/BOLETIN-AMBIENTE/ EEUU: Críticas a plan de Bush contra contaminación

Ambientalistas criticaron una propuesta presentada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, como alternativa a planes internacionales para reducir la emisión de gases invernadero, considerados causantes del recalentamiento del planeta.

Esa propuesta debe ser aprobada en su mayor parte por el Congreso para entrar en vigencia, y su base es un sistema no obligatorio de reducción de la emisión de gases contaminantes que excluye al dióxido de carbono, el más significativo de los que causan efecto invernadero al retener calor en la atmósfera.

En cambio, el Protocolo de Kyoto, firmado por unos 170 países, establece reducciones obligatorias de la emisión de los gases invernadero, liberados por motores de automóviles, generadores de energía e industrias que queman combustibles fósiles, entre otras fuentes.

La propuesta de Bush, presentada el jueves, es «otra iniciativa basada en la fe», comentó el presidente de la organización no gubernamental (ONG) ambientalista estadounidense National Environmental Trust, Philip Clapp.

«Deberíamos tener fe en que las grandes compañías reducirán en forma voluntaria sus actos de contaminación. Ese enfoque del asunto ha conducido a fracasos durante una década, desde que el padre del actual presidente (George Bush, quien gobernó de 1989 a 1993) estableció el primer programa con esa meta», afirmó.

«No hay razones para creer que los contaminadores vayan a comprender ahora en forma súbita su error», añadió.

Bush arguyó que su propuesta incluye las propuestas más significativas de Washington en la historia para reducir la emisión de gases invernadero, y aseguró que con ella puede lograrse reducir 18 por ciento la «intensidad de gases invernadero» en el país la próxima década.

Pero la intensidad de gases invernadero es un indicador que relaciona la emisión de esos gases con el producto interno bruto (PIB). Por lo tanto, puede disminuir aunque la emisión aumente, si el PIB aumenta aun más.

Así ocurrió de 1990 a 2000, cuando la emisión de gases invernadero aumentó 14 por ciento, pero la intensidad de gases invernadero disminuyó 17,4 por ciento, debido a un gran incremento del PIB, señaló la ONG Amigos de la Tierra Internacional.

En realidad, «el gobierno prevé que la emisión en el país aumente por lo menos 12 por ciento en los próximos 10 años», afirmó Chris Flavin, presidente del no gubernamental grupo de expertos Worldwatch Institute, con sede en Washington.

«Eso significaría que la emisión en 2010 sea por lo menos 35 por ciento mayor que la permitida por el Protocolo de Kyoto», que obligaría a Estados Unidos a emitir en ese año cerca de siete por ciento menos que en 1990, añadió.

El presidente reiteró el jueves su oposición a que el país ratifique ese acuerdo internacional, aprobado por su antecesor, Bill Clinton (1993-2001), pero aún no convalidado por el Senado.

Bush alega que el cumplimiento de las normas del protocolo sería una amenaza para millones de puestos de trabajo en Estados Unidos, pero no afectaría a otras grandes naciones en vías de industrialización, como China e India.

Esos dos gigantes asiáticos «ya son responsables de la mayor parte de la emisión mundial de gases invernadero», aseguró Bush.

Sin embargo, Flavin apuntó que Estados Unidos es el mayor emisor del mundo, con la cuarta parte del total. Además, investigadores y activistas afirman que China avanza hacia la reducción de la emisión de gases y la promoción de procedimientos más limpios para la industria y la generación de energía.

Bush propuso establecer un sistema para limitar la contaminación del ambiente con dióxido de azufre, considerado responsable del fenómeno llamado lluvia ácida, con óxidos de nitrógeno, presentes en el smog, y con mercurio, asociado con numerosos peligros para el ambiente y la salud.

El sistema incluye el otorgamiento de autorizaciones para producir esos contaminantes, asignadas por tonelada. Cuando una firma logre reducir su generación de esas sustancias, podría vender las autorizaciones que le sobren a otras compañías, o guardarlas para legalizar futuras actividades contaminantes.

La propuesta del presidente también incluye reducciones de impuestos y otros incentivos para las compañías que investiguen o adopten tecnologías menos contaminantes.

Se trata de un primer paso elogiable, pero «el gobierno quiere postergar 10 años las decisiones difíciles», opinó el experto en cambio climático Ray Kopp, de la ONG Recursos para el Futuro y miembro de la comisión asesora sobre política económica internacional del Departamento de Estado.

«Luego tendremos que actuar en forma más drástica para reducir las emisiones de gases invernadero, si en realidad queremos proteger el ambiente mundial», explicó.

Los críticos afirman que el plan de Bush favorece a la industria, pero incluso firmas productoras de energía comentaron que preferirían que el gobierno no postergue el establecimiento de restricciones obligatorias, porque les conviene prever desde ahora sus costos al planear inversiones.

«Las políticas de Estados Unidos apuntan en una dirección, y las del resto del mundo industrializado en otra. Es inevitable que programas similares (a los de otros países industrializados) se apliquen aquí», señaló Michael Bradley, portavoz del Grupo de Energía Limpia, segun la agencia de noticias Reuters.

Ese grupo representa a nueve compañías del sector energético, que afirman sumar 80 millones de clientes. (FIN/IPS/tra- eng/aa/mp/en ip/02

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