La corrosiva crisis argentina desgasta al presidente Eduardo Duhalde, mientras se demora la ayuda financiera internacional, las protestas aumentan y algunas versiones aluden al riesgo de golpe de Estado.
«Voy a ser presidente hasta diciembre de 2003», aseguró Duhalde este miércoles, por tercera vez en una semana, ante la ola de propuestas de elecciones anticipadas y versiones de ruptura del orden institucional.
«Mi designación fue absolutamente constitucional y de ninguna manera, ni por ninguna razón voy a abandonar» el gobierno «en un momento crítico», agregó el mandatario, elegido el 1 de enero por el Congreso legislativo.
Los reclamos de comicios anticipados surgen no solo de la oposición. El propio Duhalde admitió que gobernadores provinciales pertenecientes a su Partido Justicialeista están «apresurados» por convocarlas.
Dos gobernadores justicialistas, José Manuel de la Sota, de la central provincia de Córdoba, y Néstor Kirchner, de la meridional Chubut, propusieron varias veces el adelanto de las elecciones, y lo mismo hizo el presidente del partido y ex jefe de Estado Carlos Menem (1989-1999).
Menem advirtió esta semana que podría haber un golpe de Estado como el de 1976 si Duhalde sigue «desorientado» en materia económica. El ex presidente también se manifestó confiado en que volverá al poder el año próximo, porque, dijo, quiere «enmendar los errores que cometieron» sus sucesores.
La revista Noticias sostuvo en su portada del fin de semana que Duhalde se había «delarruizado», en alusión a Fernando de la Rúa, quien renunció a la presidencia el 20 de diciembre tras perder el respaldo de los partidos que lo habían llevado al poder dos años antes.
El sustento de Duhalde se fragmenta, las protestas y reclamos se multiplican en todo el país y en casi todos los sectores, la economía sigue frenada, por cuarto año consecutivo, y la pobreza y el desempleo aumentan día a día, según las encuestas.
Duhalde gobierna sin el apoyo de su propio partido en medio de la crisis económica, social y política más profunda desde la restauración de la democracia argentina en 1983.
De la Rúa también había perdido el respaldo de los partidos que enarbolaron su candidatura a la presidencia, pero se percibía entonces al Partido Justicialista como una alternativa. Ahora, no se vislumbra un recambio de partidos en el poder.
El ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, debió desmentir por segundo día consecutivo la posibilidad de un golpe de Estado con participación militar, «porque la sociedad hoy defiende la democracia y porque la conducción de las Fuerzas Armadas no lo permitiría».
Jaunarena admitió la existencia de versiones en ese sentido, pero aseguró que «la realidad (las) va a desmentir».
Una reunión del comandante del ejército, general Ricardo Brinzoni, con empresarios y banqueros alentó esas versiones. Al mismo tiempo, circularon otras sobre la existencia de un grupo de militares dispuestos a ejercer un fuerte control de las protestas sociales si una coalición civil de derecha asumía el gobierno.
Ese eventual gobierno, según esas versiones, contaría con el respaldo del gobernador De la Sota, de Menem y del ex ministro de Economía y de Defensa Ricardo López Murphy, entre otros, y tendría el propósito de dolarizar la economía, una opción rechazada por Duhalde.
El comandante del III Cuerpo de ejército, general Julio Hang, replicó que las Fuerzas Armadas son presentadas por grupos a los que no identificó como «cucos» (monstruos) para atemorizar a la población, y aseguró que los militares «no tienen ninguna capacidad de respuesta (…) a un problema de índole social».
Este miércoles, el gobierno federal y todos los gobernadores provinciales fracasaron en el intento de alcanzar un acuerdo para la reducción de gastos en las provincias, necesario para destrabar la ayuda financiera internacional.
Duhalde admitió que sería «milagroso» que ese acuerdo se alcanzara con rapidez.
Poco después de asumir, Duhalde derogó el régimen de convertibilidad monetaria, que mantuvo la cotización del peso argentino a la par del dólar por casi 11 años, y devaluó la moneda nacional. Luego, liberó el mercado cambiario y actualmente el dólar se cotiza a 2,25 pesos.
Un impuesto a las exportaciones de petróleo dirigido a aumentar los recursos del Estado aún está en discusión, y la renegociación de las dolarizadas tarifas de los servicios públicos privatizados comenzará la semana próxima, mientras el precio del combustible y de los alimentos describe una curva ascendente.
La merma de recursos fiscales llevó al gobierno a anunciar que los salarios públicos se pagarán en cuotas, mientras se multiplican las protestas por la falta de empleos y de medicamentos y por el corte de servicios estatales de salud, educación y asistencia social básica.
La recaudación está en abrupta caída desde el inicio del año, y lo mismo ocurre con el comercio y la producción, ya golpeados por cuatro años de recesión. Mientras, la restricción al retiro de dinero de cuentas bancarias agrava la iliquidez y el malhumor de los ahorradores, que realizan protestas diarias frente a los bancos.
La ayuda social, que debería incrementarse por el agravamiento de la pobreza, disminuye por falta de recursos fiscales. Este martes se registraron otra vez reclamos de alimentos por parte de pobladores pobres de la central provincia de Buenos Aires en al menos cuatro supermercados y en un frigorífico.
Estas concentracines concluyeron con represión policial y la detención de 14 personas, y sembraron en el gobierno de Duhalde temor por una posible reiteración de los saqueos y protestas del 19 de diciembre, que derivaron en la dimisión de De la Rúa al día siguiente.
Para contrarrestar esos temores, partidarios de Duhalde en la provincia de Buenos Aires convocaron para este martes una marcha de adhesión a la gestión presidencial, y se mostraron dispuestos a llamar a una consulta popular para darle mayor legitimidad. (FIN/IPS/mv/mj/ip/02