ESPAÑA: Niña musulmana, símbolo de la no discriminación

Fátima Elidrisi, una marroquí de 13 años, se convirtió este lunes en símbolo de la no discriminación por razones religiosas en España, al ingresar a una escuela pública con el tradicional velo islámico en medio de fuerte polémica que conmocionó el ámbito educativo.

La niña comenzó a concurrir a la escuela San Lorenzo de El Escorial, histórica localidad ubicada a 80 kilómetros de Madrid, con su cabeza y cuello cubiertos con el hijab, el pañuelo usado por las mujeres musulmanas.

Elidrisi habían intentado días antes iniciar sus estudios en una escuela privada y luego en otra estatal, pero no pudo hacerlo ya que ambas pusieron como condición que asistiera a clase con la cabeza descubierta, igual que el resto de las alumnas.

Tras haber cautivado la atención de todos los medios de comunicación que esperaron su llegada, la niña ingresó este lunes a la escuela en medio de aplausos de sus nuevos compañeros de estudio y acompañada por sus padres, hermanas menores y delegados de la Asociación de Trabajadores Marroquíes en España.

En el colegio San Lorenzo, por decisión de su directora y coincidiendo con su ingreso, se celebró el día de la tolerancia y la diversidad religiosa.

El problema comenzó cuatro meses atrás, cuando el padre de la niña marroquí, un inmigrante con trabajo y residencia en España desde hace una década, logró reunir a los medios para traer a su lado al resto de la familia.

En ese momento y ante la falta de plazas en la escuela estatal de El Escorial, localidad con 12.500 habitantes, el gobierno de la Comunidad de Madrid dispuso que se la inscribiera en el colegio privado de la Inmaculada Concepción, que recibe subsidios del gobierno.

Pero cuando Elidrisi intentó entrar al colegio, las religiosas a cargo del centro se lo impidieron ante la negativa de la niña a quitarse el hijab.

Debido a esa situación, su padre presentó un reclamo formal ante el gobierno de la Comunidad de Madrid, una de las 17 que integran España.

Finalmente, la Dirección de Educación de la comunidad le adjudicó la semana pasada una plaza en otra escuela pública, aunque también allí su directora exigió que entrase con la cabeza descubierta.

Esas negativas de las autoridades de las dos escuelas dieron origen a una fuerte división de opiniones entre los padres de los demás alumnos y una abierta polémica pública.

Algunos opinaron que cubrirse con el hijab separaba a la niña de sus compañeros, mientras otros indicaron que impedirle su uso era también discriminatorio porque no se respetaban sus creencias religiosas.

La división de opiniones llegó incluso al centrista Partido Popular, a cargo del gobierno de España y de la Comunidad de Madrid.

El ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, se pronunció en contra de que se aceptase a la niña marroquí con el hijab y comparó su uso con la ablación del clítoris, que se practica en algunas zonas de Africa.

El consejero (ministro) de Educación de Madrid, Carlos Mayor Oreja, dispuso el sábado, cuando arreciaba la polémica, que se aceptase a Elidrisi en la escuela pública, pues «no se puede privar a una persona del derecho a ser escolarizada porque vaya con un pañuelo».

La conversión del día de ingreso de la niña en una celebración fue propuesta por el presidente de la Comisión Islámica, Mohamed M. Medina, quien señaló que, debido a las tensiones, sería positivo hacer un esfuerzo de convivencia.

La asociación de padres de la escuela protestó, pero no por el ingreso de la niña sino porque no se haya obligado al instituto religioso a recibirla. Ese instituto, señalaron, recibe subsidios del Estado y tiene más comodidades y plazas libres que el público, que está abarrotado.

Si, por esa razón, las autoridades enviaron a la niña en primer lugar a ese colegio religioso, también tendrían que haberlo obligado a que fuera aceptada, precisaron los padres.

La polémica se produjo a pocos días de que se inaugure en la meridional ciudad de Córdoba el Tercer Congreso Internacional de la Mujer Musulmana, convocado para el 28 de este mes con el fin de analizar precisamente la situación y los derechos de las mujeres que profesan esa religión.

La presidenta del Congreso, la duquesa de Medina Sidonia, conocida en España como «la duquesa roja» por su resistencia democrática a la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), señaló que el porte del velo o del pañuelo no impide a la mujer islámica realizarse intelectualmente.

Añadió que eso «no significa que sea lícito obligar a portar esta u otra prenda, como tampoco prohibirlo», y como dato histórico precisó que las mujeres del sur de España, que no eran musulmanas, escondieron su rostro con una mantilla, conocida como «cobija», hasta que en 1931 se instauró la República.

La coordinadora del Congreso, Kamila Toby, rechazó también los estereotipos sobre las mujeres musulmanas y sostuvo que el libro sagrado de los musulmanes, el Corán, proclama la igualdad de derechos sin distinción de sexos, razas, ni religiones.

Además, calificó de ignorantes a quienes achacan la ablación del clítoris a esa religión, pues esa «es una práctica aberrante de la antigua tradición africana contra la cual lucha el Islam».

El uso del chador (vestido negro de pies a cabeza), el hijab (pañuelo que cubre el pelo y el cuello) o el «burka», (vestido de una sola pieza que cobre todo el cuerpo, cara incluida, con una rejilla para poder ver), son distintas sensibilidades de la aplicación del Corán.

En España, al contrario que en Francia, donde se prohíbe el uso del hijab en las escuelas, la decisión de Mayor Oreja indica que su uso no está limitado y que depende de la propia voluntad de las personas.

El aplauso que recibió a la niña marroquí al ingresar este lunes a la escuela pública y la decisión de su dirección a dedicar la jornada a defender la tolerancia y la libertad religiosa indican que este precepto ha ganado la partida. (FIN/IPS/af/dm/hd ed/02

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