ECONOMIA-CHILE: La batalla por subir los precios

Luego de cuatro meses en que se alternaron en Chile la inflación nula y la deflación, el gobierno y los agentes económicos observan con beneplácito los pronósticos para marzo de un aumento de 0,8 por ciento del índice de precios al consumidor (IPC).

«Cuando los chilenos vivíamos castigados por la inflación desatada estábamos muy mal, y ahora que el IPC fue de cero por ciento (en febrero) dicen que es preocupante. ¿Cómo se entiende eso?», se preguntó María José Bezanilla, residente en Santiago.

Ante este tipo de interrogantes del ciudadano medio, los economistas y los empresarios responden que un prolongado periodo sin alza del IPC es síntoma de caída acentuada del consumo y, por ende, una amenaza de recesión.

Los precios tuvieron en noviembre un «crecimiento cero», seguido en diciembre por una caída de 0,3 por ciento, a la cual se sumó un nuevo retroceso en enero, esta vez de 0,1 por ciento, para concluir febrero nuevamente con inflación nula.

Chile, uno de los países de mayor estabilidad política y económica de América Latina, sintió los efectos de la bancarrota financiera y de la intensa crisis económica y social de Argentina, que estuvo precedida en los últimos años por una deflación sin precedentes.

Más allá de las dudas de consumidores como Bezanilla, los expertos atribuyen los cuatro meses con deflación o sin inflación, fundamentalmente, a la depresión de la demanda interna, con comerciantes que no renuevan sus inventarios por falta de compradores.

Chile tuvo en 2001 una de las tasas de inflación más bajas de su historia, con un movimiento del IPC de 2,6 por ciento. El IPC entre marzo de 2001 y febrero último cayó a 2,5 por ciento.

El crecimiento del producto interno bruto (PIB) de Chile fue de tres por ciento, mientras el de América Latina fue de apenas 0,5 por ciento, lo que deja en evidencia un desempeño económico mejor que el regional.

El Banco Central había previsto para 2002 un crecimiento del PIB de 5,5 por ciento, pero ya en enero se debió asimilar el impacto de la crisis argentina y rebajar la proyección a 3,3 por ciento.

El Fondo Monetario Internacional, un tanto más pesimista que el Banco Central, previó en su último informe un crecimiento del PIB de Chile de tres por ciento para este año, en un contexto de una expansión de dos por ciento de la economía mundial y de apenas uno por ciento de la latinoamericana.

«Reactivar la economía» pasó a ser la preocupación central de las autoridades tras el toque de alarma del IPC entre noviembre y febrero.

El ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, descartó de plano recurrir al gasto fiscal como motor de una mayor demanda, aunque admitió la reasignación de recursos presupuestarios para favorecer el empleo en algunas áreas productivas y de servicios.

El Banco Central, organismo autónomo encargado de las políticas monetaria, cambiaria y crediticia, comenzó a recibir recomendaciones y presiones para bajar la tasa de interés referencial, lo que finalmente hizo el día 12.

El interés para los pagarés reajustables a 90 días del instituto emisor fue rebajado entonces de 5,5 a 4,75 por ciento, una de las reducciones más drásticas dentro de la tendencia moderada del Banco Central de bajar las tasas de a 0,25 o 0,50 puntos porcentuales.

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