Alrededor de 1,6 millones de metros cúbicos de desechos sólidos fueron recogidos de las calles de la capital cubana desde el inicio en enero de una campaña contra el Aedes aegypti, el mosquito trasmisor del dengue.
La campaña sacó a flote el grave problema ambiental y sanitario provocado por la acumulación de residuos en hogares, ruinas de edificios y en terrenos y locales abandonados por empresas estatales, en las márgenes de los ríos y en sus afluentes.
«Los camiones se llevan la basura y al otro día encuentras la misma montaña de escombros y desechos de todo tipo. Estamos hablando de un problema que se acumuló durante años», dijo a IPS Raúl Céspedes, activista sanitario de la ciudad de La Habana.
Pero lo peor, a su juicio, no es volver a recoger. «Al revolver la basura acumulada, hemos encontrado, además de focos de mosquito, una buena cantidad de ratas. Al dengue se suma entonces el posible aumento de la leptospirosis», aseguró.
La incidencia de leptospirosis, una enfermedad transmitida por las ratas, creció en Cuba de 4,9 por cada 100.000 habitantes en 1990 a 9,8 en 1997, según el Anuario Estadístico del Ministerio de Salud Pública, publicado en 1998.
La leptospirosis, al igual que el dengue en su variante hemorrágica, puede ser mortal o dejar secuelas neurológicas de importancia.
«Es un milagro que en esta ciudad no haya ocurrido una epidemia en los últimos años», comentó alarmada Aurora Fernández, una vecina del casco histórico de la capital, zona que según las autoridades acumula la situación más complicada.
La ofensiva sanitaria, que en un principio fue dirigida contra el Aedes Aegypti, ha tenido que incluir la desratización, reconoció Damodar Peña, el médico encargado de la campaña por la dirección provincial del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC).
Informes oficiales revelaron que 1,6 millones metros cúbicos de basura fueron recolectados entre el 12 de enero y el 17 de este mes. Otros 2.652 quedaban aún en las calles el día 20, según reportes de la prensa cubana.
Los trabajadores voluntarios extrajeron más de 50 camiones de escombros y basura, sólo de las ruinas de un restaurante devorado por el fuego a fines de los años 80, reportó la Agencia Nacional de Información.
Los sistemas de recolección de residuos siempre han sido deficientes en La Habana, pero la situación empeoró de manera sustancial con la crisis económica desatada a comienzos de la década pasada y que tuvo sus peores momentos en los años 1992- 1993.
Los viajes de los camiones de limpieza, que en algunas zonas de la ciudad debían realizarse de forma diaria, se redujeron drásticamente por la falta de combustible y de recursos para adquirir piezas de repuesto para los motores.
Además los habitantes de La Habana carecen de un mecanismo para poder deshacerse de los escombros que provocan los derrumbes parciales, las construcciones y otros desechos sólidos, como muebles o equipos electrodomésticos en desuso.
La capital cubana, con 2,2 millones de habitantes, generaba en 1999 alrededor de 1.060 toneladas de desechos sólidos diarios, según cálculos del especialista en asuntos ambientales Armando Fernández, publicados por la no gubernamental Fundación de la Naturaleza y el Hombre.
«La acumulación de basura en la ciudad» es el resultado del «mal estado técnico de los camiones recolectores, la ausencia de tanques recolectores, el deterioro de los que han sido instalados» y también de «la falta de una educación ambiental de quienes (la) habitamos», afirmó el experto.
El Plan Estratégico para el Desarrollo Económico y Social, divulgado por las autoridades cubanas en 1997, identificó entre las debilidades de la urbe habanera la degradación del ambiente.
Entre los grandes desafíos al respecto se manifestó la necesidad de una mejoría en la calidad higiénico-sanitaria y ambiental del territorio, y que no quedara en campañas de movilización coyuntural para recoger residuos y escombros o limpieza de calles.
El secretario del Partido Comunista en Ciudad de La Habana, Esteban Lazo, orientó esta semana a funcionarios municipales a crear las condiciones para mantener un trabajo permanente de saneamiento e higienización, una vez terminada la actual campaña emergente.
Entre las iniciativas a estudiar estaría la creación de un servicio de recolección de escombros y otros desechos sólidos, que por un determinado precio pudiera ser usado por la población y los organismos estatales, añadió.
Fuentes cercanas a la campaña señalaron a IPS que, entre las salidas que se estudian para resolver el problema de la recolección de basura en la capital cubana, podría estar la entrega de esa responsabilidad a las fuerzas armadas.
Además del saneamiento, la ofensiva para eliminar al mosquito transmisor del dengue incluye la fumigación cada siete días de todos los hogares de La Habana, el tratamiento de las aguas depositadas y el aislamiento domiciliario de los enfermos.
Dos personas habían muerto de dengue hasta el 1 de este mes, en el marco de una epidemia que data de mediados del año pasado, según datos revelados por el presidente Fidel Castro. Los casos reportados sumaban 1.601 al 29 de noviembre.
La estrategia de lucha contra la enfermedad tiene como objetivo principal eliminar al máximo posible el mosquito, atacando las condiciones ideales para su reproducción, y cortar así la cadena de transmisión del dengue. (FIN/IPS/da/dm/en he/02