VENEZUELA: Turbulencia política perturba industria petrolera

La creciente turbulencia política de Venezuela alcanzó a la empresa estatal petrolera, motor principal de la economía del país y considerada hasta ahora «una isla de excelencia».

Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), una de las mayores corporaciones empresariales de América Latina, aporta 80 por ciento de los ingresos por exportaciones de Venezuela y representa 30 por ciento del producto interno bruto (PIB), de modo que sus vaivenes tienen fuerte impacto en el país.

Un hecho inédito en el cuarto de siglo de existencia de PDVSA, creada tras la nacionalización del sector petrolero, fue la publicación el 25 de este mes de un aviso en la prensa donde altos ejecutivos de la compañía cuestionaron el proceso de «politización de la industria».

La advertencia fue una tácita crítica a la designación como nuevo presidente de PDVSA de Gastón Parra, un académico sin experiencia gerencial. Además, es el cuarto cambio en la dirección de la empresa en sólo tres años de gobierno de Hugo Chávez.

Parra asumió la presidencia de la compañía petrolera el día 13, en sustitución del general Guaicaipuro Lameda, quien la encabezó durante 15 meses.

Tras dejar el cargo, Lameda se retiró del ejército, se quejó de que durante su gestión no fue recibido por Chávez y pronosticó una crisis fiscal para PDVSA.

Lameda había sido precedido por Héctor Ciavaldini, quien permaneció poco más de un año en la presidencia de la compañía tras relevar a Roerto Mandini, que sólo tuvo una gestión de seis meses.

Aunque los ejecutivos de PDVSA, incluyendo a vicepresidentes y directores generales, no mencionaron expresamente a Parra, resultó evidente que el comunicado público fue una respuesta a la nueva designación para la principal industria del país.

«Es inaceptable que aquellos que históricamente han sido enemigos de esa institución, por razones de ideología política o por intereses personales, puedan ser nombrados ahora en posiciones de dirección», reza el pronunciamiento de los ejecutivos.

«La sustitución de la jerarquía del conocimiento y los méritos profesionales, tan necesarios para sobrevivir en el complejo negocio de la energía, por la jerarquía de la afinidad política o la aparente lealtad de una fracción o ideología, no hace sino resquebrajar la disciplina y la coherencia interna», añade.

Para los ejecutivos, debe «evitarse la politización» de la empresa, la cual «ha sido histórica y culturalmente de una neutralidad política incuestionable».

El ministro de Energía, Alvaro Silva Calderón, salió al cruce del comunicado asegurando que se mantendrá la «meritocracia» (promoción por mérito profesional) en PDVSA, pero «tomando en cuenta que esa empresa es pública, con una función social supeditada a la política del Estado».

La manifestación pública de la plana mayor de ejecutivos de PDVSA sumó otro elemento a la crisis política del país.

El gobierno ha sido objeto en lo que va de este año de nutridas manifestaciones de oposición, de críticas directas de Estados Unidos y de expresiones públicas de descontento de oficiales de las Fuerzas Armadas. También debió adoptar nuevas medidas económicas y aplicar un severo ajuste fiscal.

Chávez anunció el día 12 un recorte del presupuesto de 20 por ciento para este año y abandonó la política de bandas cambiarias de mínimo y máxima en las cotizaciones, lo cual ha significado en cuestión de días una depreciación de 30 por ciento del bolívar, la moneda local, frente al dólar.

Sin embargo, Chávez dijo el día 24 que el país «está en completa normalidad» y que «grupos minoritarios» juegan al desgaste de su gobierno «y a la intervención de Estados Unidos».

Además, puso énfasis al señalar que su «revolución social bolivariana», iniciada con su llegada al gobierno en febrero de 1999, «sigue a paso de vencedores».

Silva Calderón también aseguró el día 19 que las diferencias políticas en el país «son normales y que no tienen ninguna incidencia en el comportamiento del mercado petrolero». Descartó, además, que la designación de Parra tuviera un efecto negativo para la industria petrolera.

«Venezuela continúa siendo un país estable y seguro proveedor (de crudo), y así se percibe en todas partes del mundo», recalcó Silva Calderón. Este país es el segundo abastecedor de petróleo de Estados Unidos, después de Arabia Saudita, y el primero en cercanía geográfica.

Algunos analistas entienden que la relación entre Washington y Caracas está determinada por la cuestión energética. Estados Unidos espera tener un proveedor estable políticamente y cercano geográficamente.

También sostienen que los cambios producidos en la conducción de PDVSA en los tres años de gobierno de Chávez causan una percepción negativa en el mercado internacional de petróleo.

Humberto Calderón Berti, que en la década del 80 presidió la empresa y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), dijo a IPS que «el negocio petrolero se basa en la confianza y esa confianza sólo puede generarse por el trato que se da de forma sostenida entre la gente».

«Los constantes cambios que ha vivido la dirección de PDVSA dificultan esa dinámica y ello puede repercutir negativamente en los negocios petroleros de Venezuela, especialmente por que los dos últimos presidentes son ajenos a la industria del crudo», añadió.

Lameda era un general en actividad que no tenía experiencia en el mundo petrolero, mientras que Parra ha estado ligado al sector sólo desde las aulas universitarias, «sin una experiencia concreta para el manejo de una empresa tan compleja», criticó Calderón Berti.

El negocio petrolero venezolano ya sufrió una fuerte merma a causa de la caída de los precios en el mercado mundial y a los recortes de producción dispuestos por la OPEP desde el tercer trimestre del año pasado.

PDVSA sólo podrá aportar unos 5.400 millones de dólares al presupuesto nacional de este año, muy por debajo de los 7.000 millones previstos originalmente, debido a la coyuntura del mercado y al aumento de los costos operativos.

Las exportaciones petroleras de este país, socio fundador de la OPEP, ya habían caído 20 por ciento en 2001, respecto del año anterior.

Lameda, al entregar la presidencia de PDVSA, dijo que «la empresa no puede resolver todos los problemas del país», y admitió que el gobierno le estaba exigiendo ingresos al fisco «sobre ganancias que no hemos tenido».

Por su parte, José Toro Hardy, ex miembro del directorio de PDVSA, comentó que la orientación del gobierno es que la compañía se «endeude por 3.000 millones de dólares para que le otorgue dividendos al (Poder) Ejecutivo»

Mientras, el nuevo presidente de PDVSA señaló que su prioridad será «trabajar en equipo para reestructurar los costos y lograr una mayor eficiencia».

Parra explicó que los costos operativos de la petrolera estatal pasaron de 17 por ciento en 1976, cuando se nacionalizó el petróleo, a 70 por ciento el año pasado. Indicó, además, que el aporte al fisco se redujo de 74 a 23 por ciento en el mismo periodo.

«Esto es una barbaridad» y, por lo tanto, «se impone un análisis riguroso de todas las partidas», agregó.

Parra es conocido por su defensa del papel del Estado en el negocio petrolero y por sus críticas a la apertura del sector al capital privado. Su reto será poder conjugar esos factores, mientras todos los ojos de la economía venezolana estarán puestos en él. (FIN/IPS/ac/dm/if/02

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