MEDIO ORIENTE: Esperanzas ante plan saudita de paz

El plan saudita de paz para Medio Oriente es apoyado con entusiasmo por los gobiernos árabes, y las autoridades israelíes expresaron gran interés en discutirlo, aunque sólo fue planteado en forma extraoficial y sin detalles.

El príncipe heredero de Arabia Saudita, Abdullah, esbozó el plan en declaraciones publicadas el 17 de este mes por el diario estadounidense The New York Times, e indicó que su base es normalizar las relaciones del mundo árabe con Israel, a cambio de la retirada israelí de los territorios árabes ocupados, incluyendo Jerusalén Oriental.

Abdullah, quien gobierna desde 1995 en lugar de su enfermo medio hermano el rey Fahd, dijo que había pensado lanzar esa idea en la cumbre de la Liga Arabe que se prevé realizar el 27 y el 28 de marzo en Beirut, pero que no lo haría porque el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, no muestra voluntad de paz.

Sin embargo, luego añadió con sutileza que estaba dispuesto a retomar la iniciativa, si Israel adoptaba acciones que rectifiquen su actual política de violencia contra los palestinos.

El responsable de política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, destacó que la importancia de las declaraciones de Abdullah se debe al mensaje y al mensajero.

El mensaje es que los países árabes aceptarían reconocer la existencia del Estado de Israel, 54 años después de su creación, en el marco de un acuerdo integral de paz por territorios.

El mensajero, Arabia Saudita, posee gran influencia sobre árabes y musulmanes por su riqueza petrolera, su privilegiada relación con Washington y la presencia en su territorio de los sitios más sagrados del Islam, las mezquitas de la Meca y Medina.

La implementación del plan tendría como base documentos negociados con auspicio de Estados Unidos, sobre cooperación de israelíes y palestinos en materia de seguridad, cese de los asentamientos israelíes en tierras ocupadas y cumplimiento de acuerdos anteriores, explicó Adel al Jubeir, asesor sobre política exterior del gobierno saudita.

Lo importante es que la iniciativa «dice al pueblo israelí que la paz con el mundo árabe es posible, si hacen la paz con los palestinos», enfatizó.

«Es una base muy sólida para una fórmula de paz», opinó el jefe de los negociadores palestinos, Saeb Erakat, y el portavoz de la Liga Arabe, Hanan Ashrawi, sostuvo que el plan «disminuye la presión sobre los palestinos y su presidente, Yasser Arafat, y la aumenta sobre los israelíes, a quienes fuerza a responder».

Según informes periodísticos, Sharon pidió a Washington que organice una reunión en la cual pueda discutir la propuesta con el gobierno saudita.

El presidente de Israel, Moshe Katsav, dijo que estaba dispuesto a visitar Riyadh o recibir a Abdullah en Tel Aviv para discutir la iniciativa, y el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Shimon Peres, opinó que el plan es «fascinante».

Sin embargo, observadores políticos árabes han expresado escepticismo sobre las intenciones del gobierno israelí.

«Israel ha apelado una y otra vez el truco de la negociación para impedir un definitivo acuerdo de paz», sostuvo PV Vivekanand, director del diario Gulf Today, de Dubai, uno de los Emiratos Arabes Unidos.

«El ex primer ministro israelí Yitzhak Shamir, participante en las conversaciones de paz de Madrid de 1991 Madrid, declaró que habría prolongado la negociación durante 20 años, sin firmar jamás el acuerdo de paz de Oslo de 1993, si no hubiera sido derrotado por Yitzhak Rabin en las elecciones de 1992», señaló.

«Cuando el gobierno israelí llega a un callejón sin salida, busca legitimidad internacional mediante el inicio de un diálogo. Eso hizo a comienzos de los años 90 y eso hace ahora, porque Sharon está atrapado entre el fracaso de su política de agresión contra los palestinos y el descontento del pueblo israelí», dijo.

Riyadh también necesita mejorar su imagen internacional, luego de que el saudita Osama bin Laden fuera señalado por el gobierno estadounidense como responsable de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.

Eso planteó la existencia de un vínculo entre el conflicto de Medio Oriente y el terrorismo internacional al cual Estados Unidos declaró la guerra tras esos atentados, y ahora Abdullah debe demostrar que su apoyo a la causa palestina no implica respaldar a extremistas dentro o fuera de la sociedad saudita.

«El apoyo a los palestinos del pueblo saudita es tan fuerte que permite a Riyadh plantear a Washington el intercambio de paz para Palestina por respaldo a la guerra contra el terrorismo» lanzada por el presidente estadounidense, George W. Bush, sostuvo el académico palestino Yezid Sayigh.

Washington afirmó que el plan de Abdullah es un «importante paso» hacia la paz en Medio Oriente, pero desea conocer sus detalles antes de adopar una posición oficial definitiva, lo cual puede ocurrir durante la visita a la región que el vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, prevé realizar en marzo.

«Estados Unidos ve con simpatía la iniciativa, porque desea un trueque de Palestina por Iraq, o sea satisfacer la acuciante necesidad árabe de reanudar conversaciones de paz com Israel, a cambio de que el mundo árabe tolere acciones para derrocar al presidente iraquí, Saddam Hussein», opinó Vivekanand.

Sin embargo, Riyadh apuesta a ganar en ambos terrenos: poner en marcha negociaciones con Israel y asegurar que no haya ataques contra Iraq», apuntó.

Abdullah enfatizó que es preciso descartar cualquier tipo de ofensiva contra Bagdad, en la misma entrevista en que esbozó su plan de paz.

Por otra parte, es significativo que todos los gobiernos árabes se hayan alineado tras la iniciativa de Abdullah, probablemente porque perciben que resolver el conflicto de Medio Oriente es la clave paea aislar a radicales y extremistas islámicos en sus países.

De todos modos, grupos radicales de ambos bandos serán un importante obstáculo para el avance hacia un acuerdo de paz.

El derechista ministro de Turismo israelí, Benny Elon, comentó que el régimen saudita es un «gobierno de minorías corruptas» por el cual siente escaso respeto.

Muchos israelíes rechazan la idea de que una parte de Jerusalén sea gobernada por los palestinos, y el gobierno de Israel ha aceptado en términos generales la fórmula de paz por territorios, pero también enfatizó en varias ocasiones que razones de seguridad le impiden volver a las fronteras de 1967 .

En ese año, Israel ocupó Cisjordania, incluyendo Jerusalén Oriental, y Gaza, territorios reclamados por los palestinos para establecer su propio Estado, y las sirias Alturas del Golán.

Sharon ha afirmado que está dispuesto a negociar el reconocimiento de un Estado palestino, si Arafat pone fin a la violencia, pero también ha mantenido durante muchos años posiciones contrarias a la retirada de todos los teritorios ocupados.

Además, el plan de Abdullah parece implicar que sean desmantelados los asentamientos israelíes en Cijordania y Gaza, en los cuales viven unas 200.000 personas, y es poco probable que los integrantes de la frágil coalición de gobierno encabezada por Sharon deseen correr el riesgo político de aceptar esa idea. (FIN/IPS/tra-eng/nj/js/mp/ip/02

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