Dirigentes kurdos se opusieron a que Estados Unidos ataque al presidente de Iraq, Saddam Hussein, en una conmemoración de la muerte hace 14 años de miles de miembros de su etnia en una ofensiva con armas químicas ordenada por el mismo gobernante.
El cambio de gobierno en Iraq «es un asunto interno en el que nadie debería involucrarse, ni siquiera los estadounidenses», dijo el sábado el líder de la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK), Jalal Talabani, al presidente de Siria, Bashar Al-Assad.
Talabani comunicó esa posición a los embajadores en Siria de Estados Unidos y Gran Bretaña, Theodore Kattouf, y Henry Harger, respectivamente.
«No participaremos en ningún plan militar para cambiar el régimen (de Saddam Hussein). Esa meta sólo debe estar en manos de los iraquíes», sostuvo a su vez Mas'ud Barzani, líder del Partido Democrático de Kurdistán, que comparte con la UPK el control de la región septentrional de Iraq, bajo protección de Washington.
Ambos dirigentes realizaron el sábado cinco minutos de silencio para recordar a las víctimas del ataque químico de 1988, contra la septentrional ciudad iraquí de Halabja, que causó la muerte de 5.000 kurdos y lesiones permanentes o heridas a otros 7.000.
«Tenemos diferencias con Saddam Hussein, pero ningún cambio debe ser introducido por los estadounidenses, con quienes tenemos ciertas experiencias negativas», dijo a IPS Nassrallah Sourji, director de Relaciones Arabes del Partido de los Trabajadores Kurdos.
«Estados Unidos también dijo en (la Guerra del Golfo de) 1991 que su blanco era Saddam Hussein, pero eso no era cierto y ahora tampoco lo es. Sólo se trata de una maniobra para apoderarse de la infraestructura de Iraq», sostuvo Sourji.
A fines de la Guerra del Golfo, Washington alentó insurrecciones contra Saddam Hussein de musulmanes chiítas en la región meridional de Iraq, y de kurdos en la región septentrional, con la intención de precipitar el fin del régimen iraquí.
En aquel momento, diferencias políticas entre kurdos y chiítas impidieron una alianza entre ellos, y Washington permitió que los insurgentes fueran aplastados por el ejército iraquí. Más de un millón de kurdos buscaron refugio en Irán y Turquía, y miles murieron de hambre o frío al llegar el invierno.
Dirigentes de otras organizaciones kurdas enfrentadas a Saddam Hussein también se oponen a una acción militar contra él.
«Un eventual ataque de Estados Unidos no tendría como objetivo al gobierno, sino a la economía y el pueblo de Iraq», dijo Abdullah Ismail, del Consejo Consultivo del Movimiento por la Unidad Islámica en Kurdistán.
La oposición de las organizaciones kurdas a una ofensiva de Washington contra Bagdad es un dato de gran importancia, porque ellas son los únicos grupos opositores a Saddam Hussein que cuentan con fuerzas militares.
El periódico Al-Hayat, editado en Londres, afirmó que un equipo militar estadounidense de reconocimiento con más de 40 integrantes pasó 10 días en la región septentrional iraquí bajo control kurdo e inspeccionó instalaciones militares, entre ellas dos aeropuertos, «para preparar operaciones militares».
Talabani dijo a periodistas en Damasco que esa versión es «una total mentira».
«Los kurdos se exponen a un ataque de Saddam Hussein si cooperan con Estados Unidos, y a perder la protección de Estados Unidos si no cooperan», dijo a IPS un especialista en asuntos kurdos que no quiso ser identificado.
«La comunidad internacional no hizo nada cuando Halabja fue atacada en 1988. Saddam Hussein sigue en el poder, y nadie puede asegurar que no vuelva a hacer algo así», añadió.
La reunión entre Assad y Talabani se llevó a cabo mientras transcurre la gira por Medio Oriente del vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, quien procura apoyo a una acción militar de su paí contra Iraq.
Damasco señaló en un comunicado que ambos dirigentes «examinaron cuestiones relacionadas con Iraq, y en particular la amenaza estadounidense contra Bagdad».
Siria sostiene que Washington no debería preocuparse por Saddam Hussein, sino por poner fin a la violencia israelí contra palestinos en Cisjordania y Gaza.
«Los árabes esperan que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, inicie intensos esfuerzos para instalar una paz justa y amplia en Medio Oriente, y no que añada a la tragedia de los palestinos una nueva tragedia en Iraq» sostuvo en un editorial el estatal diario sirio Tishreen.
Siria e Iraq son países gobernados por fracciones rivales del regional Partido Baas Arabe Socialista, y Siria apoyó a Irán en su guerra de 1980-1988 con Iraq, pero en los últimos tiempos las relaciones entre Damasco y Bagdad han mejorado.
En la actualidad, Iraq es un importante mercado para las exportaciones sirias, a pesar de las sanciones económicas impuestas a Bagdad por la Organización de las Naciones Unidas.
Sin embargo, Damasco envió en las últimas semanas señales de apoyo a los kurdos, que propiciaron la visita a Siria de Talabani, y es posible que eso se relacione con la oposición kurda a un ataque contra Iraq. (FIN/IPS/tra-en/gb/ss/lp-mp/ip/02