La cooperación Sur-Sur y la participación de la sociedad son fundamentales para enfrentar la desertización y la sequía en el mundo, una tarea para la que se requiere el respaldo económico del Norte, concluyeron expertos y altos funcionarios reunidos en la capital venezolana.
El III Foro de Alto Nivel sobre Cooperación entre Africa, América Latina y el Caribe, organizado por el gobierno de Venezuela y la Convención de las Naciones Unidas para Combatir Contra la Desertización (UNCCD), finalizó este miércoles con un llamado a intensificar el intercambio y estrategias conjuntas.
La reunión concentró su atención en la sequía y en la desertización, entendida como la degradación de los suelos en zonas áridas o húmedas y no como la extensión de los desiertos naturales, debido al uso inadecuado de la tierra y a cambios climáticos.
En ese marco, Venezuela y Cuba coincidieron en la necesidad de contar con financiamiento de los países industrializados para poner en marcha programas de desarrollo armónico con el ambiente, así como para contrarrestar los efectos de la desertización.
El foro forma parte de las reuniones preparatorias de la Cumbre de Desarrollo Sustentable, que se realizará en septiembre en Sudáfrica a 10 años de la llamada Cumbre de la Tierra, que tuvo como sede Río de Janeiro.
La ministra del Ambiente de Venezuela, Ana Elisa Osorio, recalcó en el encuentro que «la cooperación Sur-Sur es una herramienta para la lucha contra la desertización y la sequía», que también comprende la erradicación de la pobreza, en especial en el mundo rural.
A juicio de Osorio, los encuentros periódicos de este tipo son importantes, porque «permiten evaluar las acciones y los progresos logrados».
Esas reuniones de alto nivel entre Africa, América Latina y el Caribe, cuya primera edición se realizó en 1998 en Brasil y la segunda dos años atrás en Malí, son la expresión concreta del mandato de la UNCCD, suscrita por 176 países y que insiste en la cooperación y coordinación entre los Estados.
En Caracas se presentaron resultados de talleres de capacitación, planes de evaluación y programas de cofinanciamiento desarrollados en los últimos años.
La secretaría de la UNCCD indicó que el Foro representa una gran oportunidad para consultas directas, en las cuales los países pueden describir necesidades y capacidades, identificar socios estratégicos, evaluar y valorar sus respectivas ventajas comparativas y definir sus papeles y atribuciones específicas.
Heitor Matallo, consultor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), mencionó entre los retos de la Convención la reinserción de los ecosistemas secos en el contexto económico mundial, una mejora educativa, la participación de los grupos comunitarios y la necesidad de sensibilizar a los países donantes a esos planes.
Más allá del intercambio entre las naciones, en la cita de Caracas se abordó la cuestión de la participación de la sociedad, con el conocimiento de experiencias de comunidades que han enfrentado con soluciones propias los problemas de la sequía y el avance de los suelos desérticos.
«Las organizaciones no gubernamentales y las asociaciones comunitarias de base tienen un rol importante en la lucha contra la desertización, al hacer escuchar la voz de los pobladores de las tierras secas», aseguró el argentino Juan Luis Mérega, director de la Fundación del Sur.
Mérega añadió que es necesario «desarrollar actividades de cooperación Sur-Sur, en las cuales se horizontalice el conocimiento y las experiencias que durante años o décadas han desarrollado las poblaciones de las zonas secas del mundo».
En el foro de Caracas participaron una docena de organizaciones no gubernamentales africanas, latinoamericanas y caribeñas dedicadas a la cuestión ambiental y a la promoción del desarrollo sustentable.
Además, algunos delegados insistieron en la pertinencia de trazar políticas gubernamentales de asistencia a la mujer, como parte de los planes que aspiran detener el avance de las tierras áridas.
El ministro de Ambiente de Paraguay, Edmundo Rolón, aseguró que «a la perspectiva de género no se le ha dado suficiente importancia en el desarrollo rural sostenible, y eso lo vamos a corregir» con programas específicos de adjudicación de tierras y de ayudas económicas para la población femenina.
Aunque existe coincidencia en el diagnóstico de los problemas ambientales y sobre su repercusión social, no se ha logrado encontrar soluciones ni consensos claros, como lo evidenció en Caracas una propuesta de «cambiar naturaleza por deuda externa».
El viceministro de Ambiente de Cuba, Fabio Fajardo, precisó que propuestas de ese tipo ya se han debatido sin lograr hasta ahora el consenso necesario.
Fajardo confirmó que su país rechaza esa propuesta, al igual que Venezuela, cuyos delegados también manifestaron su desacuerdo por considerar que una opción como esa lesiona la soberanía nacional.
El representante cubano agregó que la degradación de los suelos es uno de los mayores problemas que afronta el mundo, pero, «al estar su mayor expresión en los países pobres, no ha logrado captar el interés del Norte», pese a que 176 países están comprometidas con la Convención, aprobada en París en 1994.
A su vez, el presidente venezolano Hugo Chávez, al intervenir el martes en el Foro, criticó la falta de responsabilidad de los países industrializados por entender que problemas ambientales como la desertización, que afectan a todo el mundo, tienen su origen en el modelo de desarrollo de las naciones más ricas.
«Es el nivel de vida de los países del Norte el cual está decretando la muerte del planeta», aseveró Chávez, quien ocupa la presidencia del Grupo de los 77 (G-77), el mayor foro de naciones en desarrollo en el seno de la ONU.
Chávez aseveró que como presidente del G-77 representará «la voz de nuestros pueblos del Sur», recogiendo debates como los que se dieron en Caracas para llevarlos a la reunión de marzo en Monterrey (México) sobre financiamiento al desarrollo y a la Cumbre sobre Desarrollo Sustentable de Sudáfrica.
En tanto, el secretario de la UNCCD, Hama Arba Diallo, de Burkina Faso, recalcó los nexos entre ambiente y pobreza, y dijo que deben impulsarse estrategias para combatir la desertización «como herramientas para erradicar la pobreza tan ampliamente difundida en las tierras de este mundo».
A su juicio, la cumbre de Sudáfrica constituirá un escenario importante para debatir sobre el concepto de desarrollo sustentable visto a la par que la erradicación de la pobreza.
De acuerdo con la ONU, la desertización afecta a la sexta parte de la población mundial y a la cuarta parte de la superficie de tierras del mundo. (FIN/IPS/ac/dm/en/02