JAPON: Primer ministro contra las cuerdas

La alta popularidad que llevó a Junichiro Koizumi al cargo de primer ministro de Japón se desvanece ante su incapacidad para llevar a cabo reformas políticas y económicas.

«Al primer ministro le esperan malos tiempos», pronosticó Yukio Akatsu, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Chubu.

«Mis promesas de reformas no se verán alteradas, aunque caigan los índices de popularidad», aseguró Koizumi el miércoles al parlamento, consciente de la pérdida de su imagen.

Pero los analistas no se guían por las palabras de Koizumi, quien asumió su cargo en abril de 2001, y advierten que su posición política puede correr riesgos.

Toro Hayano, comentarista político del popular diario Asahi, indicó que el gobierno podría disolver la actual legislatura y llamar a elecciones anticipadas, aunque todo dependerá de la dinámica del poder en la coalición gobernante.

El gobierno de coalición está integrado por el Partido Liberal Democrático (PLD), de Koizumi, y dos partidos menores, el Nuevo Komeito y el Partido Conservador.

Pero los partidos minoritarios nunca respaldaron el paquete de reformas políticas y económicas con el que Koizumi ganó las elecciones, y podrían unirse a fuerzas opositoras al mandatario dentro del PLD para provocar un enfrentamiento, indicó Hayano.

Kiyoshi Kobayashi, otro analista del diario Asahi, sugirió que el momento crucial para el primer ministro será el mes de abril, cuando comience el año fiscal japonés. Los futuros hechos políticos dependerán de la mejora de la economía, agregó.

Las credenciales reformistas de Koizumi fueron atacadas durante las últimas semanas. La destitución la semana pasada de la ministra de Relaciones Exteriores, Makiko Tanaka, junto con el vicecanciller, fue rechazada por gran parte de la ciudadanía.

Una encuesta del diario Yomuiri Shimbun señaló una caída de la popularidad del primer ministro, de 74 por ciento a fines de enero a 47 por ciento la semana pasada.

Pero aunque el público desaprobó la decisión de Koizumi de destituir a Tanaka, el eje del resentimiento popular es la incapacidad del primer ministro para mejorar la economía, destacó un editorial del diario Yomuiri.

Tanaka se ganó al público con una reforma en la cancillería que atacó varios focos de corrupción, destituyendo a altos burócratas.

Además, la canciller logró que se dieran a conocer los contenidos de un oscuro programa de fondos. El martes se supo que más de 2.000 funcionarios de la cancillería habían malversado dinero del programa durante varios años.

Al asumir el cargo de primer ministro, Koizumi prometió eliminar «vacas sagradas», en referencia a intereses burocráticos y políticos considerados un obstáculo a la recuperación de la peor recesión económica japonesa desde la segunda guerra mundial.

Richard Werner, de la Universidad Sophia de Tokio, dijo que Koizumi evitó reformas importantes para eliminar problemas como las deudas generadas por una empresa financiada por el Banco de Japón o la reintroducción de préstamos bancarios para pequeñas y medianas empresas redituables durante la década pasada.

«Hasta los asesores de Koizumi están perdiendo la paciencia», dijo Werner.

Dos tercios de las personas encuestadas por Yomuiri están preocupadas por la situación económica, aunque la semana pasada el parlamento aprobó un presupuesto suplementario de 18.000 millones de dólares con un paquete especial para crear empleos.

Igual número de encuestados dijo no creer que el actual gabinete pueda revertir la situación económica.

Estimaciones oficiales indican que el producto interno bruto de Japón será nulo este año, lo que representa una caída a partir de un crecimiento de 0,9 por ciento en 2001. Este año el crecimiento se ubicaría en 0,6 por ciento.

Esta semana, el yen japonés se estancó en 133 frente al dólar, lo que representa una caída de más de 20 por ciento en relación con el año pasado.

Otro estudio del diario Yomuiri reveló un aumento del desempleo a 5,6 por ciento como resultado de la reforma de las corporaciones.

Otro punto débil de Koizumi es el nuevo plan de salud, a ser aprobado el mes próximo. El programa forzaría a los pacientes a pagar hasta 30 por ciento de sus cuentas médicas.

«Koizumi no trajo reformas, sólo empeoró la vida de la gente», dijo Mizuho Fukushima, un destacado abogado integrante del opositor Partido Social Demócrata.

El desvanecimiento del apoyo público podría convertir al primer ministro en un blanco fácil de los políticos del conservador Partido Liberal Democrático.

Una de las figuras amenazantes para Koizumi es el ex primer ministro Ryutaro Hashimoto, quien hace tiempo aguarda el momento adecuado para salir a escena, dijo Kobayahsi.

Por el momento, los analistas políticos no creen que haya intentos de derrocar a Koizumi, pero la situación podría cambiar pronto. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/lp/mlm/ip/02

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