PAKISTAN: Planes de respuesta nuclear a presión económica india

Las autoridades de Pakistán prevén usar armas nucleares como último recurso contra India, no sólo ante un ataque militar sino también para responder a presión económica, según físicos nucleares de Italia que visitaron el país.

La tensión entre India y Pakistán aumentó tras el ataque terrorista del 13 de septiembre contra la sede del parlamento indio, del cual Nueva Delhi culpó a grupos con bases en territorio pakistaní, y en la comunidad internacional crece el temor de que ambos países lleguen a usar sus armas nucleares.

Los científicos italianos citaron en un informe al teniente general Khalid Kidwai, de la División de Planeamiento Estratégico pakistaní, quien les dijo que «las armas nucleares sólo apuntan a India» y que se prevén cuatro circunstancias para emplearlas.

La primera es que Nueva Delhi cruce el «umbral espacial», al conquistar una importante parte del territorio del país. La segunda es que cruce el «umbral militar», al destruir una importante parte de las fuerzas terrestres o aéreas pakistaníes.

Las otras dos hipótesis son que India estrangule a la economía del país, y que provoque «desestabilización política o cree subversión interna en gran escala».

La División de Planeamiento Estratégico es una secretaría de la Autoridad Nacional de Comando, creada en 2000 con el cometido de administrar todo lo relacionado con armas nucleares y encabezada por el general Pervez Musharraf, quien tomó el poder mediante un golpe de Estado en agosto de 1998.

La doctrina india sobre uso del arsenal nuclear lo reserva para responder a un ataque con el mismo tipo de armas, pero Islamabad no ha establecido esa restricción, con el argumento de que sus fuerzas convencionales son menores que las de Nueva Delhi.

El informe fue dado a conocer el mes pasado y elaborado por Paolo Cotta-Ramusino y Maurizio Martellini, de la organización no gubernamental por el control de armas Landau Network, que asesora con frecuencia al Ministerio de Relaciones Exteriores italiano.

Ambos científicos visitaron el país en la primera semana de diciembre, antes del ataque contra el parlamento indio, y sus conclusiones fueron presentadas en forma de respuestas a 25 preguntas.

Los datos surgieron de entrevistas con expertos, diplomáticos y generales en actividad y retirados, ministros, periodistas y activistas por la paz.

La meta del estudio fue medir el impacto de la guerra en Afganistán sobre la seguridad de las armas nucleares pakistaníes y sobre las conflictivas relaciones del país con India, con atención a eventuales repercusiones en toda Asia Meridional.

El informe se divulgó luego de que India interrumpiera el tránsito terrestre y aéreo bilateral, y de que facciones políticas belicistas indias pidieran que ese país se retirara del tratado para compartir las aguas de la cuenca del río Indus, firmado en 1960 por Islamabad, Nueva Delhi y el Banco Mundial.

Los ríos Indus, Ravi, Jehlum, Beas, Sutlej y Chenab fluyen hacia territorio de Pakistán desde India. Poco después de la creación de ambos países en 1948, Islamabad y Nueva Delhi disputaron por el uso de esas corrientes, e India obstaculizó el flujo de sus aguas hacia Pakistán durante casi una década.

El tratado de 1960 puso fin al conflicto, al otorgar a Pakistán uso exclusivo de las aguas del Indus, el Jehlum y el Chenab, y a India uso exclusivo de las aguas de los otros tres.

Una nueva interrupción del flujo de esas corrientes por parte de Nueva Delhi puede ser considerada por Islamabad como motivo económico suficiente para usar su arsenal nuclear.

Sin embargo, Kidwai dijo que no hay riesgo de conflicto nuclear entre India y Pakistán, si «ambos países toman decisiones en forma racional, se mantienen lejos de los umbrales y evitan conductas agresivas que podrían desencadenar una reacción», indicaron los autores del informe.

Es preocupante «la diversidad y amplitud de las motivaciones que Pakistán podría invocar para usar armas nucleares, así como el uso de la amenaza nuclear con la intención de asegurar un proceso racional de toma de decisiones por parte del oponente», comentaron.

«Las armas nucleares son percibidas en Pakistán como un instrumento para contrarrestar su manifiesta inferioridad ante India en el terreno de las armas convencionales», señalaron.

«Es previsible que Pakistán se sienta forzado a expandir y diversificar su arsenal nuclear, para aumentar sus opciones de ataque y hacer más creíble la amenazad de represalias nucleares» contra India, opinaron.

Eso «aumentará la probabilidad de uso de armas nucleares en una situación de crisis. La región puede emular en escala reducida (pero no necesariamente con menor riesgo) la carrera armamentista nuclear entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética durante la Guerra Fría», apuntaron.

Las alternativas a esos riesgos pueden surgir del diálogo y de negociaciones directas sobre control de armas entre India y Pakistán, acompañadas por alguna forma de presión y contención internacional sobre ambos países, afirmaron.

Cotta-Ramusino y Martellini reconstruyeron parte de la historia del programa nuclear pakistaní.

El general Aslam Beg, ex comandante del Ejército, les dijo que en 1989 el país disponía de seis bombas nucleares, y en 1991 de 15 dispositivos para lanzarlas, y que el costo del programa de 1975 a 1989 fue unos 200 millones de dólares, indicaron.

Beg sugirió que el país se propone «mantener de 75 a 90 bombas para contrarrestar el desequilibrio de armas convencionales con India, que posee un ejército tres veces mayor que el pakistaní, una fuerza aérea cinco veces mayor, y una marina de guerra seis veces mayor», explicaron.

Musharraf ha asegurado que las bombas permanecen «desarmadas», y «es probable que eso signifique que los componentes nucleares explosivos están separados de los detonadores no nucleares. Sin embargo, las bombas pueden ser armadas 'con gran rapidez' según Kidwai», advirtieron.

Kidwai dijo que Pakistán dispone de «medios terrestres y aéreos» para el lanzamiento de bombas nucleares, «en aparente alusión a aviones y misiles lanzados desde tierra», comentaron.

Islamabad no cuenta con sistemas de seguridad para evitar que personas no autorizadas ordenen usar armas nucleares, y considera que eso es innecesario mientras las bombas permanezcan desarmadas, dijeron fuentes de Instituto de Investigación de Políticas de Islamabad, según los autores del informe.

Sin embargo, la posibilidad de que las bombas sean armadas con rapidez hace que la ausencia de tales sistemas pueda ser peligrosa en situaciones de crisis, comentaron.

El establecimiento de mecanismos de control y seguridad para tales situaciones es una cuestión delicada, cuya solución requiere cooperación internacional. Esa cooperación puede ser bien recibida por Pakistán, si se acompaña de garantías de protección de datos confidenciales, añadieron.

El ministro de Relaciones Exteriores pakistaní, Abdul Sattar, dijo que es posible que un grupo de funcionarios del país visite Estados Unidos para discutir cuestiones de control de dispositivos nucleares. (FIN/IPS/tra-eng/ni/js/mp/ip/02

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