ESPAÑA: Reprimir o educar, dilema ante alcoholismo juvenil

La sociedad española está dividida ante el alcoholismo juvenil, pues unos exigen represión y otros se inclinan por medidas alternativas, en especial por la educación, escolar, familiar y social, posiciones manifestadas en un congreso finalizado este jueves en Madrid.

El congreso «Jóvenes, Noche y Alcohol» sirvió para sensibilizar y despertar el debate, además de sellar el compromiso de diseñar estrategias que pasen «por políticas preventivas y educativas», dijo en el acto de clausura el delegado del gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Gonzalo Robles.

En el acto inaugural, presidido por la reina Sofía, el vicepresidente y ministro del Interior, Mariano Rajoy, abrió la polémica al decir que su cartera propondrá una ley para prohibir el consumo de bebidas alcohólicas en la calle.

La denominada «cultura del botellón», práctica que atrae a los jóvenes y que consiste en beber en lugares públicos cerveza y gaseosas mezcladas con licor («cubatas») o con vino («calimocho»), incluye en muchas ocasiones el consumo de drogas.

Los vecinos de ciertos barrios españoles se quejan del ruido y la suciedad, pues esas reuniones suelen terminar en la madrugada, en especial los fines de semana y feriados. Las calles y veredas quedan cubiertas de latas, botellas, restos de comida, orina y vómitos.

También causa preocupación la predominancia de jóvenes en esas reuniones y el alto consumo de alcohol entre ellos.

Setenta y seis por ciento de los jóvenes de entre 14 y 18 años de edad ha consumido alcohol y 58 por ciento lo hace de manera habitual, informó la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. De ese total, 21 por ciento bebe en las calles, plazas o parques públicos, en reuniones de amigos.

El psiquiatra español Luis Rojas Marcos, que dirigió los servicios de salud de la nororiental ciudad estadounidense de Nueva York, cree que cualquier medida que retrase las edades de inicio del consumo es positiva.

«La permisividad social hacia el alcohol empuja a muchos adolescentes al consumo abusivo», advirtió Rojas Marcos, quien aclaró que cuatro decenios de dictadura encabezada por Francisco Franco (1939-1975) han dejado una secuela que todavía impide separar la represión de la disciplina razonable.

Por su parte, el sociólogo y portavoz de los vecinos de la céntrica Plaza del Dos de Mayo, de Madrid, Carlos Priego, dijo que su organización no ha notado la falta de una normativa especial sino el incumplimiento de las existentes.

Aunque no es partidario de la represión, Priego advirtió de que «mientras no se consiga sustituir al alcohol como único valor de disfrute en el ocio de la juventud no podemos dejar que la convivencia en los barrios se siga degradando». Por eso, saludó todas las iniciativas que pongan término a esa situación.

La oposición se opone a las medidas anunciadas por Rajoy. La dirigente del Partido Socialista Obrero Español Leire Pajín señaló que es necesario promover medidas de ocio alternativo al consumo de alcohol.

Mientras, la dirigente de la coalición Izquierda Unida (IU, basada en el Partido Comunista), Marisa Castro, dijo en el congreso que las leyes represivas no solucionarán el problema, y abogó por la educación en el consumo responsable de bebidas alcohólicas.

En términos similares se pronunció la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos, según la cual el problema debe ser considerado con los jóvenes, desde su perspectiva, integrándolos en la solución y ofreciéndoles alternativas de ocio de las que hoy carecen.

El secretario general de las Juventudes Socialistas, Herick Campos, opinó que el gobierno está criminalizando a los jóvenes y que poco se conseguirá sólo con prohibiciones, si no se les facilitan otras vías de ocio.

El medico holandés Cees Goos, coordinador durante dos decenios de las políticas sobre alcoholismo, tabaquismo y toxicomanías de la Organización Mundial de la Salud, se mostró escéptico sobre la eficacia de las prohibiciones, aunque consideró que es necesario probarlas.

Pero, añadió, las restricciones constituyen una política incongruente, pues al mismo tiempo se permite que las empresas fabricantes de bebidas alcohólicas constituyan uno de los sectores más activos en materia publicitaria y que dirija muchas de sus campañas hacia los jóvenes.

En sentido diametralmente opuesto se pronunció el presidente de la Federación Española de Bebidas Espirituosas, Vicente Dalda, quien se quejó porque no le permitieron participar en el congreso.

«No podemos negarle a la población el placer de la bebida», ya que «hay que aprender a disfrutar de ella sin abusar», dijo Dalda, quien se pronunció por la educación desde el núcleo familiar. (FIN/IPS/td/mj/he pr/02

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