LIBERIA: Pocas niñas escapan de la mutilación genital

La mutilación genital femenina afecta a 85 por ciento de las niñas de Liberia, país con 3,2 millones de habitantes, pese a los esfuerzos de organizaciones civiles por erradicar esa tradición violatoria de los derechos humanos.

La mutilación forma parte de los ritos tribales de iniciación. Se trata de una intervención que extirpa parcialmente los órganos genitales de la niña o la mujer, según dos modalidades.

La clitoridectomía retira total o parcialmente el clítoris y los labios menores de la vulva. La infibulación extrae el clítoris y los labios menores y realiza incisiones en los labios mayores para dejar una superficie rugosa.

Como consecuencia, las mujeres mutiladas suelen sentir dolor durante el coito y padecen constantes infecciones vaginales y urinarias.

Esta práctica afecta a niñas entre cuatro y ocho años, y se estima que 100 millones de mujeres en el mundo han sido mutiladas de esta forma, particularmente en Africa.

Activistas afirman que se trata de una violación de derechos humanos, de un acto de violencia contra las niñas y de una amenaza a su salud.

La Asociación de Abogadas de Liberia lleva a cabo una campaña educativa contra esta práctica.

«Estamos dedicadas a sensibilizar a la comunidad, a los jefes tribales, ancianos y defensores de las tradiciones, comunicando que es importante permitir a las niñas decidir si quieren o no» participar del rito de iniciación, dijo la abogada Elizabeth Boryennoh, presidenta de la asociación.

Boryennoh aseguró que la campaña está dando «buenos resultados» en algunas comunidades.

«Enviaré a mis hijas a la sociedad secreta para que las circunciden cuando la guerra termine en la región (septentrional) de Lofa», aseguró el maestro David Johnson, defensor de la práctica tradicional.

Lofa es, simultáneamente, una de las regiones de mayor incidencia de la mutilación genital, y escenario de encarnizados combates entre fuerzas del gobierno y del insurgente Liberianos Unidos por la Reconciliación y la Democracia (LURD).

Los enfrentamientos armados han desplazado a miles de personas a campos de refugiados ubicados alrededor de Monrovia, la capital.

Para Johnson, «si mis hijas, de siete y cuatro años, son circuncidadas, sus emociones sexuales serán menores y podrán concentrarse más en sus estudios y dejar de pensar en los hombres».

Con todo, el maestro aceptó discutir el tema con una persona ajena a su comunidad étnica. La mutilación es un tabú, según las tradiciones, que prohíben mencionarlo fuera de la sociedad secreta que inicia a las niñas con el rito de la ablación.

Quienes violan las reglas y hablan de ello con personas ajenas a la sociedad secreta, son castigados con una golpiza.

A su vez, las costumbres prevén diversas penas, incluyendo multas, contra extranjeros que cuestionen o critiquen la mutilación, ante la pasividad del gobierno.

Aunque la Constitución no acepta explícitamente la mutilación genital, reconoce la vigencia de todas las leyes consuetudinarias. Las autoridades nacionales y locales no tienen voluntad de erradicar la costumbre, según la Asociación de Abogadas.

Algunos tradicionalistas extremistas, conocidos como «zoes», secuestran a niñas de cuatro a 10 años para mutilarlas en la localidad de Bomi, en Liberia occidental, y en los campamentos de refugiados, ubicados en las afueras de Monrovia, aseguró Boryennoh.

Pero la organización sólo recibe las denuncias de los secuestros cuando llega a las comunidades, en su campaña de erradicación de la violencia sexual de género, y, por falta de recursos, no puede llevar a juicio a los responsables.

Según la organización, en 2000 los zoes dejaron de actuar en las escuelas de Bomi, y en los últimos meses se registraron menos secuestros en Liberia occidental.

Hace ocho meses, el gobierno creó el Ministerio de Género y Desarrollo. La ministra D. Musleng Cooper prometió abocarse a «reducir el desequilibrio de género y a procurar que los hombres consideren a las mujeres pares en el desarrollo de la nación».

Mariama Gaytaweh, funcionaria de la cartera, aseguró que se intentará regular las prácticas tradicionales para evitar las costumbres peligrosas y estimular las positivas.

«La mutilación genital femenina es un acto de violencia contra la mujer y en ese sentido debe ser erradicada aunque tenga profundas raíces en la tradición», señaló Gaytaweh. (FIN/IPS/tra- en/sh/an/mn/lp/dc/hd he/02

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