DESARROLLO: Sindicatos de EEUU exigen globalización justa

Los trabajadores de todo el mundo sufren la presión de la economía global, afirmó el presidente de la central sindical estadounidense AFL-CIO, John Sweeney, quien exigió «cambiar las reglas hechas por las corporaciones».

Sweeney, participante de una conferencia alternativa al Foro Económico Mundial, puntualizó que la AFL-CIO (Federación Americana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Sindicales) no se opone a la globalización, pero pretende una globalización justa.

Por su parte, el portavoz del Foro Económico Mundial, Charles MacLean, dijo que este año, el primero en que sesionó fuera de la localidad suiza de Davos, ese grupo de la elite empresarial y política, intentó «ayudar a los dirigentes empresariales a tener en cuenta temas en los que ellos pueden marcar una diferencia, como la gobernancia mundial».

El foro, reunido desde el jueves de la semana pasada en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, fue clausurado este lunes. Los 2.700 participantes consideraron el futuro de la globalización económica y nuevos asuntos, como el bioterrorismo y el diálogo entre religiones.

El comercio internacional es vital para el crecimiento económico, pero debe beneficiar a toda la humanidad y no sólo a unas pocas corporaciones, dijo Sweeny.

Sweeney es presidente desde 1995 de AFL-CIO, una confederación de sindicatos estadounidense que representa a más de 13 millones de trabajadores. El dirigente sindical pronunció su discurso en el marco de varias conferencias organizadas en respuesta al Foro Económico Mundial.

Los asuntos abordados en las contra-conferencias fueron propuestos por varias organizaciones no gubernamentales, con la meta de hacer oir la voz de los sectores de la sociedad no representados en el Foro Económico Mundial y exponer la forma en que la globalización perjudica a los más débiles del mundo.

Centenares de manifestantes mantuvieron su protesta desde el jueves frente al Waldorf-Astoria, que estuvo protegido por un espectacular cordón de seguridad. «Acabemos con el capitalismo», coreaban los activistas, que exigieron el respeto de los los derechos humanos y condenaron la «codicia corporativa».

Mientras, el director general del Fondo Monetario Internacional, Horst Koelher, aseguró el domingo en el Foro Económico Mundial que la economía global se encamina a la recuperación, aunque «sigue siendo débil». Koelher dijo tener un «optimismo prudente» sobre el futuro económico del mundo.

«Otro mundo es posible, un mundo libre del hambre, donde los derechos humanos estén primero, los niños puedan ir a la escuela en lugar de trabajar, las mujeres sean respetadas, y las compañías rindan cuenta de sus movimientos», sostuvo por su parte Sweeney.

Las palabras de Sweeney se hicieron eco de la consigna «Otro mundo es posible», del II Foro Social Mundial, que se realiza en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre desde el 31 de enero y finalizará este martes.

Entre 50.000 y 60.000 representantes de la sociedad civil y de sindicatos, según el cálculo de los organizadores, se reúnen en Porto Alegre para proponer alternativas al Foro Económico Mundial.

Sweeny insistió en la importancia de ampliar las metas de la justicia social. Según el dirigente sindical estadounidense, el alivio de la deuda debe estar en la agenda de todas los países, que además deben exigir al Banco Mundial inversiones para cubrir sus necesidades básicas.

Así mismo, es necesario garantizar a los trabajadores el derecho de organizarse libremente y poner fin a las condiciones de explotación en que se desempeña el personal de empresas de vestimenta como la estadounidense Gap, advirtió.

También subrayó el desafío de la pandemia del sida, que está diezmando a la población de Africa subsahariana. «El desafío es grande, pero el imperativo es mayor», indicó.

El dirigente sindical se refirió al quiebre en diciembre de la corporación de energía Enron, considerado la mayor bancarrota de la historia de Estados Unidos. «Lo erróneo de Enron no es la forma en que cayó, sino cómo fue construida. Es escandaloso; Enron no violó las reglas, las hizo», dijo.

Panelistas, dirigentes sindicales y activistas se unieron en una protesta pacífica frente a la tienda de ropa Gap, en el distrito comercial de la Quinta Avenida, en Manhattan.

Durante la protesta, representantes de varias organizaciones sindicales, incluyendo el sindicato de los trabajadores de la vestimenta, Unite, y la organización Otro Mundo es Posible denunciaron a fábricas y talleres en que se explota a los trabajadores. (FIN/IPS/tra-en/yb/lp-ff/lb dv/02

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