CHILE: Lavín habla con Castro y su partido pide ruptura con Cuba

El líder de la derecha de Chile y alcalde de Santiago, Joaquín Lavín, dialogó durante 10 horas en La Habana con el presidente de Cuba, Fidel Castro, mientras su propio partido exigía al gobierno de Ricardo Lagos la ruptura de relaciones con La Habana.

La reunión, que se prolongó hasta la madrugada de este jueves, tuvo una interrupción de una hora por el ingreso en la embajada de México de un grupo de cubanos que solicitaron asilo político. Tras presenciar en persona la situación, Castro regresó al Palacio de la Revolución, donde Lavín le esperaba.

El alcalde de Santiago visita Cuba para conocer el sistema de medicina familiar de ese país y consultar a Castro sobre el supuesto apoyo brindado por su gobierno a cuatro integrantes del insurgente Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) fugados de la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago en 1996.

El líder de la Unión Demócrata Independiente (UDI), principal partido de la derecha chilena, inició su visita tomándose una fotografía junto al monumento del asesinado presidente socialista chileno Salvador Allende en La Habana.

Uno de los guerrilleros chilenos prófugos, Mauricio Hernández Norambuena, fue detenido en Brasil a comienzos de febrero por su participación en el secuestro del empresario Washington Olivetto y sostuvo que poco antes se había ocultado en Cuba.

Hernández Norambuena fue condenado en Chile a cadena perpetua por el asesinato del senador de la UDI Jaime Guzmán, uno de los principales colaboradores de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

El supuesto refugio del ex guerrillero en Cuba instó a ese partido a solicitar al gobierno chileno la ruptura de relaciones bilaterales, lo cual no impidió la visita de Lavín, integrante de la corriente conservadora católica Opus Dei y sucesor de Guzmán en el liderazgo de la UDI.

«Castro me escuchó y me entregó antecedentes» sobre el caso de Hernández Norambuena «que mantendré en el plano de la confidencialidad», dijo el líder derechista chileno en La Habana luego de reunirse con Castro.

Lavín aseguró haber dicho a Castro que Cuba «podría haber hecho más para que las personas que asesinaron a Jaime Guzmán pagaran sus delitos en Chile».

Por su parte, Castro comentó, luego de una reunión con Lavín, que «estos temas han sido esclarecidos» en la visita que realizaron los senadores oficialistas Gabriel Valdés, de la Democracia Cristiana, y Ricardo Núñez, del Partido Socialista.

Castro «tuvo expresiones muy duras y condenatorias para los criminales, frentistas y del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), que estaban en Brasil, y dio garantías de que a esa gente él las considera sus enemigos», explicó Valdés al diario El Mercurio, de Santiago.

«No tenemos ninguna razón para dudar de lo que se nos ha dicho. Tenemos la convicción de que Cuba puede jugar un rol muy importante para erradicar los actos de violencia y terrorismo en América Latina», dijo, por su parte, el senador Núñez.

Sin embargo, Castro admitió ante Valdés y Núñez que ex guerrilleros ingresaron clandestinamente a Cuba y fueron inmediatamente expulsados por «respeto a la transición chilena».

Dirigentes de la coalición centroizquierdista gobernante en Chile calificaron la visita del líder derechista a Cuba de «operación política» para obtener apoyo de los partidos de centro rumbo a las elecciones presidenciales de 2005.

Por su parte, el Partido Comunista de Chile indicó que el viaje supone el «reconocimiento, de parte de un candidato que tiene la privatización en su programa, a los logros sociales y humanos de la revolución (cubana), los que no se alcanzan en un sistema neoliberal».

La visita de Lavín en La Habana al monumento a Allende, cuyo derrocamiento en 1973 abrió paso a una dictadura de la cual el hoy alcalde de Santiago formó parte en la década del 80, constituyó «un acto de artilugio político», sostuvo el diputado y presidente del Partido Socialista chileno, Camilo Escalona.

«La alquimia política no da para tanto», agregó Escalona.

Antes de su viaje, Lavín señaló que el gobierno de Lagos debía «exigir información a Castro antes de votar en abril» una eventual moción de condena a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La Comisión de Derechos Humanos aprobó desde 1991 nueve resoluciones de condena a la situación de los derechos humanos en Cuba. Chile, uno de los 53 países que integran el organismo, votó a favor de la iniciativa en 1999, pero la rechazó en 1999.

El gobierno de Lagos sostuvo que el caso Hernández Norambuena no influirá en su decisión este año.

Hace dos años, las amenazas de la UDI de declarar a Castro persona no grata impidieron que el gobernante cubano asistiera a la investidura presidencial de Lagos.

Tras la detención de Hernández Norambuena en Brasil, los partidos de derecha instaron al gobierno de Chile a pedir a Cuba explicaciones sobre el paradero de los guerrilleros que huyeron de la Cárcel de Alta Seguridad en Santiago en un helicóptero.

Uno de los prófugos, Patricio Ortiz, se encuentra asilado en Suiza, mientras se desconoce el paradero de otros dos, Pablo Muñoz Hoffman y Ricardo Palma Salamanca.

«Durante cinco años, el gobierno de Cuba no dijo nada y tampoco colaboró con la justicia chilena», señaló la UDI. «No se puede tener relaciones con un Estado que oculta información sobre hechos tan graves», agregaron portavoces del partido derechista.

El gobierno de Lagos ha señalado que, por el momento, «no puede confirmar ni desmentir» el pasaje por Cuba de los ex guerrilleros tras la fuga. «No hay ninguna evidencia de que estas personas estuvieron en Cuba», dijo el portavoz del gobierno, Heraldo Muñoz.

Antes de la cita con Castro, Lavín se reunió con dirigentes del gobernante Partido Comunista de Cuba y de la Alcaldía de La Habana para conocer el funcionamiento de los consultorios de salud. «He venido a Cuba a aprender», dijo el líder derechista chileno.

Lavín también fue recibido por el ministro de Salud cubano Carlos Dotres, con quien firmó un convenio de cooperación para llevar a Santiago la experiencia de los «médicos de barrio». También dialogó con el obispo de La Habana, Jaime Ortega, sobre la situación de los católicos en Cuba. (FIN/IPS/as/mj/ip/02

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