ECONOMIA-MERCOSUR: Los pesares se sienten primero en la frontera

La ciudad brasileña de Uruguaiana, en la frontera con Argentina, sufre la crisis de ese país como antes debió afrontar la del propio Brasil, una doble inestabilidad común a localidades limítrofes con Paraguay y Uruguay.

La actividad del comercio local, que recibía hasta diciembre 250.000 dólares diarios del turismo de compra argentino, cayó 80 por ciento desde entonces, debido al colapso financiero del país vecino, según Ely Trindade, presidente del Club de Directores Lojistas (CDL, la asociación de comerciantes).

Esa retracción comercial provocó el aumento del desempleo, de hurtos y de asaltos en esta meridional ciudad fronteriza de 140.000 habitantes, una violencia que se intensifica los fines de semana, dijo Trindade a IPS.

La prosperidad o el retroceso de Uruguaiana, separada de Argentina por el río Uruguay y unida a la localidad vecina de Paso de Los Libres por el puente Internacional, depende en gran parte de las diferencias en la política cambiaria entre los dos países.

Trindade, comerciante hace 25 años y dueño de la empresa Autopartes Biltri, vivió varios vuelcos en el intercambio fronterizo, aunque la mayor parte del tiempo fue favorecido por la competitividad de los precios brasileños.

El comercio del lado argentino tuvo una situación favorable desde la construcción del puente en 1947 y hasta mediados de los años 70, lapso en el cual los brasileños cruzaban la frontera para hacer compras. Argentina era entonces «una potencia relativa y ofrecía mejores productos y precios», precisó Trindade.

Pero entre 1978 y 1979 la situación se invirtió y desde entonces los comercios brasileños fueron los beneficiados en general, salvo «cortos periodos» en que los precios argentinos volvieron a ser más bajos, añadió.

Esos cortos periodos fueron el producto de los planes de combate contra la inflación en Brasil, que comprendían una sobrevaluación del real, la moneda local, frente al dólar.

Esa situación favorable a los comercios de Paso de los Libres se dio con el fracasado Plan Cruzado, de 1986, y con el exitoso Plan Real, adoptado en julio de 1994 y que por más de un año mantuvo la cotización del dólar por debajo de un real.

Así, las dos décadas propicias para los comerciantes brasileños ayudaron al desarrollo de Uruguaiana, que hace 50 años tenía una población similar a la de Paso de los Libres, mientras que hoy tiene más del triple de habitantes.

Para ello contribuyó también la diferencia de actitudes, según el presidente del CDL de Uruguaiana. Los brasileños destinan sus ahorros a inversiones locales, a diferencia de los argentinos que tienden a hacerlo en Buenos Aires, acotó.

Sin embargo, ahora pesa sobre las ciudades fronterizas brasileñas, de la que Sao Borja e Itaqui son otros ejemplos, la amenaza de perder también los consumidores nacionales, además de los argentinos.

La depreciación del peso argentino, en más de 50 por ciento respecto del dólar hasta ahora, puede invertir nuevamente la balanza.

Ese riesgo, sin embargo, está lejos por ahora a causa del desabastecimiento y el caos productivo de Argentina, evaluó Trindade. Las farmacias de Uruguaiana, por ejemplo, fueron las que menos perdieron compradores argentinos, debido a que faltan medicamentos del otro lado de la frontera.

Además, muchas industrias argentinas se mudaron a Brasil en los últimos años, como fue el caso de ocho de ellas, de pequeño y mediano tamaño, que se instalaron en Uruguaiana, informó el comerciante.

La dilación de una ayuda del Fondo Monetario Internacional a Argentina prolongará la incapacidad de los comercios de Paso de los Libres de aprovechar el desbalance cambiario.

Esa circunstancia le otorga a los brasileños algunos años de plazo para adaptarse a la nueva situación, sostienen los empresarios de Uruguaiana, que ya buscan alternativas.

Las 212 empresas afiliadas al CDL local, que empleaban entre 3.500 y 3.800 personas, ya despidieron a casi 10 por ciento del personal temporario que se contrata para el periodo de mayores ventas de fines de año. Pero ahora comienzan los despidos provocados por el colapso argentino.

El presidente del presidente del CDL explicó, además, que los vaivenes de la actividad en la frontera hacen que el comercio local esté siempre sobredimensionado, al punto de que cada empresa cuenta con varios locales de ventas.

El cierre de filiales será la solución para los empresarios, pero el desempleo para muchos trabajadores.

En su caso, Trindade compensa parte de la pérdida de compradores argentinos con el dinero que obtiene de una filial en la frontera con Uruguay, con el cual Brasil mantiene una buena ventaja cambiaria.

Argentina, pese a sus dificultades, ya puede vender con ventaja muchos productos agrícolas y carne a la población brasileña de la frontera. También la gasolina argentina, ahora 50 por ciento más barata que la brasileña, atrae a los consumidores de Uruguaiana.

Sin embargo, la carne de vacuno no puede cruzar la frontera todavía, debido a la fiebre aftosa que afectó al ganado argentino el año pasado, observó un funcionario de la aduana brasileña en el puente Internacional.

La gasolina, por su parte, presenta el inconveniente de que en Brasil tiene una adición de 22 por ciento de alcohol, lo cual no ocurre con la producida en Argentina, añadió el funcionario.

Esa diferencia afecta el desempeño de los motores, desestimulando a los brasileños a abastecer su vehículo en el país vecino y viceversa. (FIN/IPS/mo/dm/if/02

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