El dilema entre libertad de prensa y propiedad intelectual, promovido en Perú por una asociación de artistas que pretende cobrar derechos por la publicación en diarios y revistas de fotografías de obras pictóricas, amenaza convertirse en un conflicto político.
Las demandas judiciales presentadas por la Asociación para la Protección de los Artistas Visuales (Aspav) dieron lugar, como respuesta, a un proyecto de ley para garantizar el derecho de los medios de prensa a difundir las obras de arte y una apelación en ciernes a la Corte Interamericana de Derechos Humanos con el mismo propósito.
Aspav agrupa a 81 pintores y a un escultor peruanos y está vinculada a una agencia internacional que representa a un número indeterminado de artistas extranjeros.
También está asociada a la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (Cisac), con sede en París, que cobra los derechos de autor y supervisa el uso en libros de arte, diseños textiles y elementos de decoración de imágenes tomadas de las obras de sus representados.
Cisac tiene la administración de los derechos de los herederos de famosos pintores ya fallecidos, señaló La periodista Vilma Barcelli.
La imposición de derechos de autor por la reproducción de fotos de cuadros en publicaciones periodísticas «no es práctica habitual de las entidades nacionales asociadas al Cisac, aunque parece ser la única que interesa a Aspav», observó Barcelli.
El presidente de Aspav es el escultor Víctor Delfín, quien fue designado el año pasado presidente del Consejo Nacional de Cultura. Es amigo personal del mandatario peruano Alejandro Toledo, a quien se debió su designación.
Delfín intentó infructuosamente en agosto de influir en el nombramiento del director del Instituto Nacional de Cultura. En cambio, sus gestiones fueron decisivas, según aseguró Ismael Pinto, del diario Expreso, para la destitución en diciembre de Rubén Ugarteche de la Oficina de Derechos de Autor de Indecopi, la entidad oficial encargada de esa función.
La nueva jefatura de Indecopi (Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y Protección de la Propiedad Intelectual) comunicó a los medios de prensa «que se abstengan de publicar, sin autorización, reproducciones de pinturas y esculturas de artistas representados por Aspav».
Se enfrentan a Aspav los directores de diarios y revistas independientes y de oposición, a las que la asociación intenta cobrar sumas entre 34.000 y 78.000 dólares por haber publicado en los últimos cuatro años fotografías de obras de Pablo Picasso, Salvador Dalí, Marc Chagall, Henri Matisse y otros pintores igualmente célebres.
También rechazan la campaña de Aspav la mayoría de los pintores peruanos, que consideran que el cobro a los medios periodísticos determinará a éstos a cerrar sus páginas a la información sobre artes plásticas.
Delfín convocó en 1997 a los pintores nacionales a participar de la creación de Aspav, pero pocos aceptaron y los que lo hicieron renunciaron, al enterarse del propósito de imponer derechos de autor a los medios de prensa por la difusión de obras.
«Participé en la fundación de la Aspav porque me dijeron que se trataba de impedir el uso comercial no autorizado de las obras pictóricas y supuse que se refería a la edición pirata de reproducciones o el empleo de material publicitario o portadas de libros», explicó el pintor Gerardo Chavez,
Otro artista plástico opuesto a Aspav, Fernando de Zyszlo, seguró que Aspav no ha presentado balances financieros al Estado ni tampoco rinde cuenta a sus asociados.
«Si se cobra a los medios de prensa por reproducir obras artísticas, (éstos) dejarán de incluir a la pintura y escultura en las páginas culturales, con lo cual los artistas plásticos perderemos una difusión que nos interesa a todos», indicó el pintor Carlos Enrique Polanco, también renunciante.
El suplemento cultural del diario El Comercio ilustró con el marco vacío de un cuadro una información sobre la obra del pintor suizo Alberto Giacometti, cuyo centenario se celebró el mes pasado.
Los 82 artistas que integran Aspav no llegan al 10 por ciento de los pintores profesionales o que intentan vivir de su actividad artística en Perú. El más conocido es Delfín, «quien no tuvo éxito como pintor, pero encontró su destino de escultor moderno soldando chatarra», dijo el periodista Lino Montes.
El conflicto aumenta y lo que comenzó como una demanda judicial de cobro a varias revistas y diarios por haber publicado fotos de cuadros se ha convertido en un asunto político, que divide a periodistas y artistas «toledistas» y opositores o independientes.
El Consejo de la Prensa Peruana, constituido por los directores de los diarios más importantes, anunció que acudirá al Poder Judicial para pedir garantías constitucionales y que recurrirá a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a la Sociedad Interamericana de Prensa.
Así mismo, el parlamentario Xavier Barrón presentó un proyecto de ley para prohibir «a toda institución pública o privada atentar contra la difusión de la cultura mediante el cobro de tasas u otras modalidades por la publicación o difusión en los medios de información».
Legisladores de oposición como el socialcristiano Antero Flores y la socialdemócrata Elvira de la Puente anunciaron que respaldarán la iniciativa de Barrón.
«Hay legislación en el ámbito de la Comunidad Andina», a la que pertenece Perú, «que excluye del pago de derecho de autor a la información cultural que no tenga propósito de lucro», observó por su parte el ex defensor del Pueblo Jorge Santistevan. . (FIN/IPS/al/ff/cr ic/02