El regreso a Francia de Didier Schuller, un ex funcionario del gobierno que huyó en 1995 para evadir cargos de corrupción, sacude la campaña para las elecciones de abril y mayo y pone en jaque al presidente Jacques Chirac.
El gobierno socialista había pedido la extradición de Schuller desde República Dominicana, pero el acusado anunció que volvería voluntariamente «para hacer frente a la justicia» y aclarar sus asuntos.
El ex funcionario fue detenido el martes por la policía a su llegada al aeropuerto Charles de Gaulle, de París.
Schuller está acusado de financiación ilegal de su partido neogaullista Reagrupación por la República (RPR) mediante contratos de construcción cuando era director de viviendas públicas de la sección Hauts-de-Seine, cercana a París.
Los cargos involucran a Chirac, que pretende repostularse para la presidencia. El presidente francés fue fundador del RPR y alcalde de París entre 1977 y 1995.
Además de haber sido director de viviendas públicas de Hauts-de- Seine hasta 1994, Schuller integró el gobierno regional, dominado por el RPR.
Varios fiscales determinaron que entre 1985 y 1995, los gobiernos regionales encabezados por el RPR aprovecharon la administración de viviendas públicas de París y departamentos relacionados para obtener comisiones ilegales de empresas de construcción.
Otras organizaciones políticas, incluidos los partidos Socialista y Comunista, también se beneficiaron de los sobornos, pero se cree que más de 90 por ciento de los fondos eran recibidos por el RPR.
La fiscalía estimó que en esos 10 años se pagaron 200 millones de dólares en comisiones ilegales.
En varias entrevistas realizadas en Santo Domingo, la capital de República Dominicana, Schuller admitió que condicionaba la concesión de contratos de obras públicas en su jurisdicción al pago de comisiones ilegales para financiar las estructuras nacionales del RPR.
El ex funcionario declaró que volvería a Francia para establecer claramente cuál es su cuota de responsabilidad en el asunto. «Por demasiado tiempo yo he llevado solo toda la carga», dijo.
Schuller sugirió que su testimonio ante la justicia apuntaría contra Chirac.
«Cuando hay un problema en un avión, en general el responsable es el piloto, y no los auxiliares de vuelo. Yo era sólo un sobrecargo», declaró.
Las declaraciones de Schuller están de acuerdo con varios testimonios brindados a fiscales que investigan cinco casos diferentes de corrupción relacionados con el RPR.
Todos los fiscales concluyeron que el presidente estuvo personalmente involucrado en las comisiones ilegales para la financiación de su partido.
Schuller también admitió que participó de una conspiración para desacreditar al fiscal Eric Halphen, quien estaba a cargo de la investigación de los escándalos de corrupción y renunció el mes pasado.
«La justicia francesa me ha decepcionado», porque «trabaja en dos ritmos diferentes: uno muy rápido contra los delincuentes menores, y uno muy permisivo que permite a los grandes delincuentes que malversan fondos públicos salirse con la suya», dijo el fiscal renunciante.
La declaración de Halphen hacía referencia a la inmunidad de que goza Chirac como presidente de Francia.
Según la Constitución, el presidente no puede ser procesado judicialmente a menos que sea acusado de alta traición, por lo tanto, no puede ser juzgado por corrupción a menos que pierda las elecciones.
El surgimiento de un nuevo escándalo reduce todavía más las posibilidades electorales del RPR.
Todas las encuestas de opinión revelan una constante disminución de la popularidad de Chirac desde principios de este año. Según un sondeo realizado en enero, sólo 11 por ciento de los franceses creen que el presidente es honesto, y 25 por ciento lo consideran «hipócrita» y «demagogo».
Por otra parte, el primer ministro Lionel Jospin, el rival más probable de Chirac en la segunda ronda de los comicios presidenciales, tiene un creciente apoyo popular.
Hasta ahora, Jospin resistió varias acusaciones de corrupción sin perder popularidad. (FIN/IPS/tra-en/jg/ss/mlm/ip/02