donde lo contrajo la mujer tratada hace dos semanas en el Hospital de la Sagrada Familia de Rawalpindi, que contagió a la médica fallecida.
«Necesitamos hallar al fuente original de la enfermedad para erradicarla», dij Athar Saeed, del Instituto Nacional de Salud.
La OMS debió envia muestras de sangre a un laboratorio de virología de Sudáfrica, pues Pakistán carece de un centro semejante, para confirmar la presencia del virus del Congo.
La agencia de la Organización de las Naciones Unidas también dispuso rápidas medidas para entrenar al personal sanitario. La muerte de Altaf puso en evidencia la ignorancia que existe incluso entre los profesionales sobre las medidas para controlar infecciones.
«El gobierno debe desarrollar protocolos para que los hospitales sigan en el manejo de epidemias y entrenar al personal de enfermería que trata esos casos, pues es el que corre mayor riesgo de contagio», dijo un activista de salud. (FIN/IPS/tra- eng/mr/js/dc/he/02