(Arte y Cultura) BRASIL: Semana de Arte Moderno, añeja polémica actual

Brasil celebra los 80 años de la Semana de Arte Moderno, acto central de un movimiento de liberación cultural que inauguró el siglo XX en el país y que sirve de inspiración, estudios y polémicas hasta hoy.

Las actividades del 13, 15 y 17 de febrero de 1922 en el Teatro Municipal de Sao Paulo escandalizaron el público con charlas sobre el «nuevo arte», muestras de pintura y escultura y recitales de música y poesía. Pero también se escucharon aplausos en medio de las rechiflas y gritos airados.

Un grupo de jóvenes, apoyados por algunos veteranos, se rebelaron contra los cánones vigentes en la literatura y artes plásticas. Armados de influencias europeas, especialmente de Francia, emplearon el tratamiento de choque para romper con las rígidas reglas formales y el naturalismo.

Fue una «tempestad estética», según la prensa de entonces. Algunas muestras de pintura expresionista y obras literarias innovadoras ya habían provocado escándalo en años anteriores, pero en la Semana se juntaron todas las artes y las nuevas ideas.

La aparente contradicción entre la adhesión a corrientes foráneas y la creación de un arte brasileño se aclaró más tarde, con el Manifesto Antropofágico, de 1928, que defiende la importación de técnicas y estéticas extranjeras para su «deglución» y transformación en producto nacional.

La idea de antropofagia cultural, desarrollada por Oswald de Andrade, el organizador más irreverente de la Semana de Arte Moderno, se convertió en una vacuna contra la xenofobia y las resistencias a la innovación en Brasil.

Esa postura fue la base de varios movimientos posteriores, como la poesía concreta de los años 50 y el tropicalismo de la música popular brasileña de fines de los años 60, encabezado por los cantautores Caetano Veloso y Gilberto Gil.

Varias iniciativas señalan este mes en Sao Paulo la importancia actual de la Semana de Arte Moderno.

Una muestra reúne 140 obras de artistas plásticos vinculados al movimiento, producidas durante más de 40 años, mientras que el festival de cine «Semana 22» exhibe películas sobre el particular.

El 28 de febrero se estrenará en Sao Paulo la ópera no convencional «22 antes y después», creada en conjunto por los compositores Arribo Barnabé y Tim Rescala y el artista plástico Guto Lacaz, para celebrar el «espíritu y los reflejos de la Semana en el arte brasileño», según los autores.

La ausencia de «unidad estética» y de criterios fue un aspecto sobresaliente en la Semana, dijo Barnabé, en una entrevista al diario O Estado de Sao Paulo.

De hecho, el movimiento iniciado en febrero de 1922, 100 años después de la independencia política de Brasil, no constituyó una escuela literaria o artística. Diez años después sus líderes estaban totalmente divididos en cuestiones estéticas, filosóficas y políticas.

Oswald de Andrade adhirió al comunismo, partido que también nació en Brasil en 1922, mientras otros de tendencia nacionalista se unieron al integralismo, el fascismo brasileño, y se comprobó que algunos se destacaron en la Semana, pero en el fondo no compartían o no comprendieron las ideas modernistas.

Sin embargo, la mítica Semana de 22 liberó la creatividad nacional, abriendo paso a numerosos autores de distintas corrientes en la literatura, en las artes plásticas, la arquitectura, la música, crítica de artes y antropología.

Fue el hito de mayor influencia cultural en Brasil, para lo cual contribuyó el momento económico que vivía el país.

La producción de café estaba en auge en el estado de Sao Paulo y Brasil había empezado a urbanizarse y, en especial, a industrializarse como consecuencia de la primera guerra mundial. El samba, el ritmo musical más típico brasileño, había surgido en 1917.

Mario de Andrade, el ideólogo más influyente y coherente del modernismo, fue autor de una obra múltiple. Escribió las obras literarias más representativas del movimiento, las poesías de «Pauliceia desvairadas» y la novela «Macunaíma», y ensayos sobre música, folclore y literatura.

Además produjo un harto material no publicado, que alimenta las investigaciones y las polémicas sobre la Semana y el desarrollo posterior del modernismo.

De Andrade dejó 8.000 documentos, la mayoría cartas, al Instituto de Estudios Brasileños (IEB), de la Universidad de Sao Paulo, exigiendo que sólo fueran leídas 50 años después de su muerte, es decir en 1995.

El artista escribía cartas de manera obsesiva, al punto que se calcula más de cinco por día. Muchas ya fueron publicadas por sus interlocutores, como lo hizo en 1958 el poeta Manuel Bandeira.

Pero el acceso a la documentación completa de Mario de Andrade permite ahora conocer las entrañas, los conflictos y las opiniones privadas que se intercambiaban las personalidades del movimiento modernista, en una versión intelectual de los programas de moda en la televisión, los «reality shows».

Este año, por ejemplo, el IEB debe publicar las cartas de De Andrade al periodista Prudente de Moares Neto.

En algunas de esas misivas De Andrade critica agresivamente a uno de los «héroes» de 1922 y de la historia musical brasileña, Heitor Villa-Lobos, acusado de ignorar fundamentos básicos de la música, como harmonía y orquestación, y de sumisión política al gobierno.

Parte de las pinturas del modernismo brasileño pueden ser vistas en la red mundial de computadoras, en sitios como www.mac.ups.br/projetos/percursos/modernistas/index.html, www.dicavalcanti.com.br, www.e4e.com.br/malfatti.html, www.uol.com.br/bienal/24bienal/edu/tarsiladoamaral.htm ou www.uol.com.br/pinasp. (FIN/IPS/mo/dm/cr/02

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