AFRICA AUSTRAL: Cuatro millones ante el fantasma del hambre

Cuatro millones de personas pueden ser víctimas del hambre en Africa austral, a raíz de una prolongada sequía que destruyó los cultivos, advirtieron expertos en agricultura y trabajadores humanitarios.

Se requiere urgente asistencia alimentaria principalmente en Malawi, Zambia y Zimbabwe hasta la próxima cosecha de mediados de abril, aseguró el miércoles la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Cientos de miles de personas dependen así mismo de la ayuda alimentaria en Lesotho, Mozambique y Swazilandia.

La grave falta de alimentos se manifiesta en zonas urbanas y rurales de Malawi, Zambia y Zimbabwe, donde son escasas las reservas de maíz, el alimento básico de la región, por las pésimas cosechas y los retrasos en la importación de cereales.

La cosecha de maíz cayó el año pasado a 13,5 millones de toneladas, un cuarto menos que en 2000 y muy inferior al promedio del último quinquenio, según la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En enero los precios del cereal se dispararon, haciendo imposible su compra para grandes sectores de población de varios países, informó la FAO durante el Taller Consultivo sobre Aprovisionamiento y Distribución de Fertilizantes en Africa Austral, que se inició el miércoles en Harare.

«La región experimenta una sequía que puede convertirse en memorable», sostuvo Reginald Mugwara, del grupo de estudios Sector de Alimentos, Agricultura y Recursos Naturales de Africa Austral, con sede en Zimbabwe, uno de los organizadores del taller que concluirá este viernes.

«Si la actual falta de alimentos no fuera suficiente, las perspectivas del mercado para este año y el próximo se ven ensombrecidas por las dificultades económicas relacionadas con la escasez de cereales y la sequía», agregó Mugwara.

La demanda de cereales en los 14 estados de la Comunidad para el Desarrollo de Africa Austral (SADC) crecerá de 24,4 millones de toneladas en 1996 —cuando la producción cerealera era de 26,4 millones de toneladas y en la región habitaban 124 millones de personas— a 49,5 millones de toneladas en 2025, cuando la población será de 252 millones, según Mugwara.

«La inseguridad alimentaria se profundizó en los últimos años en la SADC, pues el crecimiento de la producción agrícola se mantuvo en 1,5 por ciento anual, muy bajo para cumplir con las demandas de una población que crece tres por ciento al año», explicó el experto.

La incertidumbre sobre el régimen de tenencia de la tierra y las perimidas técnicaa agrícolas elevaron el costo de los alimentos y minaron la base económica de las naciones.

Zimbabwe, bajo los efectos de una sequía que afectó la actual cosecha, decidió importar 200.000 toneladas de maíz de Sudáfrica para alimentar a 558.000 personas, pero hasta ahora sólo han llegado al país 4.280 toneladas, informó el ministro de Agricultura, Joseph Made.

El opositor Movimiento para el Cambio Democrático había advertido que se agravaría la escasez de granos, pero el gobierno replicó que las reservas cerealeras nacionales eran adecuadas.

El área sembrada se redujo 10 por ciento respecto de 2001, según el Departamento de Agricultura y Servicios Técnicos y de Extensión y la Unión de Agricultores Comerciales.

Lesotho, Malawi, Swazilandia y Zambia también están comprando maíz sudafricano.

Mozambique, que padeció la peor inundación de su historia a comienzos de 2000, solicitó ayuda alimentaria internacional para asistir a 170.000 personas. Las operaciones de emergencia alimentaria se extenderán hasta fines de marzo, con un costo adicional de cuatro millones de dólares.

Pero faltan recursos para cumplir estas metas, advirtió esta semana el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU. Hasta ahora la agencia ha recibido sólo 900.000 dólares.

«Por el efecto acumulativo de las inundaciones en la producción de alimentos, muchas familias que ya padecían inseguridad alimentaria no tienen suficientes reservas para llegar a la próxima cosecha», explicó la representante del PMA en Mozambique, Angela van Rynbach.

La distribución de alimentos ya se inició en Malawi, Zambia y Zimbabwe, pero se necesitan más compromisos para evitar que se interrumpa la asistencia, sostuvo el PMA.

«La crisis de la producción de alimentos y el bajo crecimiento económico que afectan desde hace décadas a muchos de nuestros países se deben no sólo a catástrofes naturales, sino a decisiones políticas que enmarcan las opciones de los agricultores», sostuvo Ngoni Masola, funcionario del Ministerio de Agricultura de Zimbabwe.

«La baja productividad obedece a la pobre capacitación agrícola, a la imposibilidad de acceder a insumos técnicos, a la falta de capital, a la mala infraestructura y a la inadecuada provisión de servicios de respaldo y comercialización», concluyó. (FIN/IPS/tra-eng/hks/mn/dc/dv/02

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