AMBIENTE-COLOMBIA: Productividad se mantuvo en día sin automóvil

La ausencia de la mayoría de los automóviles particulares no resintió la productividad de las empresas de la capital de Colombia, de siete millones de habitantes, en el «Día sin carro» realizado el jueves, aseguró el alcalde Antanas Mockus.

Unos 900.000 automóviles dejaron de circular en Bogotá el jueves, así como cerca de 300.000 en la occidental ciudad de Cali, tercera ciudad del país, y en la septentrional de Valledupar, la cuarta.

En esas tres ciudades, los habitantes cambiaron los vehículos particulares por los medios de transporte público, la bicicleta o los patines.

Bogotá se convirtió este jueves en «una de las pocas ciudades del mundo que lleva a cabo una jornada similar sin haber afectado la productividad», sostuvo Mockus. En general, los centros urbanos donde se celebra un «día sin carro» lo hacen en días no laborales o detienen su producción, explicó.

La restricción rigió desde las 6:30 hasta las 19:30 hora local.

Solo 14 por ciento de los residentes en Bogotá disponen de vehículo particular. El promedio de pasajeros que viajan en los casi 900.000 automóviles privados es de 1,5. Cada año se incorporan 70.000 nuevos vehículos al parque automotor.

Si ese panorama no cambia, pronto habrá un gigantesco congestionamiento y Bogotá, quinta ciudad más contaminada de América Latina, colapsará en medio de una nube tóxica, advirtieron ambientalistas.

«Este fue un día simbólico maravilloso para crear ciudades más humanas», dijo a IPS el urbanista y presidente de la fundación Ciudad Humana Ricardo Montesuma, para quien «el automóvil es un mal necesario. Hay que usarlo bien y recordar que cada vez son más escasos dos grandes valores: el tiempo y el espacio».

La experiencia fue seguida por alcaldes de América Latina que asistieron a un taller regional sobre el día sin automóvil, realizado con apoyo de la Organización de las Naciones Unidas.

«Hay que reconsiderar los patrones de transporte. Bogotá le está mostrando al mundo que sí es posible», dijo en videoconferencia a los más de 20 delegados internacionales el experto estadounidense Eric Briton, integrante de la organización internacional Ecoplan.

Para Enrique Godoy, vicealcalde de Guatemala, la experiencia es interesante, pero no se podría «improvisar de la noche a la mañana» en muchas ciudades de América Latina.

El alcalde de Asunción Enrique Riera se mostró «sorprendido de que en una ciudad tan grande como Bogotá sus habitantes acepten dejar algunos privilegios personales como el uso del carro propio para generar este cambio».

«De una o de otra manera hoy (por el jueves) todos pensamos en Bogotá. Sabemos que si no se cambia el modelo de desarrollo, en poco tiempo esta ciudad será invivible» dijo a IPS Carmen Martínez, estudiante de la céntrica Universidad de Los Andes que llegó a su clase en bicicleta.

El estacionamiento universitario estuvo lleno de bicicletas y hasta cambió la moda. Reinaron el calzado deportivo y los zapatos bajos, en una ciudad donde las mujeres suelen ir a trabajar o a estudiar encaramadas en varios centímetros de taco.

Para Estela Otolla, administradora de una cafetería del norte de la ciudad, la situación también fue muy diferente a la cotidiana, pues ganó tiempo.

Ella vive en el otro extremo de la ciudad y cada día emplea dos horas para llegar a su sitio de trabajo y otras dos para regresar a su causa, dado el congestionamiento de las vías. Así, pierde el equivalente a media jornada laboral en el autobús.

Los comerciantes se desquitaron de una previsible caída en las ventas con promociones especiales, desde rebajas de precio hasta el pago de taxi a los clientes.

Hace dos años, el ex alcalde Enrique Peñalosa convirtió a Bogotá en la primera metrópoli latinoamericana en lanzarse a esta aventura. El 24 de febrero de 2000 se realizó el primer día sin carro, en medio de la lluvia. La ciudad no se libró de los atascos.

Ministros y ejecutivos viajaron en bicicleta, algunos se arriesgaron a utilizar el servicio público y otros aprovecharon para ir a trabajar a caballo.

La contaminación, el ruido y los accidentes disminuyeron, pero también las ventas, que se cayeron 47 por ciento.

En este tercer día sin carro, el Departamento Administrativo de Medio Ambiente (DAMA) registró una caída de 40 por ciento en la emisión de gases tóxicos, pero las ventas descendieron 44 por ciento, casi el doble que el año pasado.

Bogotá afrontó esta jornada con nueva cara: el sistema de transporte masivo TransMilenio, inaugurado hace un año, una red de ciclorrutas de 200 kilómetros, andenes y alamedas peatonales.

«La ciudad ha invertido pensando en las grandes mayorías que no tienen carro», dijo Juan Flórez, concejal y promotor del transporte alternativo. Pero formula una crítica: por falta de una tarea pedagógica, muchos no saben cómo utilizar la nueva infraestructura.

Para Montesuma, «Bogotá es un ejemplo. A pesar de la crisis de violencia, se está convirtiendo en una de las mejores ciudades de América Latina».

Según el ambientalista, lo ideal sería aumentar el número de días sin carro cada año, y propuso que en 2003 sean cuatro. El Ministerio de Medio ambiente cree que la experiencia debe hacerse a nivel nacional, y el alcalde Mockus piensa en un futuro en que los días sin carro sean seis anuales. (FIN/IPS/yf/mj/en/02

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