COLOMBIA: Militares recuperan zona cedida a las FARC

Las Fuerzas Armadas de Colombia comenzaron este jueves, con el bombardeo de 85 puntos estratégicos ocupados por la guerrilla, la recuperación del territorio del sudeste cedido por el gobierno para las fallidas negociaciones con las insurgentes FARC.

La acción se inició luego de que el presidente Andrés Pastrana diera por terminado en la noche del miércoles el proceso de paz con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), principal organización insurgente de este país.

La primera fase de la recuperación del territorio de 42.000 kilómetros cuadrados se inició con un reconocimiento aéreo en horas de la madrugada, el sobrevuelo de helicópteros artillados que dispararon a los objetivos y el ingreso de 6.000 de los 11.000 soldados que el ejército prevé destinar a la ofensiva.

La operación se desarrollará por tierra, aire y vías fluviales de la zona.

Pastrana dio por terminado el proceso de paz con las FARC, iniciado a fines de 1998, en un discurso transmitido en la noche del miércoles por todas las emisoras privadas y estatales de televisión. El mandatario sostuvo entonces que las FARC, a las que calificó de «terroristas», abusaron de su buena fe.

La crisis del proceso de paz llegó hasta el fondo con el secuestro el miércoles de un avión comercial con 30 pasajeros, entre ellos el presidente de la Comisión de Paz del Senado, Jorge Gechem, quien quedó en cautiverio, y el atentado explosivo contra un puente que causó la muerte a cuatro civiles.

Dirigiéndose directamente al líder de las FARC, Manuel Marulanda, Pastrana afirmó que esa organización convirtió la zona desmilitarizada en «una guarida de secuestradores, en un laboratorio de drogas ilícitas, en un depósito de armas, dinamita y autos robados».

Así mismo, el mandatario, quien se reunió durante varias horas con la cúpula militar antes del anuncio, mostró fotografías suministradas por el ejército de más de 40 pistas de aterrizaje clandestinas construidas por la guerrilla, cultivos ilícitos y laboratorios para la producción de cocaína.

El país esperaba que las FARC cumplieran con el compromiso asumido 22 de febrero de procurar un acuerdo para reducir la intensidad del conflicto y proteger a la población civil, pero los rebeldes, en cambio, aumentaron sus ataques y llevaron a cabo 117 «actos terroristas», dijo Pastrana.

Entre esos atentados, el presidente mencionó «la explosión de cuatro coches bomba en los que murieron 20 civiles» y la detonación de «33 torres de transmisión de energía, dos oleoductos y tres puentes».

En un comunicado de prensa emitido este jueves, las FARC responsabilizaron al gobierno de Pastrana y a «la intolerancia de la oligarquía bipartidista» de la ruptura del proceso de paz.

Según los rebeldes, «el gobierno de manera olímpica rompió con la posibilidad» de avanzar en las negociaciones «cuando ya se empezaban a tocar los temas gruesos de la agenda común».

Las FARC y el gobierno de Pastrana acordaron a comienzos de 1999 una agenda común de negociaciones de 12 puntos, de los cuales sólo llegaron a analizar los relacionados con asuntos económicos, sin resultados concretos.

En la ruptura del proceso incidieron factores como la presión de militares discordes con el otorgamiento de la zona desmilitarizada, los actos de guerra de las FARC, que colmaron la paciencia del público, y la situación internacional, dijo a IPS el investigador de la estatal Universidad Nacional Luis Valencia.

Las FARC desataron una escalada de ataques contra objetivos fundamentales para la población civil con el fin de «mostrar fortaleza después de la crisis» de las negociaciones en enero, pero esas acciones se volvieron «en su contra por el rechazo que generó» en la opinión pública, señaló Valencia.

Así mismo, la campaña internacional contra el terrorismo encabezada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington «ha cambiado la visión» que se tenía en algunos sectores de las FARC como un grupo que luchaba por la justicia social, agregó el experto

Además, el entorno internacional luego de los ataques contra Estados Unidos fortaleció la imagen de militares y opositores a la negociación, que acusan de «narcoterrorismo» a los guerrilleros. «La tolerancia al diálogo con una organización a la que Washington considera terrorista tiende a agotarse», indicó Valencia.

Las FARC, así como el también insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), figuran en la lista de 30 organizaciones que el Departamento de Estado (cancillería) estadounidense considera una amenaza para la seguridad mundial.

El presidente del empresarial Consejo Nacional Gremial en que participan representantes de los 30 principales sectores de la producción, Sabas Pretelt, respaldó este jueves la decisión de Pastrana y pidió a las FARC «no tomar retaliaciones (represalias) contra la población civil».

Pretelt pronosticó un incrementen de los ataques rebeldes, pero señaló que no debe cundir el pánico en relación con la economía pues «los colombianos están acostumbrados a trabajar en medio de la guerra».

Las AUC declararon este jueves en un comunicado que la ruptura del proceso de paz fue motivada por «la irracionalidad y barbarie de la guerrilla». La organización paramilitar previó «una oleada terrorista» por parte de las FARC «que será intensa el primer mes» y que luego se reducirá.

La ruptura del diálogo comenzó a vivirse en los cinco municipios desmilitarizados «en una tensa calma», sostuvo el alcalde de San Vicente del Caguán, sede de las negociaciones, Javier Ortega.

La llegada de las Fuerzas Armadas no fue sorpresiva para los 80.000 habitantes de la zona, pues los ataques de la guerrilla hacían previsible la ruptura del proceso, agregó Ortega. (FIN/IPS/yf/mj/ip/02

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