INFANCIA-HONDURAS: Sequía aumenta la desnutrición

Seis de cada 100 niños de las zonas más afectadas por la sequía en Honduras sufren desnutrición aguda y la situación tiende a empeorar por la pérdida de cosechas de miles de campesinos, advirtieron organizaciones humanitarias.

Los meridionales departamentos de Choluteca, El Paraíso y Valle, donde residen casi un sexto de los seis millones de hondureños, fueron los más castigados el año pasado por la sequía, que también se abatió sobre otros países de América Central.

La Cruz Roja aseguró que la desnutrición aguda infantil, que en esa área creció de 2,7 a 5,9 por ciento entre julio y noviembre, seguirá en aumento en los próximos meses por la falta de atención internacional y los pronósticos de nuevos desajustes climáticos.

«La situación es muy difícil. Este es un desastre olvidado por el mundo», explicó a IPS el italiano Giorgio Ferrario, jefe de la delegación hondureña de la Federación Internacional de la Cruz Roja.

«Es claro que tenemos que apoyar a las comunidades más vulnerables, pero hay que ser sinceros y decir que los próximos meses podrían ser muy duros para cientos de familias pobres», destacó.

Ferrario dijo que instituciones humanitarias han intervenido en los últimos meses para paliar la crisis alimentaria en la zona, siguiendo los parámetros de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que aconsejan una acción inmediata una vez que cinco por ciento de los niños no reciban una dieta suficiente.

Una investigación del Programa Mundial de Alimentos indica que la sequía provocó la pérdida de 135.064 toneladas de cosechas de 65.805 familias campesinas el año pasado. La Cruz Roja ha proporcionado alimentos a 7.700 grupos familiares entre agosto a enero.

Pero el problema alimenticio podría agravarse si este año se cumplen pronósticos científicos de una nueva arremetida en América Central del fenómeno El Niño, que provoca cambios meteorológicos en varias regiones del mundo al calentar las aguas del océano Pacífico, explicó Ferrario.

«Si eso ocurriera, se podría dar un efecto en el que la temperatura general aumentara un grado, lo cual incidiría en un faltante de lluvias» a partir de marzo, aseguró.

Ese desajuste climático provocará, a su vez, un aumento de las precipitaciones en los meses tradicionalmente secos de octubre y noviembre, con consecuencias para miles de pobres de Honduras y de otros países vecinos, como El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

Las cifras recogidas por la Cruz Roja fueron recopiladas por un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) que señala, además, un incremento de hasta 40 por ciento de los precios de frijoles y maíz en Honduras, debido a la escasez de alimentos.

«Esta es una emergencia silenciosa», advirtió Roberto Escoto, oficial de Salud y Nutrición de Unicef en Honduras.

Escoto comentó a IPS que los problemas alimenticios y de sequía que afronta este país no tienen el dramatismo de un huracán o un terremoto, pero están minando progresivamente las capacidades de amplios sectores sociales.

«Hoy se está afectando el peso y el bajo rendimiento educativo de los niños, pero en el futuro eso representará problemas intelectuales y físicos en los adultos, es decir, una población sin energía», destacó el experto.

Los especialistas tratan de atacar dos problemas fundamentales, fuertemente ligados a la pérdida de las cosechas y la consecuente pobreza, como son la desnutrición aguda y la crónica.

La desnutrición aguda es una disminución en el consumo de alimentos en un periodo corto, que produce efectos inmediatos en la disminución de la talla de los niños, mientras que la crónica es provocada por la subalimentación por un lapso prolongado.

La desnutrición alcanza a 38 por ciento de los niños de Honduras, un fenómeno relacionado a la pobreza permanente en la que viven gran parte de la población del país.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo señala que la pobreza alcanza a 65 por ciento los hondureños, aunque datos de organizaciones no gubernamentales elevan ese indicador hasta 80 por ciento.

Los campesinos de América Central siembran y cosechan dos veces al año. La primera siembra, que normalmente provee entre 65 y 70 por ciento de los alimentos anuales, fue severamente afectada en 2001 por la sequía provocando la pérdida de entre 40 y 100 por ciento de la producción prevista.

Los campesinos hondureños pudieron recuperar algo en la segunda siembra, que provee entre 30 y 35 por ciento de los alimentos del país al año.

Sin embargo, en la actualidad tienen muy pocas reservas debido a las enormes pérdidas anuales. Por esa razón, la Cruz Roja y la Unicef realizan un llamado a la comunidad internacional para que preste más atención a este difícil panorama de Honduras.

«Esta situación se da porque en la región hay problemas estructurales», explicó a IPS Celia Medrano, coordinadora de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en Centroamérica.

La activista añadió que el problema de la sequía y la pobreza en América Central debería ser atacado con un plan de desarrollo, pues no se está atacando la causa de fondo, que es la concentración de la riqueza y la falta de oportunidades.

Los problemas alimentarios no han sido en los últimos años exclusivos de Honduras, pues también han afectado fuertemente a regiones de El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

«El istmo centroamericano es una región muy rica en recursos naturales y nuestros agricultores podrían vivir muy bien, el problema es que la verdadera riqueza está en muy pocas manos», destacó. (FIN/IPS/nms/dm/dv pr/02

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