MEDIO ORIENTE: Resolución de ONU es «simbólica»

Académicos y expertos en asuntos de Medio Oriente expresaron escepticismo sobre la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que respalda por primera vez la formación de un estado palestino.

La resolución, también la primera adoptada sobre la crisis de Medio Oriente desde el estallido de la segunda intifida palestina, hace 17 meses, reafirmó «una visión de la región donde los dos estados, Israel y Palestina, vivan lado a lado dentro de fronteras seguras y reconocidas».

Stephen Zunes, profesor de ciencia política de la Universidad de San Francisco, opinó que la resolución promovida por Estados Unidos es en muchos sentidos un gesto simbólico, porque no aclara qué quedaría para formar un estado palestino.

No está claro si la nueva entidad sería un estado viable basado en el repliegue total de Israel de Cisjordania y la Franja de Gaza o «una entidad del tipo bantustán, como la que promovieron Israel y Estados Unidos el pasado julio», dijo Zunes a IPS.

En 1959, el gobierno de Sudáfrica promovió su política de segregación racial mediante la creación de «bantustanes», estados separados e independientes para la población negra, pero sin reconocimiento internacional.

La última vez que se puso a votación en el Consejo de Seguridad una solución para Medio Oriente basada en dos estados, a fines de los años 70, Estados Unidos la vetó, recordó Zunes.

«Ahora, al menos el Consejo respalda esa solución aceptada internacionalmente durante 25 años, salvo por algunos estados árabes radicales por un lado y por Estados Unidos e Israel por el otro», dijo.

El secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan, negó que la resolución del Consejo fuera meramente simbólica.

La medida «es un elemento esencial» para la paz, afirmó Annan. «Ahora debemos lograr que israelíes y palestinos detengan la violencia y se reúnan ante una mesa de negociaciones».

La votación del Consejo, aprobada por 14 de los 15 miembros (Siria se abstuvo), se realizó el día en que Israel invadió la ciudad de Ramalá, sede administrativa del gobierno palestino, y campos de refugiados cercanos con unos 150 tanques y 20.000 soldados.

Por lo menos 35 palestinos y seis israelíes murieron el martes, en la jornada más sangrienta en Medio Oriente desde el inicio de la segunda intifada (insurrección) palestina, en septiembre de 2000, que ya se cobró la vida de casi 1.200 palestinos y unos 340 israelíes.

También fue la mayor ofensiva de Israel en Gaza y Cisjordania desde la guerra de los Seis Días, en 1967, cuando capturó esos territorios palestinos, la meseta siria del Golán y el Sinaí egipcio.

La resolución del Consejo exigió «el cese inmediato de todos los actos de violencia, incluidas todas las formas de terror, provocación, instigación y destrucción».

Sin embargo, Israel hizo caso omiso de la decisión y reafirmó el miércoles y este jueves su control sobre Ramalá y otras ciudades palestinas que habían sido liberadas en virtud de los tratados de Oslo.

El ejército israelí justificó su irrupción en Ramalá diciendo que buscaba terroristas islámicos, pero los palestinos acusaron a Israel de tratar de reocupar toda Cisjordania y frustrar la iniciativa de paz del enviado estadounidense Anthony Zinni, quien llegó este jueves a la región.

Horas antes de la llegada de Zinni, tres soldados israelíes murieron a causa de una bomba colocada en el camino del tanque que conducían, cerca del asentamiento judío de Netzarim, en la franja de Gaza.

Una coalición de grupos militantes palestinos reivindicó el atentado, mientras que el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) prometió continuar sus ataques durante la visita de Zinni.

«Todos los grupos palestinos están determinados a continuar la resistencia», declaró Ahmed Yassin, fundador y líder espiritual de Hamas.

Por su parte, el gobierno de Yasser Arafat advirtió que no negociará ningún cese del fuego con Israel mientras las fuerzas israelíes permanezcan en áreas palestinas.

En estas circunstancias, la interpretación de la resolución del Consejo de Seguridad adquiere particular importancia.

El embajador de Siria ante la ONU, Mijail Wehbe, justificó la abstención de su país en la votación diciendo que la resolución es «débil» y «no ataca la causa profunda del problema, que es la ocupación israelí de los territorios palestinos».

«La resolución trata a la víctima y al asesino por igual» y no exige que la «potencia ocupadora» respete la cuarta convención de Ginebra sobre la protección de civiles en conflictos armados, sostuvo Wehbe.

Horas antes de la decisión del Consejo, Annan exhortó a Israel a poner fin a la «ocupación ilegal» de los territorios árabes que capturó en 1967 y condenó el uso de armas pesadas en áreas civiles.

Phyllis Bennis, autora del libro «Calling the shots: How Washington dominates today's U.N.», consideró que hablar de «una visión de dos estados» en medio de una gran ofensiva como la que tiene lugar actualmente en Medio Oriente tiene escaso impacto.

Lo que se precisa, dijo Bennis a IPS, es un respaldo total a las exhortaciones de Annan al fin de la ocupación israelí y a los esfuerzos por aplicar las resoluciones de la ONU y las normas del derecho internacional.

Varias resoluciones del Consejo exigen el retiro de Israel de todos los territorios ocupados.

Para que la resolución del martes se cumpla, la ONU debe cumplir tres condiciones, según Bennis.

En primer lugar, el foro mundial debe reafirmar el significado de la resolución 242, basada en la ilegalidad de la ocupación israelí.

En segundo lugar, el Consejo debe enviar observadores internacionales, y no sólo estadounidenses, a los territorios ocupados.

Por último, los países miembros, quizá con Sudáfrica o algunos gobiernos europeos a la cabeza, deberían impulsar un nuevo proceso de paz, bajo los auspicios de la ONU.

Las nuevas negociaciones deberían basarse en la aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad, en particular en lo relativo a la obligación de Israel de poner fin a la ocupación de los territorios palestinos y de proteger a la población civil de esos territorios, sugirió Bennis.

Ali Abunimah, vicepresidente de la Red de Acción Arabe- Estadounidense, con sede en Chicago, opinó que hay un abismo entre la resolución del Consejo de Seguridad y la exhortación de Annan a Israel para que ponga fin a su «ocupación ilegal».

La resolución, dijo, omite cualquier referencia directa a las obligaciones de Israel previstas en la cuarta convención de Ginebra.

Si bien la «visión» del estado palestino es bienvenida, es muy improbable que pueda transformarse en realidad si el Consejo no hace aplicar el derecho internacional, empezando por el retiro de Israel de todos los territorios ocupados, advirtió Abunimah. (FIN/IPS/tra-en/td/aa/mlm/ip/02

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