JAPON-EEUU: Bush y Koizumi reafirmarán alianza en Tokio

La economía y la seguridad en Asia oriental serán los puntos principales en la agenda del presidente estadounidense George W. Bush para su visita a Japón, los días 18 y 19 de este mes, primera escala en una gira asiática.

La visita, primera de Bush a Tokio desde que asumió la presidencia en enero de 2001, se realiza en un marco de sólidas relaciones bilaterales, en especial luego de que el primer ministro japonés Junichiro Koizumi respaldó la campaña militar de Estados Unidos en Afganistán lanzada en octubre pasado.

Poco después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, Koizumi promovió una serie de leyes en el parlamento japonés para abrir el camino a la participación japonesa en la guerra en Afganistán.

Barcos de la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón se dirigieron al océano Indico para respaldar la guerra encabezada por Estados Unidos en Afganistán. El envío fue el primero tras la aprobación en noviembre de la ley antiterrorista impulsada por el primer ministro.

«Los japoneses consideran que la política de Bush se fortaleció con la guerra afgana. La decisión de dar a Tokio el primer lugar en la gira es percibida como símbolo de la amistad de Estados Unidos hacia Japón», comentó Nohiro Sasaki, analista especializado en Asia oriental del Instituto de Economías en Desarrollo, con sede en Tokio.

El próximo viaje presidencial contrasta con la actitud del antecesor de Bush, Bill Clinton (1993-2001), que en 1998 visitó China pero no Japón, lo cual aún trae malos recuerdos a Tokio.

Después de su estancia en Japón, Bush se dirigirá a Corea del Sur y a China.

Bush considerará en su visita la política económica de Koizumi contra la recesión económica, medidas de recuperación de Afganistán y cuestiones de seguridad. Los vínculos en la materia entre Estados Unidos y Japón son considerados el pilar de la seguridad asiática.

Koizumi se enfrenta con dificultades para imponer una política contra la recesión, con medidas como la inyección de fondos públicos a bancos y el control de la caída de los precios.

El diario Yomiuri informó el 14 de este mes que Bush respaldará y alentará el programa de Koizumi. Washington cree que la recuperación económica de Japón es fundamental para reducir la desaceleración económica asiática, exacerbada por la caída de la economía estadounidense.

Washington ha dicho que la recesión económica japonesa «arrastra a la economía mundial», pero analistas estiman que los asesores de Bush le han aconsejado que no sea demasiado duro con Koizumi, para poder afianzar el vínculo bilateral.

«Los japoneses saben que deben trabajar sobre su economía. Bush será cuidadoso y no dirá mucho», sostuvo el experto en estrategias del Banco de América Marshall Gittler.

Bush visitará el parlamento japonés, se reunirá con el emperador Akihito y visitará en Tokio el memorial al emperador Meiji, promotor de la modernización japonesa.

Medios de comunicación japoneses informaron que Bush y Koizumi también se comprometerán, en su carácter de jefes de gobierno de las mayores economías mundiales, a cooperar en la lucha contra el terrorismo y expandir su alianza de seguridad.

El Tratado de Seguridad entre Tokio y Washington vigente desde 1951, seis años después de la derrota de Japón ante las fuerzas aliadas en la segunda guerra mundial o guerra del Pacífico, es la base de la política exterior japonesa, cuya diplomacia ha priorizado desde entonces la relación con Estados Unidos.

Bush y Koizumi dialogarán sobre mecanismos para mejorar aun más la alianza, sostuvo el diario Sankei Shimbun.

Un aspecto clave de las negociaciones será al derecho de autodefensa colectiva, prohibido por la actual Constitución japonesa, que, como consecuencia de la derrota de 1945, impide la participación de la potencia asiática en guerras.

Desde la aprobación de la nueva legislación antiterrorista, los políticos japoneses están interesados en ampliar las funciones de la Fuerza de Autodefensa de Japón, para lo cual deberá derogarse la disposición constitucional que prohíbe los despliegues militares al exterior.

Otra cuestión de seguridad a considerar será la situación de Corea del Norte, país que Bush incluyó este mes en un supuesto «eje del mal» patrocinador del terrorismo que también integrarían Irán e Iraq.

Bush respalda una relación sólida entre Japón, Corea del Sur y Estados Unidos para hacer frente a Corea del Norte, pero ha sido criticado por rechazar la política amistosa de Seúl hacia Pyongyang.

Tokio se esmera en los preparativos de la visita y en la organización de fuertes medidas de seguridad.

La comentarista política Ryoko Ogawa destacó que los japoneses de a pie no están tan entusiasmados como los dirigentes políticos con la visita de Bush.

«Los japoneses comunes y corrientes son pacifistas y no están tan felices con el bombardeo de Estados Unidos contra Afganistán. Además, desconfían de la forma en que Washington empujó a apoyar su campaña militar», señaló la analista.

La opinión pública japonesa seguirá de cerca los movimientos de Koizumi «para ver si es capaz de alejar a Japón de la usual hegemonía de Estados Unidos, que caracteriza las relaciones bilaterales», sostuvo Ogawa. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/lp/mj/ip/02

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