NIGERIA: Tribunal islámico libera a mujer condenada a muerte

La nigeriana Safiya Hussaini, condenada por un tribunal islámico a morir lapidada por supuesto adulterio, fue puesta en libertad este lunes, tras una amplia campaña nacional e internacional para salvar su vida.

El Tribunal de Apelaciones de la Sharia (ley islámica) del noroccidental estado de Sokoto ordenó la libertad de Hussaini, de 34 años y madre de cinco hijos, al descartar en su caso la aplicación de la sharia. La mujer había sido condenada a muerte por un tribunal del distrito de Gwadababwa.

El fallo de última instancia se fundó en que la ley islámica bajo la cual fue condenada Hussaini no estaba en vigor cuando el supuesto delito fue cometido.

La sharia fue adoptada en Sokoto en octubre de 2000, y aunque Hussaini fue acusada en diciembre de 2001, los hechos que se le imputaban ocurrieron con anterioridad.

La lectura de los fundamentos del fallo insumió dos horas y estuvo a cargo del magistrado Mohammed Tambari, uno de los cuatro jueces del tribunal de apelaciones.

Tambari sostuvo así mismo que la justicia debió informar a la acusada sobre su derecho a apelar la condena. «El tribunal de Gwadabawa no lo hizo y por tanto todo el proceso estuvo viciado», aseveró Tambari.

La ley islámica adoptada por 12 estados del norte de Nigeria prevé la muerte por lapidación de toda mujer que conciba un hijo fuera del matrimonio, aún cuando esté divorciada, como es el caso de Hussaini.

Los hombres también pueden ser condenados a muerte por adulterio, aunque sólo si cuatro testigos prestan testimonio sobre su culpabilidad.

«Estoy feliz de que haya sido liberada», dijo a la prensa el abogado que condujo su defensa, Abdulkadir Imam.

«Saludamos el fallo y debemos reconocer a la comunidad interacional, a (la organización de derechos humanos) Amnistía Internacional y a organizaciones nigerianas por ejercer la presión que hizo posible este pronunciamiento», dijo a IPS Segun Jegede, del Comité por la Defensa de los Derechos Humanos.

Sin embargo, mientras muchos festejaban, otra mujer en el vecino estado de Katsina fue condenada a morir lapidada. «¿Acaso una sentencia a muerte no es suficiente? ¿Por cuánto tiempo quemaremos energía en discutir las condenas islámicas? La gente está hambrienta y nosotros debemos concentrar nuestra atención en la sharia», cuestionó Jegede.

El activista reclamó al gobierno nacional que persuada a los estados septentrionales a ceñirse a la Constitución nacional.

«El gobierno federal debe intervenir para que el Tribunal Supremo de Justicia emita fallos en lugar de simples cartas a los estados islámicos. No dudo de que la justicia considerará la sharia lesiva para la sensibilidad humana», afirmó el director del Proyecto de Derechos Constitucionales, Clement Nwankwo.

Ante el temor de que el caso diera pie a sanciones internacionales, el ministro de Justicia, Kanu Agabi, reclamó la semana pasada a los estados islámicos que modifiquen los penosos castigos de amputación y lapidación.

La sharia no debería aplicarse en el país, donde las religiones musulmana y cristiana dividen casi en dos mitades a la población de 110 millones de habitantes, arguyó Nwankwo, para quien «la sharia seguirá siendo polémica pues ataca a las mujeres y a los no musulmanes».

«Para cometer adulterio se necesitan dos personas, pero sólo la mujer es llevada ante la justicia», sostuvo.

En diciembre la Unión Europea advirtió a Nigeria que respetara la dignidad humana y la de las mujeres, mientras Amnistía Internacional, con sede en Londres, llevó a cabo una campaña en la que recogió más de 600.000 firmas contra la condena.

El arzobispo católico de Lagos, Olubunmi Okogie, citó párrafos del Corán que prescriben el castigo de latigazos a los adúlteros.

Okogie manifestó en un comunicado entregado a IPS que el texto sagrado «sólo se refiere a la cantidad de latigazos para delitos de ese tipo», mientras «la pena de lapidación fue introducida más tarde por el califa Omar, por razones que sólo él conocía».

Okogie sostuvo que el clérigo y pensador sudanés Mahmud Mohammed Taha, ejecutado por apostasía en 1985, hizo una clara distinción entre la sharia y el Islam.

«La sharia no es parte de la religión islámica, sino que se ocupa solamente de las costumbres y tradiciones de un pueblo particular, viviendo en un tiempo, un territorio, y una nación particular, que no son transferibles», arguyó.

«Leí con enorme disgusto la insistencia del gobierno estadual en lapidar a Safiya Hussaini pese a los reclamos de la comunidad internacional y de organizaciones de derechos humanos por atemperar la justicia con la clemencia», dijo el arzobispo.

«Safiya no debe ser lapidada, las leyes están hechas para los hombres y no los hombres para las leyes», concluyó.

El presidente Olusegun Obasanjo, de origen cristiano, también se manifestó contrario a la condena.(FIN/IPS/tra- eng/to/mn/dc/hd/02

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