Los gerentes de la industria petrolera de Venezuela, «la gallina de los huevos de oro» de este país sudamericano, llevan adelante una rebelión contra el presidente Hugo Chávez, ya acosado por un amplio frente opositor.
Con apoyo de centenares de empleados administrativos y técnicos, la mayoría de los gerentes del gigante estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) exigen la renuncia de los directores nombrados por Chávez, juzgando que carecen de méritos para conducir la corporación.
También han bañado de críticas al nuevo presidente de Pdvsa, Gastón Parra, un economista al que consideran sin experiencia gerencial, aunque no pidieron su relevo. Parra reemplazó al general del ejército Guaicaipuro Lameda, quien tras pedir su baja criticó a Chávez.
«Para nosotros, la meritocracia es un principio inviolable, y ha sido vulnerado», dijo Juan Fernández, gerente de finanzas corporativas de Pdvsa. «Meritocracia», explicó «es el desarrollo de la carrera profesional hasta los máximos niveles».
Designar y remover a los directores de Pdvsa es potestad del presidente de la República desde que la industria petrolera fue nacionalizada, en 1975. Siempre que se promovió a ejecutivos de segunda línea a la primera -como hizo el entonces presidente Rafael Caldera en 1994- hubo expresiones de descontento.
Pero nunca se llegó a la desobediencia pública y abierta, a las manifestaciones callejeras de trabajadores de traje y corbata, ni a una declaración de asamblea permanente como han hecho ahora los ejecutivos. «Estudiamos crear un sindicato de gerentes», dijo Fernández este miércoles.
«Un paro petrolero o huelga sobrevendrá en los próximos días. Lo saben los analistas, y por eso los precios (del crudo) se han recuperado levemente», dijo el socialcristiano Humberto Calderón, ex ministro de Energía y presidente de Pdvsa en 1983.
Pedro Carmona, presidente de Fedecámaras, la principal asociación de empresarios privados, solicitó públicamente la renuncia del directorio de Pdvsa y apoyó la rebelión de los gerentes. Otro tanto hizo Carlos Ortega, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, la mayor central sindical.
El nudo de la crisis consiste en que, al salir Lameda a mediados de febrero, Chávez designó para acompañar la gestión de Parra a cinco nuevo directores, de un total de siete, que ocupaban peldaños bajos en el escalafón de Pdvsa.
«Se ascendió a tenientes para mandar (junto) con generales», observó Gustavo Gabaldón, ex director de la corporación. «Legalmente, el presidente tiene razón, pero en la práctica ha creado un grave problema, que va a crear dificultades en la eficiencia de la industria».
La oposición a Chávez, un abanico que incluye partidos políticos tradicionales y nuevos de orientación liberal, generales en retiro, la jerarquía católica, las principales organizaciones de empresarios y trabajadores, y casi todos los medios de comunicación, apoya la rebelión de los gerentes.
Los opositores acusan a Chávez de «pretender politizar a Pdvsa», despojándola de sus rasgos de empresa mercantil en un mercado petrolero altamente globalizado y competitivo.
Pdvsa es una de las mayores empresas del Sur en desarrollo, con activos por 56.000 millones de dólares, ventas globales de 50.000 millones de dólares anuales, ganancias netas de 7.000 millones de dólares y aportes al fisco venezolano que oscilan entre 5.000 y 8.000 millones de dólares anuales.
El petróleo representa para Venezuela 80 por ciento de sus ingresos por exportaciones y entre 40 y 50 por ciento de sus ingresos fiscales.
Pdvsa extrae cerca de 2,5 millones de barriles diarios de crudo, tiene una capacidad de producción superior a tres millones de barriles por día, opera 2.400 yacimientos en Venezuela y su capacidad de refinación, dentro y fuera del país, alcanza los tres millones de barriles por día.
La actual crisis de conducción trasciende el marco de discusión de políticas comerciales, económicas o de gestión de la empresa, y aumenta los problemas políticos de Chávez, cuya renuncia exige el frente opositor.
Las asambleas de empleados y la publicación de avisos a favor de la «sublevación gerencial» comienzan a ser contestadas por «grupos bolivarianos» (pro-Chávez) dentro y fuera de Pdvsa, en defensa del oficialismo.
El viceministro de Energía, Bernardo Alvarez, acusó a Lameda y a los ejecutivos que lo respaldan de haberse rehusado a seguir las instrucciones del gobierno para recortar en enero la producción de crudo, según los compromisos de Venezuela en la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
La crisis en la corporación «se puede resolver en un día, sin que el gobierno pague el costo político de las destituciones, si Parra pide a sus directores, ejecutivamente, que renuncien de una vez», observó Héctor Ciavaldini, presidente de Pdvsa en 1999-2000, cuando Chávez comenzaba su mandato.
Más que a la rebelión de la llamada nómina mayor, Ciavaldini teme a los sindicatos de los obreros petroleros, que pueden aprovechar la ocasión para desencadenar una huelga general e incrementar de ese modo la presión sobre Chávez, que vive su peor momento político.
«La directiva de Pdvsa es libre de renunciar», dijo Parra. Pero, entretanto, aseguró que seguirá en su puesto y que «seguimos conduciendo la industria. Hay plena actividad operativa», aseguró. (FIN/IPS/jz/ff/ip lb/02