El presidente ugandés Yoweri Museveni pedirá esta semana en Jartum a su par sudanés Omar al Bashir la deportación de Joseph Koni, líder de un grupo rebelde que opera en el norte de Uganda y tiene bases en el sur de Sudán.
Museveni acusó a Jartum de respaldar al Ejército de Resistencia del Señor de Koni y a las Fuerzas Democráticas Aliadas, que actúan en el oeste de Uganda.
Según el mandatario ugandés, el líder islámico Hassan al Turabi respaldó a los rebeldes con la colaboración del extremista saudí Osama bin Laden, quien vivió en Sudán a mediados de la década de 1990.
Bin Laden es el principal sospechoso de los atentados del pasado 11 de septiembre en Nueva York y Washington, que causaron la muerte a más de 3.000 personas.
Por otra parte, Sudán acusa a Uganda de respaldar al Ejército de Liberación Popular de Sudán (SPLA), que lucha contra el gobierno central islámico por la autonomía del sur sudanés, de mayoría cristiana animista.
En su discurso de año nuevo, Museveni dijo que su gobierno está ahora «cooperando» con el gobierno sudanés y con sus «aliados internacionales para garantizar que ese criminal (Kony) sea trasladado desde el sur de Sudán, como acordé con el general Bashir hace algunos años en Nairobi».
La guerra civil en el norte de Uganda, estallada en 1987, ha provocado el desplazamiento de unas 600.000 personas. En el oeste, unas 150.000 personas fueron desplazadas, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
Los distritos más afectados por la guerra son Bundibugyo, Gulu, Kabarole, Kapchorwa, Kasese, Katakwi, Kabale and Kitgum.
Desde 1997, se registraron 43 atentados con bomba en Uganda, principalmente en su capital, Kampala. Al menos 80 personas resultaron muertas y 262 heridas, además de la destrucción masiva de propiedades, según un informe publicado en el diario ugandés Monitor.
El informe también reveló que 33 sospechosos de terrorismo han sido arrestados y procesados, y que se han recuperado materiales para la confección de bombas.
Esta será la primera visita de Museveni a Sudán desde que las relaciones bilaterales fueron interrumpidas en 1995 a raíz de acusaciones mutuas de respaldo a sus respectivos grupos rebeldes.
La secretaria de Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, Clare Short, presidirá el histórico encuentro entre ambos mandatarios.
También viajarán a Jartum esta semana los presidentes de Eritrea, Kenia, Etiopía, Djibouti, Somalia, Uganda y Sudán para la novena cumbre de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, el organismo regional que actúa como mediador para la paz en la turbulenta región.
«Esperamos que (el gobierno de Sudán) sea ahora un mejor socio que en el pasado», expresó John Nagenda, portavoz de Museveni.
«Esta vez, Jartum estará bajo presión de otros países poderosos para tomar medidas», añadió.
Nagenda dijo a IPS desde Kampala que Uganda prevé un año más pacífico que los anteriores debido a los últimos éxitos militares de su gobierno y a una amnistía ofrecida a los rebeldes.
En 2001, el gobierno intensificó la preparación militar de las Fuerzas de Defensa del Pueblo de Uganda, que erradicó a la insurgencia en la región montañosa occidental de Ruwenzori, sobre la frontera con la República Democrática de Congo, destacó Nagenda.
La ley de amnistía aprobada el año pasado por el parlamento, agregó, también está dando sus frutos.
Según el portavoz, cientos de combatientes del Ejército de Resistencia del Señor se rindieron, lo cual debilitó «gravemente» las bases del movimiento en el norte de Uganda.
Museveni afirmó en su discurso de fin de año a la nación que el ejército «pacificó definitivamente» la región de Ruwenzori mediante la destrucción de las bases rebeldes en el oeste de Uganda, lo cual permitirá el retorno de los desplazados a sus hogares. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/mlm/ip/02
