DESARROLLO: Chávez intentará cinco dianas en cinco minutos

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se propone «dar en cinco blancos en cinco minutos» en el breve discurso que pronunciará ante la Conferencia Internacional sobre Financiación del Desarrollo en representación del Grupo de los 77 (G-77), conformado por 133 países del Sur.

Chávez, un ex comandante de paracaidistas que con frecuencia apela a la jerga militar para explicar sus propósitos, expresó su preocupación porque la cita en Monterrey, nordeste de México, se perciba como «una cumbre más». «Tenemos que hablar de temas álgidos para el desarrollo humano», afirmó.

«Los presidentes vamos de cumbre en cumbre, mientras nuestros pueblos van de abismo en abismo», dijo Chávez en 1999, cuando iniciaba su mandato y empezaba a participar de reuniones internacionales.

En Monterrey, Chávez, cuyo país ocupa la presidencia rotativa del G-77, será el primero de los casi 60 jefes de Estado y de gobierno que harán uso de la palabra este jueves y el viernes en la fase final de la Conferencia.

El mandatario, quien se proclama bolivariano (seguidor de las ideas del libertador Simón Bolívar) y a quien sus críticos acusan de abrazar principios de la izquierda estatista, anunció que en Monterrey presentará «una crítica al neoliberalismo» y propuestas alternativas.

El domingo, en la centésima edición de su programa semanal de radio «Aló Presidente», Chávez habló durante unos minutos con su par cubano Fidel Castro, quien le ofreció el respaldo de la delegación de su país para su exposición en Monterrey.

«Nada mejor que tu voz para defender a los 77, que padecen el acoso del orden económico que está prevaleciendo», dijo Castro en esa oportunidad.

Como Castro, Chávez ha ido adquiriendo experiencia como orador de exposiciones improvisadas, sin libreto, pletóricas de inflexiones y anécdotas y, sobre todo, de larga duración.

De modo que una exposición de cinco minutos, como lo marca el reglamento de la conferencia, significará para él no sólo una camisa de fuerza, sino una verdadera hazaña.

El discurso de Chávez es nominalmente antiliberal y pude ofrecer una nota de entrada discordante frente al Consenso de Monterrey, el documento final de la conferencia, pero su gestión económica en Venezuela no desentona en el concierto internacional.

Tampoco es discordante respecto de las áreas clave de la conferencia en Monterrey, comenzando por la movilización de los recursos financieros en el interior de los países y el incremento de la inversión privada internacional, a las que el gobierno de Chávez ha favorecido antes que presentarles cortapisas.

Como el Consenso de Monterrey incluye la defensa del acceso universal a la educación primaria, Chávez seguramente mostrará sus decretos prohibiendo el cobro de matrícula en las escuelas públicas, lo que significó la inclusión de 10 por ciento más de los niños en el sistema escolar.

Las medidas para detener la evasión de impuestos serán sin duda bienvenidas por Chávez, que impulsó cambios en la legislación venezolana para que los evasores y defraudadores tributarios reciban sanciones penales, además de administrativas.

Respecto de los sistemas de cooperación y comercio internacional, México y Venezuela exhiben desde hace dos décadas el Acuerdo e San José, por el cual se reparten por mitad el suministro, con financiamiento parcial de la factura, de 160.000 barriles diarios de petróleo a una decena de sus vecinos más pequeños y pobres de América Central y el Caribe.

Desde 2000, ya bajo la presidencia de Chávez, Venezuela sumó a ese mecanismo el Acuerdo Energético de Caracas, por el que entrega también en términos blandos unos 100.000 barriles diarios de crudo adicional a países del área, incluida Cuba, a la que destinan 53.000 barriles por día.

En la línea del G-77, Chávez y otros mandatarios latinoamericanos pondrán de bulto el rosario de cifras expuestas por agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre las que se destaca que 1.200 millones de personas —la quinta parte de la población mundial— viven con menos de un dólar al día.

Más de 850 millones de personas son analfabetas, aproximadamente 826 millones pasan hambre, cerca de 1.000 millones carecen de agua potable, 2.400 millones no acceden a servicios sanitarios básicos y anualmente 11 millones de niños y niñas menores de cinco años mueren por causas evitables.

La clave para solucionar estos problemas es el aumento de la ayuda oficial al desarrollo 50.000 a 100.000 millones de dólares anuales para acercarse a las metas de reducir a la mitad la pobreza extrema en el mundo, según el Grupo de Alto Nivel de la ONU sobre Financiación del Desarrollo.

Esas ideas serán respaldadas con matices por las principales figuras que asistirán a la cumbre de Monterrey, donde el presidente estadounidense George W. Bush destacará el incremento de la ayuda de su país a los programas de desarrollo internacional.

La duda es si Chávez criticará Chávez, y cómo, este aporte, que incluso empresarios como el estadounidense George Soros censuran por ser exiguo.

El careo con Bush pesa como una lápida sobre el mandatario venezolano, cuyo lenguaje y gobierno son criticados por los organismos del gobierno estadounidense como el Departamento de Estado (cancillería) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Marcando diferencias, luego de pasar por Monterrey, el presidente Bush visitará Lima para reunirse con sus de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. El único mandatario de la Comunidad Andina de Naciones excluido de esa reunión será, precisamente, Chávez.

Según el diario caraqueño El Nacional, en Monterrey podría registrarse una fotografía amistosa de Chávez con Bush —quien así aliviaría la carga de criticas—, pero con la condición de que el gobernante venezolano apoye el consenso sin desbordarse en sus críticas al Norte industrializado. (FIN/IPS/jz/mj/dv/02

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