Brasil avanza en el mapeo genético del café, con el fin de mejorar la calidad del producto y hacerlo resistente a enfermedades, pero también al cambio climático, uno de los principales enemigos de la planta.
A través del Proyecto Genoma Café, dos redes de investigación científica realizan el mapa o la «secuencia» de 200.000 genes de la planta, convirtiendo así a Brasil en el único país productor de café del mundo en hacerlo.
El objetivo central es aumentar la resistencia de los cafetos tanto a las enfermedades como a temperaturas hostiles y a sequías, resumió Embrapa Café, una institución que coordina uno de los grupos de investigación, como centro especializado de la Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria (Embrapa).
El proyecto será ejecutado en partes iguales por el Consorcio Brasileño de Investigación y Desarrollo del Café, supervisado por Embrapa Café, y por una red de 20 laboratorios coordinada por la Fundación de Amparo a la Pesquisa del Estado de Sao Paulo (Fapesp).
El café, de alta sensibilidad a las temperaturas extremas, está especialmente expuesto al efecto invernadero.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, compuesto de expertos de varias nacionalidades, ha predicho un aumento de la temperatura de la Tierra de 1,4 a 5,8 grados entre 1990 y 2100.
Un incremento de tres grados en los próximos 50 años sería «un desastre» para el café, y no sólo en Brasil, el mayor productor mundial, dijo a Tierramérica Hilton Silveira Pinto, especialista del Centro de Enseñanza e Investigación en Agricultura, de la Universidad de Campinas, y autor de un estudio sobre el tema.
El estado de Sao Paulo, por ejemplo, perdería 24 por ciento de las tierras de caficultura al aumentar un grado la temperatura media de la superficie terrestre, según el informe realizado por Silveira Pinto y otros investigadores.
El café arábigo, 70 por ciento de la producción brasileña, sólo puede cultivarse en áreas de temperatura promedio entre 18 y 22 grados, explicó Silveira Pinto.
Bastan algunos días de temperatura superior a 34 grados en el período de floración para perder cosechas y afectar la calidad del café arábigo. Lo mismo ocurre cuando la temperatura cae a cerca de cero grados. Por eso, el área cultivable se ubica entre los 20 y 25 grados de latitud, y en tierras altas de clima adecuado.
El calentamiento no impediría el cultivo, pero en Brasil obligaría a trasladarlo al sur. El aumento de tres grados de la temperatura media reduciría la extensión de los cafetales en el estado de Sao Paulo a sólo 38 por ciento de los actuales 97 mil 800 kilómetros cuadrados.
En cambio, aumentaría el área propicia en el meridional estado de Paraná, que hoy sólo produce café en su zona norte. Esos riesgos, sin embargo, pueden ser neutralizados tanto por las medidas con que el mundo intenta disminuir la emisión de los gases causantes del efecto invernadero, como por la biotecnología.
El Proyecto Genoma Café estudiará unos 200.000 genes de planta. Aunque se trata de una pequeña parte del genoma total del café, que comprende decenas de millones de genes, es suficiente.
No se justifica descifrar el código genético de toda la planta, que es «muy complejo, como todos los vegetales», explicó a Tierramérica Luiz Eduardo Aranha Camargo, de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz, de la Universidad de Sao Paulo.
Los genes a estudiar son los que «expresan determinadas condiciones de estrés, como las hojas infectadas por plagas y raíces contaminadas por flores», señaló.
El mapa de secuencia de los cien mil genes a cargo de Fapesp estará listo en cuatro meses, según cree Camargo, aunque el plazo fijado sea de un año. «Tenemos máquinas de mapeo eficientes y experiencia con el eucalipto», cuyo genoma está en estudio desde el año pasado, arguyó.
Después de conocidas las secuencias, habrá aún mucho que hacer, empezando por comparar los genes buscando posibles similitudes y preparar el banco de datos. El propósito es reunir las informaciones obtenidas por los dos consorcios y ponerlas a disposición de todos los investigadores interesados en el café, dijo Camargo.
Pero conocer el genoma es sólo un primer paso. Luego vendrá un largo proceso de investigación hasta alcanzar resultados de aplicación práctica en la agricultura, como «inducir dos floraciones al año o modificarlas para que no dependan tanto de ciertas condiciones climáticas», apuntó Camargo.
Según José Luis Rufino, gerente técnico de Embrapa Café, con el Proyecto Genoma Café, Brasil intenta mantener el liderazgo en la materia a nivel mundial frente a Francia, que ha logrado avance en un proyecto similar.
Además, el proyecto deberá tener otro efecto positivo, que es renovar el interés científico sobre la especie.
El café fue uno de los primeros productos sometidos a investigación y mejoramiento genético en Brasil, pero luego, perdió interés entre los investigadores jóvenes, señalaron los especialistas. (FIN/Tierramérica/mo/dv en/02