El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, cosechó el domingo en El Salvador el apoyo de los siete gobiernos de América Central para su campaña contra el terrorismo y el narcotráfico, a cambio sólo de promesas.
Bush estuvo cinco horas en San Salvador, donde se manifestó dispuesto ante seis presidentes y un primer ministro a gestionar un tratado de libre comercio «siete más uno», pero dentro de dos años y con la condición de que los centroamericanos fortalezcan la protección de la propiedad intelectual.
«No creo que este viaje (de Bush) sea el inicio de un mayor apoyo (estadounidense) a América Latina», dijo a IPS el historiador y politólogo Luis Guillermo Solís.
Solís, catedrático de la Universidad de Costa Rica, señaló que las prioridades de Washington seguirán siendo los problemas de Medio Oriente, las relaciones con la Unión Europea y la lucha contra el terrorismo.
Bush concluyó el domingo una gira latinoamericana que lo llevó a Monterrey, nororiente de México, para la Conferencia Internacional sobre Financiación del Desarrollo, a Perú, donde conversó con cuatro presidentes andinos y, por último, a San Salvador.
«Ya anteriormente Bush se había comprometido tres veces con América Latina a aprobar el fast track (vía rápida para negociaciones comerciales) y no lo logró, pues no tuvo apoyo en su país», observó Solís. La agenda estadounidense de temas internacionales es actualmente muy estrecha, agregó Solís.
Bush conversó en San Salvador con los presidentes Miguel Angel Rodríguez, de Costa Rica, Francisco Flores, de El Salvador, Alfonso Portillo, de Guatemala, Ricardo Maduro, de Honduras, Enrique Bolaños, de Nicaragua, y Mireya Moscoso, de Panamá, y con el primer ministro de Belice, Said Musa.
«Anuncié el acuerdo de libre comercio con gran seriedad y vamos a trabajar lo máximo posible para tratar de apresurarlo», prometió Bush en una conferencia de prensa, en la que también reconoció que ese tratado tendrá un camino difícil.
El buscado acuerdo de libre comercio con Estados Unidos fue anunciado por los gobernantes de América Central con bombos y platillos y como un trampolín para el desarrollo.
Pero Bush no podrá negociarlo con certidumbre de resultados sin el respaldo de la llamada ley de promoción comercial, o vía rápida, que no ha sido aprobada por el Senado en Washington.
La legislación estadounidense de promoción comercial otorga al gobierno la facultad de negociar tratados de comercio sin necesidad de la aprobación capítulo a capítulo por el Congreso, cuyas potestades quedan reducidas entonces a ratificar el tratado firmado o a rechazarlo en bloque.
«Es lamentable que en la cita de San Salvador, Bush sólo tratara la agenda que interesa a Estados Unidos» y no los puntos «que le interesaban a la región», indicó a IPS la analista guatemalteca Carmen Ortiz.
Ortiz, de la no gubernamental Asociación de Investigación y Estudios Sociales, destacó que Bush no quiso abordar asuntos relativos a los emigrantes centroamericanos en Estados Unidos.
La gobernantes del istmo congregados en Sam Salvador deseaban conversar con Bush sobre el caso de cientos de miles de emigrantes que podrían ser deportados de Estados Unidos.
Unos 260.000 salvadoreños y 106.000 hondureños trabajan en Estados Unidos bajo el Estatuto Temporal de Protección, que vence el 5 de julio para los hondureños y el 9 de septiembre para los salvadoreños.
Bush sólo se comprometió a garantizar que los indocumentados latinoamericanos serán tratados con respeto.
Ortiz cree que, después de los atentados del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington, ha ganado fuerza en la administración de Bush la convicción en que la pobreza de América Latina es un problema latente para Estados Unidos.
Al respecto, el ministro de Trabajo de Honduras, Germán Leitzelar, dijo a IPS que Bush viajó a América Latina pues reconoce que el caldo de cultivo del terrorismo y el narcotráfico son la pobreza y la exclusión social.
«Tras los sucesos del 11 de septiembre, Bush está reconociendo que debe ayudar más a combatir la pobreza en sus países vecinos, en América Latina», indico Leitzelar.
En cuanto al eventual tratado de libre comercio de América Central con Estados Unidos, Leitzelar predijo que, como en todo acuerdo semejante, habrá beneficios en la medida en que el istmo tenga capacidad a la hora de las negociaciones.
Centenares de civiles se lanzaron a las principales calles de San Salvador para manifestarse contra la iniciativa de libre comercio.
Así mismo, organizaciones no gubernamentales objetaron el momento elegido por Bush para visitar El Salvador, pues paralelemante se cumplían 22 años del asesinato del obispo Oscar Romero, un defensor de los derechos humanos muerto a balazos cuando el país estaba ensagrentado por un conflicto armado. (FIN/IPS/nms/ff/ip dv/02