Pacifistas reunidos en el Foro Social Mundial manifestaron su alarma este lunes por las últimas acciones militares de Estados Unidos, mientras el presidente George W. Bush anunciaba un aumento de 48.000 millones de dólares del presupuesto militar.
Ante docenas de activistas reunidos en un seminario sobre globalización y militarismo en Porto Alegre, sur de Brasil, la presidenta del Campamento de la Paz de Filipinas, Aurora Parong, dijo que los responsables de atentados terroristas deben ser sometidos a la justicia, pero se opuso a la guerra como medio para acabar con el terrorismo.
«Sólo luchando contra las raíces de la pobreza y la injusticia podremos combatir el terrorismo. Estados Unidos perdió hace 10 años en Filipinas una de las mayores bases fuera de su territorio, pero ahora ese país despliega sus tropas en el mío supuestamente para luchar contra el terrorismo», dijo Parong.
Al mismo tiempo que Bush anunciaba a soldados estadounidenses el incremento del presupuesto militar para «defender la libertad con el mejor equipamiento», la activista sostuvo que la intención de Washingtona es proteger a las compañías multinacionales, en especial petroleras y mineras, que operan en Asia sudoriental.
«Quieren convertirnos en un Afganistán, y por eso protestamos contra el despliegue de tropas. No queremos ser una escala contra otra guerra que podría iniciar Estados Unidos contra Corea del Norte, Irán o Iraq. No queremos ser parte de otro Vietnam», dijo Parong.
Porto Alegre, capital del estado brasileño de Río Grande del Sur, es por segunda vez desde el jueves y hasta este martes sede del Foro Social Mundial, conferencia convocada como contracara del Foro Económico Mundial, tradicionalmente realizado en la localidad suiza de Davos y este año trasladado a Nueva York.
Bush afirmó este lunes a los soldados estadounidenses que irían a la guerra contra el terrorismo a lugares que nunca antes habían sido concebidos como campo de batalla.
Irán, Iraq y Corea del Norte fueron descriptos por Bush, en un discurso ante el Congreso legislativo estadounidense la semana pasada, como el «eje del mal», lo cual fue interpretado por muchos observadores como la demostración de sus intenciones de atacar esos países.
Washington explota el atajo legal conocido como «excepción de seguridad» para ayudar a fabricantes nacionales de armas a competir en el mercado internacional, e incluso asite a otros países a comprar sus productos, sostuvo Jeff Feffer, experto en asuntos militares.
Estados Unidos es el principal productor y exportador de armas, un comercio que ascendió a nivel mundial a 800.000 millones de dólares en 2000. Feffer pronosticó que las ventas mantendrán su tendencia creciente luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington.
«Pero eso no debería dar a Estados Unidos permiso para atacar cualquier país sólo sobre la base de su propia definición de terrorismo», advirtió la coordinadora de la Sociedad Palestina para la Protección de los Derechos Humanos y el Ambiente, Dianne Luping, residente en Cisjordania, territorio ocupado por Israel.
«Si la definición de terrorismo es el ataque contra civiles inocentes», debe considerarse que Estados Unidos incurrió en actividades terroristas «en la campaña contra Afganistán y su apoyo del régimen esencialmente brutal y militar de Israel», agregó la activista palestina.
Los casos de Afganistán e Israel son expresiones de «colonialismo, expansionismo y explotación», afirmó.
«Formas de militarismo y ocupación, campañas militares como la lanzada contra Afganistán y crímenes de guerra han sido justificadas en nombre de la seguridad, de la guerra contra el terrorismo y contra los terroristas», sostuvo Luping.
«Es claro que las acciones de Washington en Medio Oriente, en particular su respaldo a Israel, no es simplemente una cuestión de respaldo (político) de las comunidades judías en Estados Unidos. Tiene que ver con intereses petroleros y con la venta de armas», dijo. (FIN/IPS/tra-en/lm/mj/ip dv/02