DESARROLLO: El Foro de Davos como antiglobalizador

El Foro Económico Mundial, que comenzó el jueves en Nueva York, reduce la globalización a la mera hegemonía del capital financiero, dijo este jueves el alcalde de Porto Alegre, Tarso Genro, en el II Foro Social Mundial que se celebra en esta ciudad del sur de Brasil.

La globalización se inició en el siglo XV para cubrir desde entonces sucesivas fases en diversos ámbitos del desarrollo de la humanidad, pero el foro de políticos y empresarios que se reúne cada año en Davos y que en esta oportunidad se trasladó a Nueva York reduce unilateralmente este proceso a lo financiero, dijo Genro.

El jefe del gobierno municipal de Montevideo, Mariano Arana, fue el otro expositor en el seminario sobre Comunicación y Poder Local realizado este viernes.

El debate tuvo como comentarista a la presidenta de la Federación de Periodistas de Brasil, Elizabeth Villela Da Costa. Mario Lubetkin, director de Inter Press Service (IPS) para América Latina fue el conductor y moderador.

Esta deliberación fue parte de un ciclo de tres seminarios sobre Democratización de las Comunicaciones que concluirá el lunes con coloquios que conducirán el director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, y el presidente emérito de IPS, Roberto Savio.

Alli participarán los expertos Armand Mattelart, Jorge Araujo, Francisco Jarauta y Kaarle Nordestreng.

Arana y Genro expusieron las experiencias de sus dos municipios, gobernados por partidos izquierdistas (el Frente Amplio en Montevideo y el Partido de los Trabajadores en Porto Alegre), en las áreas de la información y la comunicación.

El término globalización se puede articular históricamente con los grandes movimientos culturales y comerciales desde el siglo XV, dijo Genro.

El proceso comenzó con la expansión del comercio, de las religiones y de una determinada estética, sostuvo el alcalde. Más tarde, la revolución industrial produjo una globalización de la sociedad capitalista y de las luchas de la clase obrera, elementos que sientan las bases de la llamada modernidad, agregó.

El Foro Económico Mundial rompe con esa impronta múltiple del proceso globalizador iniciado en el siglo XV, porque asume que hoy la única exportación modernizante es la del capital financiero, señaló Genro.

De ese modo, se desvirtúa una realidad articulada durante cuatro siglos, en un ejercicio de manipulación que alcanza también a la información y la comunicación. Genro advirtió que se gestan, así, premisas planetarias: «Debemos privatizar porque es necesario que nos integremos a la globalización» es una de ellas, afirmó.

El alcalde de Porto Alegre dijo que en América Latina hay numerosos gobernantes que se sometieron a esta manipulación, como Fernando Collor de Melo en Brasil, Carlos Salinas de Gortari en México, Hugo Banzer en Bolivia, Carlos Andrés Pérez en Venezuela y Carlos Menem en Argentina. Genro mencionó, también, al jefe del gobierno de Italia, Silvio Berlusconi.

Frente a esa postura, la izquierda desarrolló también durante muchos años una visión voluntarista y simplista, fundamentada en «la visión marxista construida por la Academia de Ciencias de la Unión Soviética», que creó otra universalidad contra la universalidad del capital financiero.

«Ellos (los capitalistas) son el mal y nosotros (la clase obrera) somos el bien», según esa concepción, que impuso también una manera lineal de construir la conciencia, que en la ciudad y en todos los niveles de ejercicio del poder significaba presentar todo marchando bien, sin problemas, ni conflictos, dijo Genro.

En materia de comunicación, el deber de una autoridad progresista es trabajar siempre con la contradicción y con la duda, porque la construcción de la conciencia no se realiza de una manera lineal, sino contradictoria, expresó el alcalde.

Hay que generar espacios en que la comunidad y las personas puedan expresarse «ante el Estado, con el Estado, contra el Estado», bajo cualquiera de esas modalidades y todas juntas a la vez, señaló Genro.

Los poderes locales aspiran a «infiltrar» este ejercicio de articulación de una conciencia democrática incluso en los medios de comunicación bajo control del capital financiero, sostuvo el alcalde de Porto Alegre.

Por su parte, Arana señaló que, como arquitecto, concibe a la ciudades como campos de comunicación y de significación. «Las ciudades son soportes de comunicación, campos democráticos», dijo.

Por lo tanto, los medios urbanos no constituyen espacios cerrados, sino de participación, donde se debe privilegiar lo público frente a lo privado y lo democrático ante lo exclusivista.

La finalidad de un poder local progresista, según Arana, es no uniformizar a la comunidad y proponer una modernización solidaria y no excluyente. Los ejes de esta propuesta apuntan a la equidad en lo económico, a la participación política, a la tolerancia y la multiculturalidad en lo social y a la sustentabilidad ambiental.

No se debe confundir comunicación con propaganda, ni política de medios con comunicación política, subrayó Arana, quien cumple su segundo periodo como jefe de gobierno de Montevideo.

Lo urbano debe estar siempre atado con lo humano y los procesos de construcción de ciudadanía deben sostenerse en la diversidad cultural, afirmó. La construcción de elementos simbólicos con que los ciudadanos puedan sentirse identificados es fundamental para «ejercer el derecho a la ciudad».

La cultura es un derecho básico, según Arana, quien rechazó la concepción que la cultura debe desarrollarse después de satisfacer las necesidades materiales, sino que debe llegar a la comunidad en un proceso simultáneo.

Entre las medidas desarrolladas por la administración municipal del Frente Amplio en Montevideo en el área de la comunicación social, Arana destacó la creación de un canal comunitario de televisión, así como de una revista de amplia circulación.

El alcalde puntualizó que el mejor estímulo para el crecimiento de una propuesta progresista es «decir lo que se piensa y hacer lo que se dice», una práctica, comentó, que no es común en los políticos.

La experiencia de Montevideo rescata la comunicación como un instrumento fundamental para los proyectos de desarrollo local, sobre la base de una participación comunitaria, fortalecida con la descentralización y la organización propia de los habitantes de la urbe, concluyó Arana. (FIN/IPS/ggr/mj/dv/01

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