/BOLETIN-DD HH/ YUGOSLAVIA: Nuevas extradiciones por juicio a Milosevic

El gobierno de la república yugoslava de Serbia se apresta a extraditar a La Haya a dos antiguos colaboradores del ex presidente Slobodan Milosevic, acusados como éste por crímenes de guerra cometidos en 1999 en la meridional provincia de Kosovo.

Nikola Sainovic, ex viceprimer ministro de Yugoslavia, y Vlajko Stojiljkovic, ex ministro del Interior de Serbia, serán puestos a fin de mes bajo jurisdicción del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, que juzga a Milosevic, dijeron a IPS fuentes del gobierno serbio.

«Esta es la única forma de superar lo malo del pasado. No esperamos ningún disturbio. Nada pasó cuando Milosevic fue extraditado y nada pasará ahora. Tanto Sainovic como Stojiljkovic son muy impopulares entre los serbios», afirmaron las fuentes.

Mientras tanto, el proceso por genocidio y crímenes de guerra iniciado por el Tribunal el 12 de este mes contra Milosevic, presidente de Serbia y más tarde de Yugoslavia durante las guerras de secesión de los años 90, despierta reacciones contradictorias en la población.

Más de 200.000 personas murieron y al menos dos millones fueron desplazadas durante la desintegración de la antigua Yugoslavia, cuya población era de 23 millones de habitantes.

«Ya era tiempo de que Milosevic afrontara a la justicia que habla en nombre de las víctimas y de muchos serbios que también sufrieron sus políticas», opinó Vojin Dimitrijevic, profesor de derecho internacional de la Universidad de Belgrado.

Tras una década en el poder, Milosevic fue derrocado en octubre de 2000, luego de un proceso electoral cuyos resultados se resistió a reconocer. En junio del año pasado fue extraditado a La Haya, sede del Tribunal Penal.

En mayo de 1999, los magistrados acusaron a Milosevic por crímenes de guerra cometidos por fuerzas serbias contra la población de origen albanés en la meridional provincia de Kosovo.

Además de Milosevic, Sainovic y Stojiljkovic, los jueces solicitaron la extradición del ex presidente de Serbia, Milan Milutinovic, y del ex jefe del ejército, Dragoljub Ojdanic.

Más tarde la fiscal Carla del Ponte acusó al ex mandatario de crímenes contra la humanidad y genocidio en las guerras de independencia de Croacia y Bosnia-Herzegovina.

Milosevic cuestionó la legitimidad e imparcialidad del Tribunal, pero tras el pronunciamiento de la fiscalía, decidió emprender personalmente su defensa y llamar a sus propios testigos, como el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton (1993-2001), y el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair.

Bajo el gobierno de Milosevic, Serbia se vio sumida en la pobreza y el aislamiento internacional sin precedentes, que llegó a su clímax en 1999, cuando la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) llevó a cabo un bombardeo de 11 semanas para detener la represión en Kosovo.

En su defensa, el ex líder procuró pasar de acusado a acusador, exhibiendo imágenes de la destrucción que provocaron los bombardeos. Para sus seguidores, Milosevic es enjuiciado sólo por resistir ante las naciones más poderosas del mundo.

«La esencia de la nación serbia está en juicio en La Haya. Milosevic representa lo mejor de los serbios, el espíritu valiente y amante de la paz, y la única razón para afrontar los cargos es su defensa de su propio pueblo contra la agresión de la OTAN», dijo Mirko Marjanovic, dirigente del Partido Socialista.

La fase inicial del proceso, con las exposiciones de la fiscalía y de Milosevic, fue trasmitida en directo por cinco de las 15 principales televisoras de Serbia y seguida de cerca por muchos ciudadanos, sobre todo los de más edad.

Encuestas de opinión publicadas por varias consultoras no registraron más simpatías hacia el ex gobernante, pero sí un aumento de los sentimientos antioccidentales.

«Esto es resultado de la revisión del pasado que efectúan la fiscalía y el propio Milosevic. Para muchos de los consultados se trata de la reescritura de la historia inmediata a la manera occidental, pero para muchos otros éste es un juicio contra sus propias ilusiones», dijo Srbobran Brankovic, del Instituto Gallup.

«Además de histórico, éste es un proceso confuso. Milosevic es, por lo menos, irresponsable. No reconoce al tribunal, pero decide defenderse solo. Una vez más es su país el que sufre las consecuencias a largo plazo de su conducta», estimó Milan Paunovic, experto en derecho internacional.

Un fallo de culpabilidad contra el ex mandatario daría lugar a la responsabilidad de todo el aparato del Estado por sus políticas. Por tanto, Croacia, Bosnia y Kosovo podrían demandar al Estado serbio por daños de guerra, arguyen Paunovic y otros especialistas en derecho.

Las acusaciones se presentarían ante la Corte Internacional de Justicia, cuya sede también se encuentra en La Haya. «Varias generaciones tendrían que pagar por esto», aseveró Paunovic.

Según los expertos, ésta es la razón por la cual no se debería permitir que Milosevic se defienda solo, aunque hay muchas dudas de que cambie de opinión.

El canciller de Serbia, Goran Svilanovic, dijo el domingo que «el Estado destinará a un observador legal para que siga el juicio», pero no dio más detalles. (FIN/IPS/tra-eng/vpz/sm/dc/ip hd/02

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