SUDAN: Guerra civil se centra en el petróleo

Ataques del gobierno de Sudán contra civiles que recibían asistencia humanitaria en la meridional provincia del Alto Nilo muestran una creciente relación entre la guerra civil y el desarrollo petrolero, según activistas.

Organizaciones no gubernamentales (ONG) humanitarias afirman que el gobierno aplica una política de tierra arrasada en la región, con la intención de que los civiles la abandonen y eso la haga más segura para la inversión extranjera en prospección y explotación de petróleo.

El 20 de este mes, 17 personas murieron cuando helicópteros militares dispararon contra civiles reunidos en la aldea de Bieh para recibir ayuda del Programa Mundial de Alimentos, y 11 días antes se había producido un ataque similar en la región, rica en yacimientos de petróleo.

El 9 de este mes, bombardeos del gobierno sobre la aldea de Nimne causaron la muerte de cinco civiles, entre ellos un empleado de la ONG humanitaria Médicos sin Fronteras.

El incidente de Bieh causó un importante retroceso de os esfuerzos por la paz, ya que Washington decidió suspender el diálogo con Khartoum para poner fin al conflicto, que ha durado 19 años, hasta que reciba explicaciones sobre lo ocurrido.

«El asesinato deliberado de 17 civiles por parte de fuerzas del gobierno sudanés parece indicar que éste no tiene un compromiso serio con la paz», comentó el enviado especial de Washington a Sudán, John Danforth, en un artículo publicado por el periódico estadounidense St Louis Post.

Muchos piensan que esa falta de compromiso se debe cuestiones relacionadas con el petróleo.

Las crecientes exportaciones petroleras sudanesas, que aportaron al gobierno ganancias de 500 millones de dólares en 2000, han cambiado en los últimos años la economía del país, que produce en la actualidad más de 200.000 barriles de 159 litros por día, y espera producir el doble en 2005.

Gran parte de los ingresos petroleros se destinan a gastos militares para proteger las instalaciones de firmas transnacionales y combatir contra el insurgente Ejército de Liberación Popular de Sudán (ELPS), que opera en la región meridional.

«En el año posterior a la terminación de las obras del oleoducto hacia (el nororiental) Puerto Sudán, el gobierno duplicó su gasto militar y aumentó la producción local de municiones y armas livianas», según un informe de la ONG Grupo Internacional de Crisis (ICG, por sus siglas en inglés).

El ELPS piensa que el bombardeo en Bieh se realizó para frenar la mediación estadounidense por la paz.

«El gobierno no desea negociar un cese del fuego, sino que Estados Unidos cese sus intentos de asegurar paz al pueblo sudanés. Lo hicieron a propósito», comentó sobre ese ataque George Garang, portavoz de los insurgentes en Nairobi.

Las autoridades «esperan enriquecerse con el petróleo mientras dure la guerra. Si el conflicto termina, no podrán continuar con el saqueo», afirmó.

A su vez, los insurgentes admiten que buscan «impedir el control gubernamental de los campos petroleros, o por lo menos probar que son capaces de realizar importantes ataques contra ellos», sostuvo el ICG, con sede en Bruselas, en su estudio, titulado «Dios, petróleo y país».

En 2001, el ELPS aumentó sus ataques en regiones petroleras.

«Hemos comenzado a atacar los campos petroleros de Bentiu con pequeñas unidades de combate desarrolladas para ello, y continuaremos nuestra ofensiva allí y en los campos petroleros de Adar», dijo un comandante insurgente al ICG en julio de 2001.

«Obstaculizaremos la producción y aumentaremos el costo de las actividades petroleras. Hace poco atacamos con éxito un convoy de 25 camiones de una de las firmas que operan en la región», añadió.

A fines de ese mes, una ofensiva insurgente al sur de Bentiu determinó que la compañía petrolera sueca Lundin suspendiera sus operaciones en Sudán.

Las firmas petroleras «son blancos legítimos, si no escuchan nuestras exhortaciones a que abandonen la región. El gobierno compra armas para matar a nuestro pueblo con las ganancias petroleras, y tenemos derecho a contraatacar», arguyó Garang.

En agosto de 2001, el ELPS realizó su ofensiva más profunda hacia el norte del país, para atacar instalaciones petroleras. Hay versiones contradictorias sobre el daño que causó ese ataque, que de todos modos tuvo gran impacto psicológico, por producirse fuera del escenario habitual del conflicto.

«El ELPS está en mejores condiciones que nunca para perturbar la producción petrolera, porque ha adquirido nuevas aramas pesadas», aseguró el ICG.

El Ministerio de Relaciones Exteriores admitió en un comunicado que el incidente de Bieh se produjo en el marco de una respuesta al aumento de las actividades insurgentes.

En el contexto de «una escalada que se nos ha impuesto, se han cometido algunos lamentables errores, de los cuales fueron víctimas civiles inocentes, y prometemos trabajar duro para que no se repitan», expresó.

Sea como fuere, es probable que futuras iniciativas de paz sean tan inefectivas y de vida tan corta como la de Darforth, si la comunidad internacional no percibe que el petróleo es en la actualidad una clave de la guerra. (FIN/IPS/tra-eng/ks/mn/mp/ip/02

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