El PRI de México cumplió este lunes su 73 aniversario con múltiples achaques. Hace dos años perdió por primera vez la presidencia y ahora, entre divisiones, confía su conducción a un líder acusado de corrupto y manipulador.
Roberto Madrazo, ex gobernador del estado de Tabasco, en el Golfo de México (1994-2000), se convirtió este lunes en el primer presidente del PRI (Partido Revolucionario Institucional) elegido en elecciones abiertas.
A su cargo quedó la fuerza política mayoritaria en el Congreso legislativo, en las gobernaciones estaduales y en los ayuntamientos.
De nada sirvieron las impugnaciones a los comicios internos del 24 de febrero, presentadas por los adversarios de Madrazo. Las autoridades electorales del PRI confirmaron este domingo el triunfo del ex gobernador, con 1,5 millones de los alrededor de tres millones de votos emitidos.
Los adversarios del candidato ganador, quien tiene un expediente plagado de acusaciones de corrupción y autoritarismo, denunciaron que en la elección se manipularon cifras y alteraron boletas en al menos dos de los 32 estados del país.
El gobierno de Vicente Fox, primer presidente ajeno al PRI en siete décadas, invitó al nuevo líder priísta al diálogo y a la concertación.
Pero la tarea no será fácil, pues el PRI, que gobernó México de 1929 a 2000, es hoy un partido dividido y seguramente se enfrentará con el presidente, opinó el historiador Lorenzo Meyer, del Colegio de México, una institución académica.
El PRI fue fundado para reunir a la fuerzas que lucharon en la revolución que acabó en 1911 con la larga dictadura de Porfirio Díaz.
El partido gobernó sin interrupción hasta 2000, cuando Fox lo venció, enterrando así una etapa histórica en la que cada elección de presidente era cuestionada por supuesto fraude.
Madrazo, de 49 años, estuvo marginado de los círculos de poder del PRI en los últimos seis años por sus antecedentes de supuesta corrupción.
El nuevo presidente del PRI responsabiliza a los dirigentes que controlaron el partido en ese periodo de la pérdida de la elecciones presidenciales y de la aplicación de políticas «neoliberales» negativas para el país.
La legisladora del PRI Beatriz Paredes, candidata que perdió ante Madrazo por 52.000 votos en las elecciones internas, señaló en un comunicado que «lamentablemente, los segmentos retardatarios y primitivos que todavía forman parte del PRI y son el eje de su desprestigio no saben respetar la voluntad popular».
Entrevistada por la radioemisora «Formato 21», Paredes indicó que, no obstante su desencanto, respeta la decisión de los órganos electorales del PRI que confirmaron la victoria de Madrazo, e indicó que «por el momento» ella y sus seguidores no prevén «abandonar el partido».
El PRI, que batió marcas mundiales por su permanencia en el gobierno, está hoy en manos de quien lo merece por sus características de «astuto, desvergonzado, hábil, amorfo, empalagoso, corrupto, ágil, carente de ideas», sostuvo el columnista del diario Reforma Jesús Silva-Herzob.
«Si la competencia en la familia 'priista' era un torneo de mañas, era claro que ganaría el pillo mayor», apuntó.
Madrazo fue acusado de llegar a la gobernación de Tabasco a través del fraude, de hacer una gestión autoritaria y populista y de actuar con una máscara de demócrata, e incluso fue relacionado con narcotraficantes por sus adversarios, que no pudieron probar ese vínculo.
El nuevo presidente del PRI compitió por la candidatura presidencial en las primeras elecciones internas abiertas celebradas en su partido hace dos años, pero perdió ante Francisco Labastida, un colaborador del ex presidente Ernesto Zedillo (1994- 2000).
El triunfo de Madrazo sobre Paredes, quien pertenece al grupo de Zedillo y Labastida, beneficia de alguna manera a Fox, quien necesita sumar diputados para aprobar sus proyectos en el Congreso legislativo, afirman los observadores.
Madrazo no acordaría nunca una alianza contra Fox con el izquierdista Partido de la Revolución Democrática, pues mantiene una enemistad histórica con ese grupo, el tercero en importancia del país detrás de Acción Nacional, partido al que pertenece el mandatario.
El nuevo presidente del PRI se ofrece a trabajar por la unidad de su partido para recuperar el poder en 2006, y aunque no manifieste en público su deseo de ser candidato presidencial, los observadores dan por descontado que tiene esa intención. (FIN/IPS/dc/mj/ip/02