Los créditos y las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) provocaron un notable aumento de la desforestación en países de gran riqueza biológica de América Latina, Asia y Africa, según un nuevo estudio.
Los programas de ajuste estructural promovidos por el FMI estimularon el aumento de la exportación de madera y recortes en el gasto de los gobiernos en la protección de los bosques, señalan organizaciones ambientalistas desde hace años.
El nuevo informe, publicado por el grupo American Lands Alliance, sostiene que el Fondo continúa promoviendo la tala de bosques amenazados en Brasil, Camerún, Chile, Ecuador, Ghana, Honduras, Indonesia, Costa de Marfil, Madagascar, Nicaragua, Papúa- Nueva Guinea, República Centroafricana, Rusia y Tanzania.
«La estrategia del FMI de promover el crecimiento basado en exportaciones y la inversión extranjera, y a la vez presionar a los países para que recorten su gasto en programas ambientales, aceleró la desforestación», afirmó Jason Tockman, director del programa de comercio internacional de la organización.
William Murray, portavoz del Fondo, dijo a IPS que el informe parece basarse en información vieja o incorrecta.
American Lands ignora que el Fondo incorporó condiciones de reforma de las políticas forestales -destinadas a reducir la tala ilegal y fortalecer la protección de los bosques- a algunos programas de crédito, señaló Murray.
Además, destacó, el FMI suspendió sus préstamos a varios países, entre ellos Camboya y Papúa-Nueva Guinea, en un intento por detener la tala ilegal y la desforestación.
«Si el gobierno promueve la desforestación, nosotros actuamos para detenerla. Claramente, el FMI no promueve la desforestación», aseguró el portavoz.
A pesar de las reformas de las políticas forestales, el Fondo no ha comprendido plenamente el impacto ambiental de sus programas de ajuste estructural, sostiene el informe de American Lands, de 23 páginas.
En Brasil, por ejemplo, el gobierno redujo en casi dos tercios el gasto en programas ambientales, como condición de un acuerdo por un paquete de emergencia de 41.500 millones de dólares firmado con el FMI en 1998, dice el informe.
Como resultado de la reducción presupuestal, 10 de los 16 programas ambientales de Brasil dejaron de aplicarse, varios de ellos destinados a hacer cumplir las normas de explotación forestal y protección de bosques.
Las selvas tropicales de Brasil representan un tercio de todos los bosques húmedos que quedan en el planeta.
Hasta 80 por ciento de la tala en la Amazonia brasileña es ilegal, y destruye cada año entre 17.000 y 20.000 kilómetros cuadrados de bosques, según el informe.
La crisis económica de Brasil hizo aumentar la tala ilegal y la quema de tierras para uso agrícola.
«Esta aceleración de la tala ilegal, sumada a la falta de presupuesto para proteger los recursos naturales, empeoró las perspectivas de los bosques de Brasil», agrega el documento.
Según el informe, el FMI hizo que Camerún, uno de los países con mayor diversidad biológica de Africa, devaluara su moneda y rebajara los impuestos a las exportaciones de productos forestales a mediados de los años 90.
«Esto volvió más rentable la explotación forestal y aumentó el número de especies comercialmente viables, lo que incrementó el volumen talado por hectárea», afirmó American lands.
Como resultado, el número de empresas forestales con operaciones en Camerún aumentó de 177 a 479 entre 1990 y 1998, frente a apenas 106 en 1980, y más de 75 por ciento de los bosques del país han sido talados o lo serán.
En Papúa-Nueva Guinea, el recorte del gasto público forzado por el FMI resultó en el desmantelamiento del Departamento de Ambiente y Conservación.
Además, para promover la industria maderera, ese país asiático redujo sus impuestos a las exportaciones forestales de 33 por ciento a entre 0 y cinco por ciento en 1998.
De inmediato, varias compañías forestales de Malasia se establecieron en Papúa-Nueva Guinea, que alberga 1.500 especies de árboles, 200 especies de mamíferos y 750 de aves, la mitad de ellas endémicas.
La protección mundial de los bosques no será posible sin una «transformación fundamental» del enfoque del FMI o la supresión de su capacidad para promover e imponer políticas perjudiciales para los bosques, advirtió American Lands.
El grupo recomendó a los legisladores de Estados Unidos que instruyan al Departamento del Tesoro para que se oponga a aquellos préstamos, donaciones, documentos y estrategias del FMI que incluyan políticas conducentes a la destrucción de bosques.
También exhortó a la institución financiera multilateral a realizar estudios de impacto ambiental de todas las actividades y políticas que promueve.
Además, instó a los países miembros del Fondo a trabajar para la eliminación de los subsidios forestales y otros incentivos financieros que estimulan la destrucción de bosques.
«Deben tomarse medidas inmediatas», urge el informe. (FIN/IPS/tra-en/dk/aa/mlm/en/02