Expertos ambientales y sanitarios investigan las causas de la muerte de miles de peces en el río Almendares, en la capital de Cuba, segundo incidente de esta naturaleza en este país en menos de un año.
El caso está a cargo de institutos especializados que analizan desde el miércoles especímenes muertos y muestras de agua de distintos puntos del río Almendares, en que confluye una de las ocho principales cuencas hidrográficas del país.
En tanto, las autoridades exhortaron a pobladores de comunidades aledañas al río a abstenerse de consumir peces contaminados, descubiertos el domingo pasado por pescadores y habitantes de la zona.
«Decenas de residentes locales» y personas ajenas a la zona «recolectaron grandes volúmenes» de peces muertos, que flotaban en la superficie del río o que yacían en el fondo, a los que «levantaron desde el lecho, con los pies, en zonas de un metro de profundidad», relató el diario cubano Juventud Rebelde.
Sin embargo, Vinicio Quevedo, director del proyecto ecológico- social Parque Metropolitano del Almendares, aseguró que hasta el mediodía de este martes no se había registrado ningún caso de intoxicación.
Cuatro días después de detectado el accidente, eran aún visibles uno que otro ejemplar putrefacto flotando en el agua, bajo la mirada indiferente de pelícanos posados en la ribera.
Las primeras sospechas recayeron sobre algún residuo industrial vertido en el río, pero expertos ambientalistas consultados por IPS se abstuvieron de adelantar hipótesis «en tanto no concluyan las investigaciones».
La organización ambientalista Entorno Cubano, no reconocida por el gobierno, afirmó que la cuenca del Almendares fue afectada en 2000 por unas 80 fuentes contaminantes de gran magnitud.
Pero pescadores de la zona aseguraron que el programa oficial de saneamiento del río permitió en los últimos años el regreso de especies de pez como tencas, amuras, tilapias, guabinas rodoballos o lisas.
El río Almendares tiene una cuenca de 350 kilómetros cuadrados, 63 de los cuales están urbanizados.
Estudios realizados a mediados de la década del 90 señalan que 80 por ciento de la contaminación del río es de origen doméstico, dada la limitada capacidad del alcantarillado de La Habana.
La red de saneamiento fue diseñada a inicios del siglo XX para unas 600.000 personas, y la capital cubana tiene hoy alrededor de 2,2 millones de habitantes, dijo la ingeniera María Fariñas, residente de un barrio cercano al río.
Fariñas recordó que otras fuentes de contaminación son las industrias que no poseen plantas de tratamiento de residuos y que vierten sus desechos en el río Almendares.
Una mortandad de fauna acuática similar a la de esta semana se registró en septiembre en la confluencia de los ríos San Juan y Yumurí, en la bahía de Matanzas, a unos 100 kilómetros de La Habana.
El hecho no se repitió, y expertos de esa provincia iniciaron una investigación para detectar el origen del episodio.
El resultado del estudio no trascendió, al menos públicamente. Por otra parte, el accidente no tuvo mayor repercusión en la prensa estatal cubana.
No obstante, el jefe regional de la Defensa Civil, coronel Herminio Costales Pérez, señaló que ningún indicio de veneno al que atribuir desequilibrio se halló en la costa de los ríos San Juan y Yumurí en la zona industrial.
Expertos recordaron que Matanzas dispone de la bahía más profunda en la costa norte cubana, con notable capacidad autodepuradora de sus aguas.
Esa condición natural, los controles sobre la navegación comercial y varios dragados en partes de su lecho realizados en los últimos 20 años facilitan la sanidad de sus aguas, indicaron fuentes oficiales.
Pese a todo, en unos 500 metros de costa de la playa El Judío, próxima a la desembocadura del río San Juan, está prohibido el baño de mar por contaminación con aguas servidas.
Según autoridades sanitarias, arena y agua de esa porción de litoral presentan una concentración de coliformes por encima de la norma. (FIN/IPS/pg/mj/en/02