El gobierno militar de Birmania sorprendió al mundo al detener a familiares del ex dictador Ne Win, que eran considerados parte de un grupo de intocables, y poner fin a algunos privilegios económicos de ese grupo.
Tres miembros de la familia de Ne Win, quien gobernó al país durante 26 años hasta 1988, están arrestados desde el 7 de este mes, acusados de conspirar para derrocar al gobierno. Los inculpados son Aye Zaw Win, esposo de la hija del dictador, Sandar Win, y sus tres hijos.
Ne Win y Sandar no fueron arrestados, pero varios analistas creen que la hija de «el Viejo», como se conoce al ex gobernante de facto de 92 años de edad, y el propio Ne Win están en detención domiciliaria.
La junta militar gobernante, llamada Consejo Estatal para la Paz y el Desarrollo, está integrada por ex subordinados de Ne Win en los años 80.
Los servicios de inteligencia de Birmania han interrogado a unas 100 personas que consideran involucradas en un intento de golpe de estado, entre ellas Myint Swe, comandante en jefe de la Fuerza Aérea, y Chit Tan, brigadier general del ejército, así como por lo menos cuatro generales.
Unos 50 civiles empleados en empresas de la hija y los nietos del ex dictador permanecen detenidos.
Las autoridades dijeron haber encontrado durante un allanamiento a la oficina de Sandar Win tres muñecos de magia negra representando a los tres principales generales de la junta gobernante, y el astrólogo Aung Pwint Khaung, contratado por ella y sus hijos, también fue encarcelado.
Periodistas de Rangún creen que algunos generales tenían información sobre el plan de golpe de Estado y mantenían vínculos cercanos con los nietos de Ne Win.
Las autoridades atribuyeron en conferencia de prensa las acciones del clan Ne Win a su descontento por la pérdida de privilegios económicos y ante los últimos acontecimientos políticos en el país.
También afirmaron que el fallido intento fallido de golpe de Esrtado no detendrá el diálogo en curso con la líder opositora Aung San Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1991 y en arresto domiciliario.
Durante años, los tres nietos del ex dictador birmano han explotado su influencia en provecho provio, y se los acusa de varios delitos.
El más notorio es Kyaw Ne Win, de 24 años, quien suele recorrer Rangún con sus guardaespaldas, algunos de ellos capitanes del ejército.
La comitiva de Kyaw lleva siempre desplegadas dos banderas, la de Birmania y otra con una estrella, un emblema personal del joven. «Es un príncipe pero quisiera ser un rey», dijo un habitante de la capital.
La ofensiva gubernamental contra el clan Ne Win también se relaciona con conflictos empresariales.
Aye Ne Win y Sandar Win son grandes accionistas de la firma de telecomunicaciones Myanmar Sky-Link Communications Ltd, que planeaba instalar en el país un sistema de teléfonos celulares de 144 millones de dólares.
Esos planes se detuvieron por conflictos entre los accionistas.
Hasta hace poco, la dictadura toleró el imperio económico del clan Ne Win, casi un Estado dentro de otro, pero en luego comenzó a quitarle privilegios, en beneficio de la creciente élite de militares y sus familiares.
La junta militar intenta mejorar su imagen interna y externa al afirmar que la familia de Ne Win se opone a las últimas reformas económicas y políticas en el país.
Sin embargo, fue pospuesta la séptima visita al país de Razali Ismail, enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas a Birmania que ha mediado en negociaciones secretas entre la junta militar y Suu Kyi, prevista para el 19 de este mes.
Más de un año y medio de esas negociaciones no han dado resultados tangibles, y casi 2.000 presos políticos permanecen encarcelados.
La situación económica se deteriora, con acelerada inflación, y el país puede afrontar disturbios sociales en los próximos meses. (FIN/IPS/tra-en/az/ja/lp-mp/ip hd/02
