AMBIENTE-UNION EUROPEA: Más cerca del Protocolo de Kyoto

Organizaciones ecologistas aplaudieron a la Unión Europea (UE) por iniciar la ratificación del Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático, un paso clave para la puesta en vigor del tratado, que limitará la influencia humana en el clima.

Los ministros de Ambiente de las 15 naciones del bloque acordaron el lunes en Bruselas poner en marcha la ratificación del Protocolo de Kyoto, que compromete a la UE a abatir, entre 2008 y 2012, sus emisiones de gases de efecto invernadero a volúmenes ocho por ciento inferiores a los de 1990.

Compete ahora a la cumbre de jefes de estado y de gobierno, que se reunirán este mes en Barcelona, España, la adopción de medidas necesarias para que el proceso concluya el 1 de junio, fecha límite establecida por el bloque.

El Protocolo, adoptado en 1997 en Kyoto, Japón, por la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, compromete a los países industriales firmantes a reducir sus gases de efecto invernadero provocados principalmente por la combustión de petróleo, carbón y gas.

La opinión científica dominante estima que estos gases, y en particular el dióxido de carbono, son responsables del recalentamiento de la atmósfera y del consecuente cambio del clima planetario.

«La decisión de la UE es un paso histórico hacia la puesta en vigor del Protocolo en coincidencia con la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable», que se llevará a cabo entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre en Johannesburgo, Sudáfrica, dijo el asesor sobre clima de Greenpeace, Michel Raquet.

«La vigencia del Protocolo está hoy en juego. Este acto es una clara y definitiva señal a todo el mundo de que la UE se toma en serio (el compromiso de) Kyoto», agregó Raquet.

Estados Unidos, responsable de 25 por ciento de la emisión mundial de dióxido de carbono, se retiró del Protocolo en marzo del año pasado, cuestionando su fundamento científico y el carácter no obligatorio de las reducciones para las naciones en desarrollo.

Para que el tratado entre en vigor debe ser ratificado por 55 naciones que den cuenta de 55 por ciento de las emisiones de gases del Norte industrial. Hasta ahora, 47 estados completaron la ratificación, pero ninguno es una potencia industrial.

Tras el retiro de Estados Unidos, las presiones diplomáticas se dirigieron a Japón, Australia, Rusia y Canada, países que prometieron ratificar el Protocolo, pero aún no lo han hecho.

La medida de la UE «es un fuerte mensaje político dirigido sobre todo a Moscú y Tokio. Muestra que los 15 estados miembros quieren honrar su compromiso en conjunto y actuar como una sola voz», estimó el activista Matthias Duwe, de la Red Europea del Clima.

Según organizaciones no gubernamentales, Japón y Rusia esperaban el primer paso del bloque europeo para hacer lo propio.

La comisaria de Ambiente de la UE, Margot Wallström, anunció que emprenderá acciones inmediatas para urgir a los gobiernos de Australia, Rusia y Japón a ratificar el tratado.

«Este es un gran día para el clima y para el desarrollo sustentable. Nos permite mantener nuestra credibilidad y liderazgo. Por supuesto que todos los países deben actuar, pero tenemos cierta responsabilidad de tomar la delantera», sostuvo Wallström.

La funcionaria admitió que la aplicación del tratado supondrá un costo. Pero estimó que el mismo será de «0,06 por ciento del producto interno bruto (PIB) si se adoptan medidas eficientes como el intercambio de derechos de emisión».

«Si se usan mecanismos menos eficientes, el costo ascenderá a 0,3 por ciento del PIB, pero el cambio climático también cuesta», apuntó Wallström.

La implementación del Protocolo preservará y mejorará la calidad del ambiente y la salud humana, contribuirá al uso prudente y racional de los recursos naturales y promoverá medidas para afrontar problemas ambientales regionales o mundiales, estimó el documento firmado por los ministros de Ambiente.

«El cambio climático es el problema ambiental más grave que afronta la UE. La ratificación es un logro importante para salvar al Protocolo», estimó el presidente del bloque, Jaume Matas Palou.

Pero este compromiso no basta. «La UE deberá mantener abiertas las negociaciones para alentar a otros países a ratificar», agregó.

Si bien los grupos ecologistas no dudan de la voluntad europea, señalaron que el proceso de ratificación exige la aprobación legislativa en cada país. Italia y Grecia son los estados que más preocupan a la sociedad civil, pues están menos adelantados en materia de procedimientos internos.

«La finalización de los procesos nacionales no puede obstaculizar el compromiso general de la UE», dijo Duwe.

La Unión Europea rechazó el plan propuesto por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, como alternativa al tratado de Kyoto. «Hemos calculado que el plan de Bush permitirá a Estados Unidos elevar su producción de gases en 33 por ciento», sostuvo Wallström.

La propuesta del mandatario estadounidense, que aún debe ser aprobada por el Congreso legislativo, consiste en un mecanismo de reducción voluntaria de tres gases contaminantes, pero excluye el dióxido de carbono.

Según el mecanismo se asignaría a las empresas permisos por cada tonelada de gases contaminantes que emiten. Reduciendo su contaminación, las compañías ahorrarían esos permisos para utilizarlos más tarde o negociarlos con otras firmas.

Por otra parte, los ministros de Ambiente de la UE admitieron que la estrategia de desarrollo sustentable del bloque hace excesivo énfasis en los aspectos económicos y sociales, olvidando la importancia del ambiente.

El Parlamento Europeo reclamó el 28 de febrero que la cuestión ambiental se ubique en el mismo plano que las políticas económica y social y varios parlamentarios pidieron objetivos específicos para revertir tendencias no sustentables. (FIN/IPS/tra- eng/gh/ss/dc/en/02

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