Una producción de Argentina, «El hijo de la novia», fue elegida como candidata al Oscar a la mejor película extranjera, una alegría en medio de la profunda crisis social y económica que sufre este país.
La película argentina, dirigida por Juan José Camapanella, competirá por el premio de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos con obras de Francia («Amelie»), Noruega («Elling»), India («Lagaan») y Bosnia- Herzegovina («No man's land»).
La noticia fue causa de gran satisfacción entre quienes participaron en la realización, pero también al público argentino, golpeado por una profunda crisis económica que se expresa en una profunda recesión y un alto índice de desempleo.
El cine argentino había comenzado a despertar a fines de los 90, pero la crisis paralizó decenas de proyectos cuyo estreno estaba previsto para 2001, debido a la falta de créditos.
«Era un rubro extremadamente difícil y quedaron fuera películas muy buenas», dijo Campanella, que siguió la lectura de las candidaturas en un canal de televisión por cable de Buenos Aires, junto a productores, guionistas y actores que saltaron de alegría al escuchar el título de su filme en inglés.
«El hijo de la novia» es protagonizada por Ricardo Darín, un actor con gran trayectoria en televisión que participó en los últimos éxitos de taquilla en Argentina, junto con Norma Aleandro y Héctor Alterio.
Aleandro y Alterio fueron los protagonistas del único filme que consiguió un Oscar a la mejor película extranjera, en 1986: «La historia oficial», de Luis Puenzo, que narraba el conflicto de una pareja de clase media que adoptó a una niña hija de desaparecidos durante la dictadura.
Argentina consiguió llegar a la competencia por el Oscar con «La tregua» (1974), «Camila» (1984) y «Tango argentino» (1999). Los realizadores de «El hijo de la novia» creen que es difícil obtenerlo ahora, sobre todo por la competencia de la francesa «Amelie», que parece favorita.
La película elegida este martes como candidata al Oscar, y cuya suerte en ese certamen se conocerá el 24 de marzo,fue un clásico éxito de boletería en Argentina, pero fue muy mal recibida por la crítica especializada, más favorable a apoyar al movimiento del llamado «nuevo cine argentino».
Este movimiento se constituyó en los ultimos años merced a las producciones de cineastas jóvenes, innovadores, despreocupados por la taquilla que, sin presupuestos ambiciosos, han procurado experimentar con el lenguaje cinematográfico, apelando a actores no siempre famosos, pero llegando a resultados muy logrados.
Es el caso de «La ciénaga», «Silvia Prieto», «Tocá para mí», «Mundo grúa», «Sólo por hoy» o «El asadito». Son películas que consiguen buenas críticas y amplia repercusión en festivales internacionales, pero con una aceptación de público más acotada.
«El hijo de la novia» había sido calificada con tres puntos sobre un máximo de 10 por la revista de cine El Amante, que la consideró un preanuncio de la resurrección del cine de industria clásico que tuvo, durante largas décadas, su actor fetiche en el fallecido comediante Luis Sandrini.
Sandrini apelaba a la risa y a la emoción, siempre en forma equilibrada, para satisfacer al espectador que iba al cine con la familia entera. Ese estilo mantuvo durante muchos años una industria próspera que inclusive exportaba a otros países de habla hispana.
«Descontroladamente demagógica, estéticamente antigua e ideológicamente reaccionaria, 'El hijo de la novia' preanuncia el regreso de ese cine popular, un apéndice televisivo, que está en la otra vereda del cine argentino más reflexivo que jamás será elegido para un Oscar», dijo El Amante.
La revista había destacado la realización anterior de Campanella («El mismo amor, la misma lluvia») que había incursionado en el movimiento del nuevo cine. Pero consideró que con su última producción, Campanella, encontró, en sociedad con una productora de televisión, un atajo hacia el éxito rápido.
«El mismo amor, la misma lluvia» había sido elegida en 1999 por la Asociación de Críticos Cinematográficos Argentinos como precandidata a los Oscar en 2000, pero ese criterio no predominó en el organismo a cargo de la selección.
El resto de los votantes, vinculados a la industria, optó por «Felicidades», del director Lucho Bender, una película que, según los críticos, mejor reflejaba una supuesta «argentinidad». Esta vez, «El hijo de la novia» tuvo esa característica.
Los votantes la consideraron la mejor representante porque relataba en forma amena las viscitudes de una familia de clase media con problemas, encarados con humor e ironía. Para muchos, se trata de una película que permite a los espectadores salir con una sonrisa del cine.
Para El Amante, los votantes optaron por «la más inocua, la menos audaz, la más complaciente y digerible para un público uniforme y sin exigencias».
Los críticos de la revista sostuvieron, finalmente, que este criterio de selección «se parece a la globalización de la comida étnica, donde los sabores se diluyen, se estandarizan y se disfrazan para ser aceptados por todos los paladares». (FIN/IPS/mv/mj/cr/02